Tras tomar el poder en Rusia en 1917, los bolcheviques no tenían intención de pararse ahí. Sus planes eran mucho más ambiciosos que la construcción del socialismo en un solo país: el comunismo debía llegar a todo el mundo.
Según la ideología marxista, una vez iniciada la revolución en un país, ésta se extendería inevitablemente a otros, conduciendo finalmente a la dominación política del proletariado en todas partes. “La revolución socialista en Europa debe venir y vendrá”, escribió Lenin en enero de 1918: “Todas nuestras esperanzas en la victoria final del socialismo se basan en esta certeza y en esta previsión científica”.
Los bolcheviques apoyaron activamente a los movimientos revolucionarios de otros países y les proporcionaron una amplia ayuda siempre que fue posible, incluso a través de la Comintern, una organización internacional que unía a los partidos comunistas de varios países.
La guerra soviético-polaca (1919-1921) fue una excelente oportunidad para llevar el bolchevismo a otros lugares. “A través del cadáver de la Polonia blanca se encuentra el camino hacia la conflagración mundial. ¡En las bayonetas llevemos la felicidad a la humanidad trabajadora! ¡Al Oeste”, decía la orden del comandante del Frente Occidental, Mijaíl Tujachevski.
La inesperada y dura derrota del Ejército Rojo en Varsovia en agosto de 1920 puso fin tanto a la victoria en la guerra como a la idea de exportar la revolución a los países europeos por medios militares. Al mismo tiempo, las fuerzas revolucionarias rojas del mundo en ese momento estaban fracasando, y las “repúblicas soviéticas” que surgieron en Alemania, Hungría, Rumanía, Eslovaquia e Irán resultaron frágiles y de corta duración. Además, Moscú pronto se dio cuenta de que no podía prescindir de las relaciones diplomáticas y comerciales con Occidente.
Desde mediados de los años 20, las ideas de la revolución mundial, el ataque militar a los países capitalistas y el apoyo abierto a los movimientos revolucionarios desaparecieron de la retórica de la dirección soviética. La URSS comenzó a actuar de forma más encubierta y cuidadosa en la difusión del comunismo en el mundo.
“...y ¡viva la revolución socialista en todo el mundo!" 16/IV. Llegada de Lenin a Petrogrado, 1917.
“El camarada Lenin está limpiando la tierra de impurezas”.
“Comintern. Proletarios de todos los países, ¡uníos!”
“Muerte al imperialismo mundial”.
“La República Federal Soviética Socialista de Rusia. Proletarios de todos los países, ¡uníos! Del fuego de la revolución surgen los voluntarios rojos que son el miedo de la burguesía mundial”.
“Proletarios de todos los países, ¡uníos!”
“Los pueblos oprimidos de las colonias se levantan bajo la bandera de la revolución proletaria para luchar contra el imperialismo”.
Pronto el mundo entero será nuestro.
Internacional.
“¡Viva la Internacional Comunista!”.
“El camino hacia octubre. Proletarios de todos los países, ¡uníos! ¡Viva la unión de obreros y campesinos! Hacia la revolución mundial.”
“Proletarios y pueblos oprimidos del mundo, ¡levántense por el octubre mundial!”
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