Cuando la RAF británica combatió en territorio de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial

F/O B.J. Daventry, Fotógrafo oficial de la Real Fuerza Aérea
Gracias en gran parte a los esfuerzos de la Royal Air Force, el Ártico ruso se convirtió en la única sección del frente oriental en la que la Luftwaffe de Hitler no pudo hacerse totalmente con el control del espacio aéreo.

A pesar de ser aliados contra la Alemania nazi, el Reino Unido y la Unión Soviética, los soldados de ambas naciones rara vez lucharon codo con codo en el campo de batalla. Los dos ejércitos lucharon en teatros de operaciones muy distantes entre sí, cumpliendo sus propios objetivos. Sin embargo, se llevaron a cabo operaciones conjuntas. Los barcos rusos escoltaron los convoyes árticos británicos dirigidos a los puertos soviéticos, y participaban en operaciones contra Irán, entonces aliado del Tercer Reich. Uno de los episodios más memorables, pero a menudo olvidados, de la historia de la cooperación entre la Unión Soviética y la RAF fue su lucha conjunta contra los alemanes y los finlandeses en la región de “Zapoliarie” ("Ártico").

En defensa del norte de Rusia

Cuando el 22 de junio de 1941 Alemania lanzó su invasión de la URSS, Stalin y Churchill dejaron temporalmente sus disputas para centrarse en conseguir la victoria sobre un enemigo común. Se tomó la decisión de transportar armas británicas al Ejército Rojo a través del Océano Ártico.

El puerto más cercano del Ártico capaz de recibir los envíos británicos estaba situado justo en la puerta trasera de Finlandia: Múrmansk. Y su pérdida podría haber llevado al colapso de todo el sistema de ayuda bélica.

Para reforzar las defensas de Múrmansk, y con el propósito de entrenar a los pilotos soviéticos en volar los aviones británicos de combate Hurricane, Londres inició la operación “Benedict”,  una forma de transportar a los pilotos de combate británicos hasta la Unión Soviética. Como parte de la operación, 30 pilotos británicos y unos 500 ingenieros, técnicos, operadores, traductores, médicos y otros especialistas en diversos campos formaron la unidad Nº 151 de la Royal Air Force.

Amigos muy esperados

El grueso de las fuerzas británicas llegó a la URSS con el primer convoy, el “Derviche”, el 31 de agosto de 1941. Trajeron con ellos 15 Hurricane desmontados a bordo de barcos de carga, y otros 24 aviones que llegaron poco después, el 6 de septiembre, listos para el combate a bordo del portaaviones “Argus”.

Los aliados fueron recibidos con la clase de bienvenida adecuada para una recepción real, o al menos lo que las condiciones permitían. Fueron habituales la visita a las banya, mientras que la mejor comida disponible se servía en la cena.

“Había mucha comida, y no cualquiera, sino buena comida: caviar, salmón ahumado, jamón enlatado finlandés, blini, chocolate, cereza enlatada y kompot de ciruela”, recordaría el piloto Tim Elkington  citado (en ruso) por Mijaíl Zhirojov en 'Ases sobre la tundra' (2011).

Mientras tanto, en Arcángel y Múrmansk, la población civil ya vivía bajo un régimen de raciones reducidas de alimentos.

Los británicos, sin embargo, no estaban allí de vacaciones. Celebraron sesiones diarias de entrenamiento con los aspirantes soviéticos a pilotos de Hurricane. En poco tiempo, cuatro regimientos aéreos estaban listos para luchar en el frente el carelio. Esos pilotos transmitirían lo aprendido al resto de los frentes que esperaban la llegada de las armas británicas.

Los propios británicos se asombraron de la valentía de los rusos, especialmente de su intrepidez para salir en misiones sin importar el clima, y eso incluía operar en medio de tormentas de nieve, algo que la RAF nunca hubiera intentado. “Es como si no tuviera miedo. Él era muy, muy bueno, o simplemente estaba loco. No estoy del todo seguro”, se cita a Eric Carter (en ruso) hablando sobre el piloto ruso Borís Safonov, con 25 victorias confirmadas contra el enemigo.

Hermanos de armas

Aunque jugaban un papel central en el entrenamiento de los soviéticos para volar sus aviones de combate, los británicos no estaban dispuestos a mantenerse en un segundo plano. A principios de septiembre, los Hurricane del Ala 151 surcaron los cielos. En el transcurso de los meses siguientes, los británicos se enfrentaron a la aviación nazi y finlandesa en combates aire-aire, al tiempo que actuaban como apoyo a los bombarderos rusos y a los barcos de la Flota del Norte, encargados de proteger a Múrmansk de los bombardeos enemigos. El enemigo se dio cuenta rápidamente de que se trataba de pilotos de la RAF curtidos en la batalla, que habían venido a ayudar a los rusos. Como resultado de la pérdida de 15 aviones a manos del Ala 151, la Luftwaffe se vio obligada a reducir la actividad en la región.

“Vinieron aquí a luchar, y están luchando como verdaderos soldados, desinteresados y disciplinados... Cuando entran en batalla, los ingleses luchan a la par de mis águilas. Tal vez alguien pueda, pero yo no puedo pensar en un mejor elogio que este”, dijo uno de los comandantes soviéticos a los periodistas de Moscú en el frente en 1941.

El regreso a casa

En noviembre de 1941, la misión del Ala 151 en el Ártico ruso llegó a su fin. Mientras los británicos navegaban de regreso a Inglaterra, fueron escoltados por un regimiento de Hurricane que lucían en sus alas la insignia de la Estrella Roja.

Pincha aquí para leer cómo una ‘flota de lunáticos’ rusos estuvo a punto de desatar una guerra con Gran Bretaña. 

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