Así fue el origen de las Fuerzas Especiales de Rusia

Foto de archivo
¡También llamados spetsnaz estos comandos se encuentran entre los más listos para el combate. Se crearon durante la Primera Guerra Mundial y tenían una bandera con una calavera y provocaron el pánico entre las tropas alemanas de la región del Báltico.

La palabra spetsnaz no requiere traducción ya que se ha empezado a usar en muchos idiomas del mundo para referirse a las altamente efectivas fuerzas especiales de la Rusia moderna.

A menudo se cree que las fuerzas especiales se establecieron en la URSS. Aunque en realidad la historia de su origen es un poco más antigua.

Los primeros combatientes

En octubre de 1915, un teniente del octavo regimiento finlandés, Leonid Punin, tuvo la idea de crear una unidad de sabotaje y reconocimiento capaz de “perturbar el buen funcionamiento de los servicios de retaguardia de los ejércitos alemanes y desorganizarlos”. A los comandantes les gustaba la idea de una unidad que causara estragos y horror tras las líneas enemigas, así que la aprobaron.

Leonid Punin

Obviamente este tipo de unidades ya existían antes. Tomemos, por ejemplo, el destacamento de guerrilleros liderado por Denís Davidov que luchó en la guerra de 1812. Pero fueron los soldados de Punin los que, por primera vez en la historia de Rusia, fueron llamados oficialmente “un destacamento con objetivos especiales”.

Sin embargo, muchas cosas habían cambiado desde las guerras napoleónicas, y llevar a cabo una incursión detrás de las líneas enemigas, cuando la línea de frente era amplia y había alambre de espino por doquier no era nada fácil. Los comandos de Punin tuvieron que aprender el arte de penetrar sigilosamente en las posiciones enemigas y asestar dolorosos golpes dirigidos contra el enemigo.

Lo mejor de lo mejor

El destacamento de Punin, que operaba en el territorio de la actual Letonia, se llamaba oficialmente la Unidad de Propósitos Especiales del Cuartel General del Frente Norte y estaba integrado por más de 300 personas. Muchos de ellos eran cosacos. Por ello, el comandante Leonid Punin fue premiado con el título de atamán, aunque él mismo no era cosaco. Según Olga Joroshilova, que investigó la historia del destacamento, el movimiento tenía como objetivo ayudarle a ganar respeto entre sus subordinados. El plan funcionó: Los soldados de Punin no lo llamaron de otra manera que atamán.

El destacamento multiétnico contaba en sus filas con rusos, ucranianos, buriatios y letones. Los principales criterios de selección eran una buena forma física y experiencia en el combate. Además, algunos de los soldados hablaban bien el polaco, el lituano, el letón y el alemán, lo que era vital para sus operaciones en los territorios ocupados por los alemanes.

La unidad estaba armada con cuchillos y rifles alemanes, ya que la única manera de reponer la munición una vez que estaba en una misión era tomarla de los convoyes y almacenes enemigos capturados. El destacamento no tenía sus propios convoyes de suministros ya que tenían que viajar ligeros. También podían seleccionar los caballos más fuertes y robustos.

El estandarte del destacamento era un gran trozo de seda negra. Por un lado, tenía el cráneo y los huesos y una inscripción que decía: “Jinetes, llevad la muerte a Alemania”; y en el otro, una imagen de San Jorge Victorioso matando una serpiente con una lanza.

Trás las líneas enemigas

Los soldados de Punin penetraron en los territorios ocupados, se enfrentaron al enemigo en escaramuzas, capturaron prisioneros, de los que podían obtener información valiosa. Su tarea era averiguar la ubicación exacta y los planes del enemigo, obtener importantes documentos secretos, crear una tensión constante para los alemanes, obligándolos a arrastrar tropas del frente a la retaguardia.

También trabajaron activamente con la población local: distribuyeron folletos de propaganda, reclutaron letones, creando una red de inteligencia en la retaguardia alemana.

Si era necesario, el destacamento podía dividirse en diez pequeños grupos, de hasta 25 personas en cada uno, que, cumpliendo su propia misión, se extendían por el territorio enemigo. El destacamento tenía siete demoledores, cuya tarea era destruir las líneas de comunicación enemigas.

Además de llevar a cabo operaciones de sabotaje selectivo, la unidad de Punin participó y se mostró muy bien en las grandes batallas, como la defensa de Riga y las sangrientas batallas de Navidad.

El teniente Leonid Punin fue asesinado el 1 de septiembre de 1916 cerca de un pequeño pueblo al oeste de Riga. En su memoria, su destacamento pasó a llamarse oficialmente la Unidad de Propósitos Especiales Atamán Punin.

La Revolución

La Revolución de febrero de 1917 y el rápido colapso del ejército ruso que la siguió no afectaron particularmente a los miembros de las spetsnaz. Una visita de sus representantes al nuevo gobierno ruso en Petrogrado fue un éxito y garantizó que la unidad de Punin continuara.

Junto con los fusileros letones, con los que a menudo llevaban a cabo operaciones conjuntas, la unidad de Punin seguía siendo quizás la única unidad militar preparada para el combate en la región del Báltico. Incluso trataron de restablecer la disciplina militar en las unidades regulares que habían sido víctimas de la propaganda revolucionaria.

Las divisiones internas comenzaron en el destacamento en septiembre de 1917, y la Revolución Bolchevique enfrentó a las facciones opuestas entre sí.

Algunos oficiales y soldados se unieron al movimiento blanco antibolchevique, mientras que el propio destacamento se puso del lado de los bolcheviques y, hasta su disolución en febrero de 1918, fue de hecho la primera unidad spetsnaz del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos.

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