Cuando los Tu-95 de la URSS espiaron a los buques de la Armada británica en Malvinas

Bombardero soviético Tu-95RT, 1983.

Bombardero soviético Tu-95RT, 1983.

Dominio público
Durante la guerra de las Malvinas el destacamento de bombarderos Tu-95 de la Armada soviética, desplegado en Angola desde 1977, se encargó de seguir a la Flota británica, estudiar su composición y formación, tomar fotografías de sus buques y recoger inteligencia electrónica sobre estos.

Misión en Angola

Los Túpolev Tu-95 (designación OTAN: Bear) desplegados por el 392º Regimiento Aéreo Independiente de Reconocimiento a Larga Distancia de la Armada soviética en el aeropuerto de Luanda (Angola), contaban con excelentes radares y equipos electrónicos. Además, sus tripulaciones, tenían experiencia en interactuar con buques de superficie y submarinos. Algo normal, dado que una de sus misiones era la de buscar blancos para los misiles antinavío de largo alcance que estos portaban.

Desde su base en Angola, los Tu-95 monitorizaban el tráfico mercante que, pasando por el cabo de Buena Esperanza, se dirigía al hemisferio norte. Sin embargo, el estallido de la guerra de las Malvinas hizo que este destacamento se volviese especialmente activo.

Tu-95 soviético, 1984.

Vigilados por los osos

Algunos marinos británicos recuerdan todavía la figura de los imponentes Tu-95 pasando a gran altura sobre sus barcos mientras se acercaban a la zona de combate en Malvinas. ¿Pero de donde salían aquellos aviones rusos? Desde el año 1977, los veteranos aviones (el primer vuelo de este bombardero se produjo en 1952) operaban desde la antigua colonia portuguesa de Angola. El espionaje no llegaba sólo desde la órbita terrestre.

Y es que, según el libro Fidel, Fútbol y Malvinas del presentador y analista político Sergey Brilev, basado en la información extraída de entrevistas con militares de la URSS, el apoyo soviético a Argentina no se limitó a suministrar a sus militares datos obtenidos por los satélites Kosmos-1365, 1368 y 1372. Brilev afirma en su obra que los soviéticos utilizaron además a estos aviones de inteligencia Tu-95 para seguir a la Task Force enviada por Margaret Thatcher al Atlantico Sur, en el área entre el golfo de Vizcaya y el Ecuador.

Espiando al Hermes

A veces, los gigantescos aviones soviéticos volaban a una altura de tan solo 30-40 metros por encima de los buques de la Marina Real. El coronel soviético Gueorgui Bulbenkov confirmó su participación en estos vuelos bajos al medio digital Sovsekretno.ru. Bulbenkov describió, por ejemplo, como además de con fotografías aéreas, también se espió al portaaviones británico HMS Hermes mediante seguimiento radio-técnico, en el que se escuchaba, registraba, descodificaba y analizaba “todo lo que irradian los barcos al aire”.

Portaaviones británico HMS Hermes.

También se espió a los barcos británicos a su regreso al Reino Unido. “Se nos informó de que el portaaviones HMS Hermes había sido alcanzado por misiles argentinos y que podría tener que entrar en dique seco para ser reparado durante mucho tiempo”. Oficialmente, los británicos no reconocieron ningún daño causado a este buque por aviadores argentinos, si bien este entró en reparaciones durante cuatro meses, hasta noviembre de 1982.

Interceptado

Durante el vuelo de observación sobre el portaaviones británico HMS Hermes, mencionado por Gueorgui Bulbenkov, el avión espía ruso fue interceptado por un avión Phantom FRG.2 del Escuadrón 29 de la RAF, que despegó desde el aeropuerto Wideawake, en la isla de Ascensión.

Portaaviones HMS Hermes y buque de transporte RFA Tidespring desde el Tu-95 del coronel Bulbenkov.

Al terminar el conflicto, los “Osos” volvieron a sus tareas habituales y, años después, dejaron de volar desde Angola.

¿Se transmitió la información conseguida por los Tu-95 a los escuadrones de ataque argentinos? ¿Si así fue, les sirvió de algo? Habrá que esperar a que se desclasifiquen todos los archivos que, casi 40 años después, siguen siendo material reservado.

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