Marshrutka, un vehículo de alta velocidad en Moscú
Kirill Kallínikov/SputnikLa frase más común que oirás en una marshrutka es: “Pásale tu dinero al conductor”. Así es como se paga un viaje si vas sentado en la parte de atrás: dando tu dinero a los desconocidos que tienes delante y pidiéndoles que pasen el efectivo o las monedas al conductor. Esto ha dado lugar incluso a un nuevo modismo y a un chiste cuando te encuentras en el coche de un amigo y éste bromea: “Pásale tu dinero al conductor”.
Un conductor de marshrutka es una especie de superhombre: con una mano conduce y al mismo tiempo grita algo por el móvil. Con la otra mano recibe el pago, torciendo el brazo de forma antinatural, calcula la suma total al peso y luego devuelve el cambio, sorprendiendo a los pasajeros con la flexibilidad de su brazo.
Todo esto ocurre a gran velocidad, lo que a veces resulta bastante peligroso.
En 2016 el ayuntamiento de Moscú prohibió todos los negocios privados de marshrutka. Ahora hay sobre todo autobuses azules y minibuses en los que se puede viajar comprando una tarjeta de transporte de la troika. Pero las marshrutkas volvieron a reaparecer, conectando los suburbios de la ciudad con zonas lejanas de la región de Moscú.
En la mayoría de las demás regiones rusas la marshrutka sigue siendo legal, y a menudo hay muchas rutas entre regiones vecinas que son mucho más rápidas y baratas que los grandes autobuses o trenes.
Las marshrutkas y sus conductores suelen ser objeto de burla en la cultura popular rusa. Por ejemplo, los carteles informativos de estos vehículos suelen ser humorísticos, con textos como: “10 minutos de miedo y ya está en casa. El viaje en la montaña rusa cuesta 50 rublos”; u otro que se inspira en el logotipo revolucionario de 1917: “¡La tierra para los campesinos! ¡Fábricas para los obreros! Dinero para el conductor”. También puede haber advertencias como: “No des un portazo, la puerta puede romperse y caerte en el pie”.
Como una marshrutka no se detiene en todas las paradas, el conductor pide a los pasajeros que griten más fuerte cuando hay que parar, porque si no, no te oye y pierdes la parada.
La velocidad extrema de la conducción de los marshrutka también es objeto del humor ruso, y el popular programa de televisión El Club de la Comedia compuso una canción sobre un conductor de marshrutka que participaba en las carreras de Fórmula 1 en Sochi.
Con “frenos chirriantes” y “neumáticos humeantes”, un habitante de Sochi deja llorando a Fernando Alonso, adelantándole a una velocidad de 300 km/h en el lado opuesto de una serpenteante carretera de montaña.
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