Ded Moroz y Snegúrochka en una fiesta de Año Nuevo en un jardín de infancia, 1974.
Víktor Chernov/SputnikEn la Unión Soviética no existía la tradición de celebrar las fiestas con disfraces (como Halloween, por ejemplo), pero, en cada celebración de Nochevieja, todas las madres pasaban noches cosiendo y confeccionando disfraces para sus hijos. Copos de nieve, peces dorados, héroes de cuentos de hadas, liebres y zorros: estos eran los personajes más populares de los que se disfrazaban los niños soviéticos.
Aquí se puede ver una de las primeras fiestas de Nochevieja con un árbol decorado en una escuela uzbeka, hacia 1936. Los niños van disfrazados de Sherezade, Ded Moroz (Papá Noel ruso) y trajes nacionales. Los niños sostienen dos pancartas que dicen: “Gracias a Stalin por nuestra feliz infancia”.
Las celebraciones de Nochevieja eran, en primer lugar, consideradas unas fiestas para niños, no para adultos. Y la fiesta principal de Nochevieja se organizaba en la Casa de los Sindicatos, que albergaba muchos actos del Partido Comunista.
La parte principal del espectáculo eran las escenas con Ded Moroz. Los niños le contaban lo bien que se habían portado durante el año y recibían un regalo del Papá Noel ruso.
Uno de los disfraces más populares y fáciles de hacer era el de copo de nieve. Bastaba con recortarlo en papel y pegarlo en la cabeza.
Otro disfraz muy extendido era el de liebre blanca...
...¡o pájaros!
Los niños también se disfrazaban de campesinos rusos y hacían jorovod (un baile popular ruso) alrededor del árbol de Año Nuevo.
¿Adivinas de qué animales van disfrazados estos niños?
¿Y éstos?
Tras el estreno de la película soviética de culto D'Artagnan y los tres mosqueteros a finales de los años 70, muchos chicos soviéticos eligieron vestirse de mosqueteros para Nochevieja.
Cuanto más oropel brillante (que era muy asequible), ¡mejor!
Y, por supuesto, vestirse de cosmonauta siempre fue popular, ya que muchos niños soviéticos soñaban con convertirse en uno.
Mientras que el Papá Noel occidental tenía elfos y ciervos como ayudantes, el Ded Moroz ruso contaba con la ayuda de su nieta Snegúrochka (literalmente, Doncella de las Nieves). Y a las niñas les encantaba disfrazarse de ella.
Incluso los más pequeños participaron en los festejos matutinos, recitando pequeños poemas en voz alta, bailando o representando escenas de cuentos de hadas. En la foto, una Caperucita Roja.
Vestirse con los trajes nacionales de los pueblos étnicos de las repúblicas soviéticas también era algo muy popular, prueba del lema “Amistad de las naciones”.
Algunos escolares también inventaban sus propias versiones de los disfraces, ya fueran trajes nacionales con un kokóshnik o vestidos de personajes literarios.
En la Rusia moderna, la tradición ha continuado y, a pesar de que ahora hay una enorme variedad de disfraces entre los que elegir, ¡pero las liebres y las caperucitas siguen siendo los personajes más populares!
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