14 de octubre, así fue el día más duro de la batalla de Stalingrado para las tropas soviéticas

Gueorgui Zelma/Sputnik
Este día se decidió el destino no sólo de la famosa ciudad del río Volga, sino de toda la guerra.

A mediados de octubre, el 6º Ejército alemán del general Friedrich Paulus ya controlaba una parte importante de Stalingrado. Sin embargo, el 62º Ejército soviético del general Vasili Chuikov aún mantenía varias manzanas de la ciudad y cabezas de puente en la orilla del río, y seguía mostrando una feroz resistencia.

Con la intención de capturar Stalingrado antes de la llegada del frío, el mando alemán programó el asalto decisivo para el 14 de octubre. Se desplegó un poderoso grupo de ataque de tres divisiones de infantería y dos de tanques en un frente de sólo 5 km.

El asalto a las posiciones soviéticas fue precedido por una preparación aérea y artillera a gran escala. En total, los bombarderos de la Luftwaffe lanzaron más de 2.500 proyectiles aquel día.

"Los motores de los bombarderos rugían mientras caían en picado, las bombas aullaban, los proyectiles de los cañones antiaéreos estallaban en el aire y sus trayectorias punteaban el cielo", recordaba Chuikov. “Todo alrededor zumbaba y se desgarraba... A lo lejos, los muros de las casas se derrumbaban, los cascos de los talleres de las fábricas de tractores ardían". 

Los combates más encarnizados y sangrientos tuvieron lugar en la zona de la fábrica de tractores y de la fábrica Barrikadi, situada a orillas del río Volga. Pequeños grupos de soldados soviéticos, al verse rodeados, continuaron frenando las acciones del enemigo.

A las tres de la tarde, los tanques alemanes se encontraban a sólo 300 metros del puesto de mando de Chuikov y atacaron a la compañía de guardia del cuartel general. "Si el enemigo hubiera podido acercarse aún más, habríamos tenido que luchar nosotros mismos contra los tanques alemanes", recordó el comandante. 

El Ejército Rojo resistió la primera embestida, aunque durante los días siguientes los alemanes consiguieron apoderarse de la fábrica de tractores a costa de grandes pérdidas, abrirse paso hasta el Volga y dividir las fuerzas del 62º Ejército. Sin embargo, no pudieron romper y destruir las tropas que defendían la ciudad.

Incluso presionadas contra el río y bloqueadas por tres lados, las unidades soviéticas siguieron luchando y manteniendo sus posiciones durante un mes más, hasta que el Ejército Rojo lanzó una contraofensiva a gran escala.

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