En Rusia se tiran cada año unos 70 millones de toneladas de residuos, un peso comparable al de 12 Grandes Pirámides de Giza. Sólo la superficie de los vertederos oficiales aumenta en 400.000 hectáreas al año, lo que es más que el territorio de Moscú y San Petersburgo juntos. Si no se hace nada, al final de la década esta superficie será el doble del tamaño del mar de Azov.
Por suerte, parece que el Gobierno se toma en serio la solución de este problema: en 2018 se puso en marcha un proyecto nacional llamado "Ekologia". Lo más importante de este plan es la creación de un sistema sostenible de gestión de residuos sólidos urbanos. Para 2024, está prevista la creación de 220 nuevos complejos modernos para el procesamiento, el almacenamiento y la eliminación de residuos. Además, para 2030, la cantidad de residuos enviados a los vertederos deberá reducirse a la mitad, mientras que el 100% de ellos se clasificará, allanando el camino para un mejor sistema de reciclaje.
Al final de la década, más de un tercio de lo que se considera basura doméstica tendrá una segunda vida, convirtiéndose en materia prima de nuevos artículos útiles. Por ejemplo, con 400 latas de aluminio se puede fabricar una bicicleta para niños y con sólo 25 botellas de plástico se puede hacer una chaqueta de lana. En la actualidad, sin embargo, sólo se recicla entre el 5 y el 7% de los residuos en Rusia.
En un futuro próximo, "Ekologia" elaborará un mapa con información sobre los puntos de recogida de residuos más cercanos, para que cada persona pueda encontrar rápidamente dónde puede deshacerse del vidrio, el papel, las pilas, etc. a poca distancia en su región. Además de facilitar el reciclaje a los ciudadanos, "Ekologia" también pretende educar a los rusos en la importancia de conceptos como el consumo sostenible, la circularidad y el residuo cero, para que se produzcan menos residuos en primer lugar.
Largo camino por recorrer para la correcta eliminación de los residuos electrónicos
Los residuos electrónicos (e-waste) comprenden diversas formas de equipos eléctricos y electrónicos que han dejado de tener valor para sus usuarios o ya no satisfacen su propósito original. Estos residuos son el resultado del avance de la tecnología, que deja atrás viejos ordenadores, portátiles, televisores y otros dispositivos electrónicos que requieren métodos especializados de reciclaje debido a los subproductos tóxicos. La mayor parte de los residuos electrónicos del mundo se reciclan en los países en desarrollo, donde son habituales los montajes informales y peligrosos para la extracción y venta de metales.
Desde el 1 de marzo de 2022, está prohibido tirar electrodomésticos, unidades de sistemas informáticos o discos duros en los contenedores de basura normales en Rusia. Estos artículos deberán ser reciclados. Sin embargo, todavía no se han creado todas las infraestructuras necesarias para cumplir la nueva normativa.
"Hay muy pocos puntos de reciclaje para la recogida de electrodomésticos en las regiones de Rusia. En la actualidad, existen ciertas dificultades a la hora de enviar a reciclar aparatos como televisores, frigoríficos, ordenadores y otros equipos. Hay varias empresas y compañías que recogen estos bienes de los rusos, luego separan el valioso metal del plástico y entregan todas las piezas para su reciclaje", afirma Yulia Totskaia, redactora jefe de ecowiki.ru (una plataforma en línea para promover un estilo de vida respetuoso con el medio ambiente y hacer crecer la comunidad ecológica en Rusia).
Las autoridades municipales deberían crear puntos de recogida de residuos electrónicos. Según Totskaia, basta con uno o dos puntos de este tipo por distrito. Si existe una infraestructura para eliminar correctamente los residuos electrónicos, la gente sabrá dónde llevar sus viejos electrodomésticos sin riesgo de ser multada.
El plástico puede ser fantástico
Mientras que la gestión de los residuos electrónicos sigue siendo un problema para Rusia, en lo que respecta al plástico, los rusos demuestran ser cada vez más ingeniosos y creativos. Parece que no faltan las empresas que demuestran que la basura de un hombre puede ser fácilmente el tesoro de otro.
Úmnaya Sredá (Medio Ambiente Inteligente) es una empresa de Kaliningrado que fabrica mobiliario urbano, como papeleras, macetas y bancos, a partir de bolsas de plástico usadas, film de embalaje y arena. En Ekaterimburgo, la planta Uraltermoplast transforma el plástico en un polímero que adquiere una segunda vida como tablas de colores para parques infantiles, vallas y mobiliario de jardín.
La empresa moscovita Aksion Rus produce materiales innovadores para la superestructura de las vías férreas, como traviesas de ferrocarril fabricadas con plástico totalmente reciclado, así como material para reparar traviesas de madera y de material compuesto: ¡se utilizan unas 170 toneladas de material por cada kilómetro de traviesas! La materia prima procede de las empresas asociadas a la empresa de todo el país.
Galina Larina es diseñadora gráfica, activista ecológica y creadora de la marca "Plasticdoom". Ella misma fabricó una máquina para fundir plástico con la que las bolsas de plástico se transforman en chubasqueros, mochilas, paraguas y sombreros de panamá.
Sin embargo, esto sigue siendo una gota de agua en el océano. Según el Ministerio de Industria y Comercio, cada año se generan en Rusia entre 3,6 y 5 millones de toneladas de residuos plásticos.
Preparando el camino hacia una Rusia sin residuos
Iniciativas como el plan nacional "Ekologia" son ciertamente bienvenidas en Rusia. Sin embargo, Totskaya advierte que cuando se trata del ambicioso objetivo de clasificar todos los residuos en todas las regiones de Rusia para 2030, hay que tener en cuenta varios elementos antes de ser demasiado optimistas.
"En primer lugar, hay que pensar en las infraestructuras modernas. El volumen de residuos que se produce en todo el país es enorme. Para garantizar que el 100% de ellos se clasifique, todavía hay que construir cientos de plantas de clasificación de residuos. El segundo punto es la calidad de la clasificación de los residuos. A menudo se trata de materiales reciclables contaminados que se pueden clasificar, pero la cuestión es en qué se pueden convertir. Es necesario establecer cadenas de producción, suministro y compra de productos reciclados. El tercer punto es reforzar las medidas para prevenir y reducir la generación de residuos. Comprar de forma responsable, cambiar a alternativas reutilizables a los envases y embalajes de un solo uso no reciclables, y separar nuestra basura antes de que acabe como residuo mixto son medidas importantes que podemos tomar como individuos. Por ejemplo, la ropa: si la tiramos junto con otro tipo de basura, se ensuciará y entonces sólo será apta para incinerar o enterrar", añade Totskaia.
Por suerte, cuando hay voluntad, hay un camino. La sociedad rusa está preparada para los cambios en la gestión de residuos. La gente está preocupada por el estado del medio ambiente. Según una encuesta de Greenpeace de 2020, los residuos plásticos figuraban entre los cinco problemas medioambientales más preocupantes para los rusos. Y aunque todavía queda mucho por desear en lo que respecta al desarrollo de la infraestructura necesaria para la clasificación y el reciclaje de residuos en Rusia, en los últimos años muchos rusos han decidido tomar cartas en el asunto y ser más respetuosos con el medio ambiente adoptando la filosofía del consumo consciente.
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