Cuando Tamara sale del ascensor en la octava planta y se dirige a la puerta de su apartamento, choca con la tapa de un ataúd. Está junto a la puerta del apartamento de sus vecinos. Al parecer, el viejo vecino borracho ha muerto de repente. “Así son las cosas: vivía y ahora se ha ido”, dice Tamara en tono desesperado. Muy pronto morirían más personas en el mismo bloque de apartamentos y por las mismas causas. Y no por alcoholismo o vejez. Al final de este texto te diremos por qué, pero antes hablemos del juego.
Bright Lights of Svetlov, un juego de aventuras en primera persona creado y desarrollado por Vladímir Cholokian, se centra en los graves sucesos que arruinaron la vida de varias familias soviéticas en la ciudad soviética de Kramatorsk (ahora parte de la región de Donetsk, en Ucrania) durante la década de 1980. El “accidente radiológico de Kramatorsk” acabó con la vida de varias personas, pero lo más terrible de la historia fue que sus familiares no supieron el motivo durante varios largos años.
Y de eso trata este fascinante juego. La hipnotizante atmósfera de la vida de la ciudad industrial soviética en los años 80. Hablando de eso, este juego es una impresionante simulación de la vida rutinaria de un ciudadano soviético corriente.
Bright Lights of Svetlov fue diseñado y desarrollado por Vladímir Cholokian, un diseñador y escritor nacido en Penza, por lo que, naturalmente, creció en el entorno que recreó con tanta belleza en su juego, que también destaca por su diseño de iluminación. Por cierto, ‘Svetlov’, el nombre de una ciudad soviética ficticia en la que se desarrolla el videojuego, se traduce como “brillante” en ruso.
Muchos objetivos del juego son tareas realmente sencillas, como barrer el suelo, cocinar o incluso fumar en el balcón que da a un patio interior con mucha vegetación. Pero la parte más inquietante del juego es el diseño de sonido.
Como ruso, puedo decir sinceramente que el juego emula casi a la perfección la atmósfera sonora de una remota ciudad soviética. Mientras caminas por el soleado apartamento de una habitación, fragmentos de emisiones de radio salpican la cocina, el frigorífico suelta un zumbido de tono bajo, los pájaros cantan y se oye a los niños jugar en el patio. Incluso el sonido de los pasos difiere según el personaje con el que se juegue, y hay varios.
Anatoli, un ingeniero. Tamara, su mujer, y Nadia, su hija; pero hay más. La acción del juego se desarrolla en dos apartamentos, un sótano, en la calle y más allá, y todos los diseños y entornos están meticulosamente elaborados, en términos de precisión histórica. Los que vivieron en la URSS seguramente reconocerán muchos objetos domésticos familiares en el juego.
Sin embargo, la búsqueda de estos objetos y su aplicación a otros es realmente el único modo de juego y, en este aspecto, el videojuego no ofrece mucho. A mitad de este (el total de horas de juego es de aproximadamente 1,5-2 horas), te aburres un poco caminando por el mismo apartamento. No puedes saltar, correr o interactuar con objetos al azar: el mundo del juego es bastante limitado.
Pero eso es lo que lo hace tan acertado, porque en las ciudades soviéticas de los años 80 la vida podía ser realmente lúgubre y aburrida, limitada a los mismos lugares y entornos, a las mismas cabezas parlantes sin rostro en la televisión (puedes pasar por los canales sin parar, cada uno de ellos emite una reunión del Partido Comunista), a cocinar los platos y a barrer el polvo. Pero, al mismo tiempo, podrías estar muriendo por la radiación gamma. Así que el objetivo principal del juego es encontrar la causa de tu malestar, que finalmente llega a todos los personajes con los que juegas.
[ALERTA DE SPOILER]
Lo siento, este juego no termina bien y realmente te toca el corazón cuando ves con tus propios ojos (aunque emulado en un videojuego) lo inútiles que fueron muchas de las acciones de la gente común soviética contra el desalmado sistema gubernamental. Pero supongo que esa es la principal característica de Bright Lights of Svetlov: hacer que el jugador sienta lo que sentía la gente en los últimos años de la URSS: una espiral descendente y no sabes por qué.
La historia:
El “accidente radiológico de Kramatorsk” estuvo vigente desde 1980 hasta 1989. Una pequeña cápsula que contenía cesio 137 altamente radiactivo mató a seis personas.
La cápsula era originalmente una parte de un medidor de nivel de radiación y se perdió en una cantera a finales de los años 70. Más tarde, la grava de la cantera se utilizó en la construcción y la cápsula acabó, por desgracia, en el muro de hormigón de un edificio de apartamentos en la calle Gvardeytsev-Kantemirovtsev, 7, en Kramatorsk. Su tasa de dosis de exposición a la radiación gamma en la superficie fue de 1.800 Roentgen/año (mientras que todo lo que sea superior a 0,5 Roentgen al año es perjudicial para el ser humano). Seis personas de tres apartamentos que estuvieron expuestas a la radiación gamma murieron en los nueve años siguientes antes de que la cápsula fuera finalmente descubierta en 1989. En total, se reconoció que 17 personas sufrieron la exposición a los rayos gamma.
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