Imagina la siguiente situación: un ministro ruso sugiere cancelar las largas vacaciones de Año Nuevo para impulsar la productividad del país, lo que le convierte instantáneamente en la persona más odiada del país y muchos rusos, incluso aquellos que soportan todas las leyes y restricciones que el gobierno impone, empiezan enormes disturbios para defender su derecho al descanso.
Este es el argumento de un programa de la televisión rusa grabado para Año Nuevo y titulado: El último ministro. No está muy alejado de la realidad: las iniciativas para reducir los días de vacaciones en enero debido a la situación económica, surgen cada año, pero no suelen tener éxito. Incluso el presidente Vladímir Putin en febrero de 2012 (cuando era primer ministro), sugirió transferir al menos algunas vacaciones de enero a mayo, pero no llegó a suceder.
El último ministro
Román Volobuev/Sreda Studio, 2020Las largas vacaciones de Año Nuevo son una tradición relativamente nueva, que comenzó en 2004. Pero rápidamente se convirtió en algo “sagrado” para los rusos. Después de un largo año de duro trabajo, la locura de los preparativos de las vacaciones y el agotamiento emocional... la gente se merece el tiempo para relajarse y pasar tiempo con las familias. Al menos, así es como funcionaba la lógica de los legisladores y los rusos lo aceptaron de todo corazón.
El Año Nuevo no se celebró mucho hasta la época de Stalin. Antes de la Revolución de 1917, los rusos celebraban la Navidad Ortodoxa, al igual que los católicos, y es el 25 de diciembre. Entonces los bolcheviques cambiaron al calendario gregoriano y todas las fechas se adelantaron 13 días. La Navidad ortodoxa pasó a celebrarse el 7 de enero, pero entonces la celebración de las fiestas religiosas fue cancelada completamente, ya que la URSS era un estado ateo.
Un creativo traje de Año Nuevo
Foto de archivoObviamente la gente todavía necesitaba algunas celebraciones y tradiciones de invierno. Stalin revivió la tradición del árbol de Navidad pero lo rebautizó como el árbol de Año Nuevo. La fiesta se centró más en los niños, que se disfrazaban con trajes de carnaval (miren a algunos locos aquí) y recibían regalos de Navidad.
Al principio, para dar a los trabajadores soviéticos un poco de descanso después de la terrorífica Segunda Guerra Mundial, las autoridades hicieron del 1 de enero un día festivo en 1947. Sin embargo, al día siguiente, el 2 de enero, se suponía que todos debían volver al trabajo. Sólo los niños podían disfrutar de una semana de vacaciones de invierno.
El Año Nuevo en el frente oriental de la Segunda Guerra Mundial, 1941
En 1991, durante la perestroika, la Navidad ortodoxa del 7 de enero también se convirtió en un día festivo. En 1992, el 2 de enero se añadió a la lista de vacaciones y a finales de 2004, a los rusos se les dio cinco días completos de descanso. La iniciativa fue planteada por un grupo de diputados de la Duma de varios partidos, que afirmaron que ayudaría a los padres a pasar las vacaciones de invierno con sus hijos, lo que a su vez fortalecería a las familias.
Cinco días de fiesta que, inevitablemente, contenían un fin de semana. Si a eso se le suma que el 7 de enero (otro día festivo, como se ha mencionado anteriormente) no estaba muy lejos... Además, se popularizó la práctica de cambiar al lunes siguiente los festivos nacionales que cayeran en fin de semana.
Así, cinco días de descanso se convirtieron frecuentemente en ocho, diez o incluso once días de relajación. Por cierto, la combinación “perfecta" que supone unir el fin de semana con todos los días extras y que implica 11 días festivos seguidos ocurrió en 2015.
Un niño montando en un tubo en el parque VDNKh en Moscú.
Iliá Pitalev/SputnikFinalmente, en 2012 (el mismo año en que Putin propuso recortar las vacaciones de Año Nuevo), las autoridades decidieron no confiar en la suerte ciega y simplemente hacer del 1 al 8 de enero feriados oficiales. Si a ellos les sigue un fin de semana, como ocurrió en 2020, que así sea. Además de eso, el 31 de diciembre de 2020, también fue declarado día no laborable.
Según el Centro de Investigación de la Opinión Pública Rusa (VTsIOM), a principios de 2020, hasta el 51% de los rusos consideraron la iniciativa de las vacaciones largas una buena idea. Los grupos de edad que más la aprobaron fueron los jóvenes de 18 a 24 años (el 75% de ellos dijo estar a favor de las largas vacaciones de enero) y los de 25 a 34 años (66%).
Sin embargo, el 33% de la gente no aprobó las largas vacaciones. Alrededor del 3% de los encuestados sugirieron trasladar algunos días libres al mes de mayo.
A principios de 2020, los expertos calcularon que cada día de las vacaciones le costaba a Rusia 120-150 mil millones de rublos (aprox. 1.900-2.400 millones de dólares), lo que supone un total de alrededor de un billón de rublos (aprox. 16.200 millones de dólares) para todo el período.
La producción en las fábricas y plantas durante estas vacaciones de invierno se reduce en alrededor de 15-20%, al mismo tiempo que la demanda en el sector minorista aumenta en un 30-50%. Las tiendas, teatros, cines y cafés continúan funcionando, ya que la gente está dispuesta a gastar dinero en compras y entretenimiento.
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