El problema migratorio de Rusia es opuesto al de Occidente. Según los datos proporcionados por el Estado cada vez llegan menos inmigrantes a Rusia. Quizá haya algunos europeos que piensen que eso no está tan mal, pero se equivocan, sobre todo debido a las particularidades demográficas de Rusia.
En 2018, por primera vez en diez años el número de fallecimientos superó al de los nacidos. Además, se dice que la tendencia a largo plazo es a baja. Junto con los esfuerzos para estimular la tasa de natalidad del país, otra manera de combatir la despoblación es aumentando la inmigración. ¿Es posible hacerlo con la situación actual?
Según los datos de las estadísticas estatales, presentados por investigadores de la Academia Presidencial de Economía Nacional y Administración Pública, en 2018 la afluencia de migrantes disminuyó casi el doble de lo calculado para nueve meses y en comparación con el año anterior. Según la OCDE la caída en las llegadas de migrantes a Rusia fue del 19%. En una reunión de expertos celebrada dentro del marco del Foro Gaidar en Moscú, se estimó que hubo entre 120.000 y 125.000 migrantes que llegaron a Rusia en 2018.
Para contrarrestar las actuales pérdidas demográficas, esta cifra debería ser mucho mayor. El país necesita al menos medio millón de migrantes más cada año, estima Rosstat, el organismo estatal ruso responsable de los datos estadísticos, según declara Vladímir Mukomel, director del Centro de Estudios Etnopolíticos del Instituto de Sociología de Moscú. La diferencia es muy grande. ¿Es realista esperar que lleguen a Rusia cuatro veces más inmigrantes que ahora o está el país condenado a desaparecer dentro de varias generaciones?
¿Es tan grave la situación? ¿Podemos hablar de una crisis de migración a la rusa? En realidad no, según algunos investigadores. Afirman que este estado de cosas se debe, en gran medida, a la forma en la que se elaboran las estadísticas en Rusia. Rosstat divide a todos los migrantes en dos categorías principales: largo plazo (que tienen la intención de quedarse permanentemente en Rusia y se registraron para permanecer más de nueve meses) y los temporales. Las cifras mencionadas anteriormente (120.000-125.000 personas) pertenecen a la primera categoría, mientras que la segunda es incomparablemente mayor: de nueve a diez millones de personas.
Muchos de ellos son “temporales” solamente en los documentos de los servicios de migración y las estadísticas. Según Mukomel, “muchos viven aquí durante años”. Simplemente no solicitan el estatus permanente porque es un procedimiento muy complicado y que requiere mucho tiempo. En vez de ello, salen de manera regular del país y vuelven a entrar. “Los datos de 2018 muestran que el número de extranjeros que vienen, viven y trabajan aquí durante años no está disminuyendo”, argumenta el investigador. En este contexto, el hecho de que el número de migrantes a largo plazo disminuya es de poca importancia, ya que hay millones de personas que llegan a Rusia cada año, pero que en los registros de los funcionarios constan de otra manera.
El investigador subraya que, según sus encuestas, entre los inmigrantes “temporales” la proporción de los que se quedan en Rusia más de un año puede llegar al 40%, para un total de diez millones de inmigrantes. Por lo tanto, hay aproximadamente cuatro millones de personas que no son consideradas como residentes permanentes en el país. En palabras de otro investigador, “hay cuatro millones de personas que están consideradas como migrantes internacionales de manera formal, pero que en realidad son residentes permanentes con derechos limitados”.
En el mismo estudio también hay estimaciones del volumen de la inmigración ilegal, que alcanza cifras del 20% de todos los migrantes temporales. El número de los que cuentan con permisos para permanecer temporalmente en Rusia (más de un año) es de 1,1 millones y pronto se convertirán en ciudadanos. Por lo tanto, hay un grupo de varios millones que pueden convertirse con relativa facilidad en residentes y ciudadanos rusos de larga duración, lo que alivia la situación demográfica.
Se puede argumentar que no hay ningún problema con la llegada de inmigrantes si el país puede asumir que lleguen entre cuatro y cinco millones de personas de la noche a la mañana. Sin embargo, no es posible hacerlo si no se aplican ciertos mecanismos de adaptación e integración de los migrantes y si no se simplifican algunas normas. Al mismo tiempo, muchos expertos, incluido Mukomel, reconocen que es difícil lograr algunas reformas serias de la legislación y de las prácticas migratorias rusas.
Se argumenta que el Estado no cuenta con una visión clara sobre la cuestión migratoria. ¿Debe ser percibida como una amenaza, dados los disturbios que hay en muchos países por motivos étnicos, o como una oportunidad para aliviar la crisis demográfica? Según Mukomel, en el último documento del programa del Kremlin sobre migración la concepción de la política estatal sobre este tema, firmada por Vladímir Putin en octubre del año pasado, “rechaza implícitamente la política dirigida a la adaptación e integración de los migrantes” y tiene un enfoque más conservador. Eso implica que las personas que quieren convertirse en rusas no son más que una fuente potencial para el crecimiento de la población en Rusia. A diferencia de los migrantes de larga duración, de los que se habla estos días, los “temporales” tienen más dificultades para formar parte de la sociedad rusa como miembros de pleno derecho, lo que crea una presión adicional a largo plazo.
Más de 5.000 aficionados que llegaron al Mundial Rusia 2018 permanecen de manera ilegal en el país. Te lo contamos aquí con detalle.
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