Imagínate que es viernes por la noche y tienes un deseo irresistible de pasarlo de tal manera que te sientas un poco avergonzado después. Llamas a tus amigos pero desafortunadamente todos tienen planes diferentes a los tuyos. Claro, puedes ir a un bar y pasar el rato, mirando a tu alrededor con la esperanza de encontrar un compañero de copas. Pero esto no es para cualquiera. ¡Debe haber una solución mejor!
Esto es lo que se le ocurrió a la gente que decidió hacer dinero con la soledad de un extraño. El servicio compañero de tragos existe en Rusia desde hace varios años. Estos compañeros de bebida están listos para disipar el aburrimiento de cualquiera por una tarifa por hora. “En resumen, vamos a tu casa, bebemos, te escuchamos y estamos de acuerdo con todo lo que dices. Puedes hablar y quitarte un peso de encima”– esto es lo que dice el anuncio. Fue publicado por Síniaia Molnia (relámpago azul) en Kírov, una ciudad a 965 kilómetros de Moscú. El servicio incluye, por ejemplo, “una conversación política en apoyo de sus puntos de vista”, “guardar tus secretos más íntimos” o simplemente “dotarte de compañía entretenida”.
Hay compañeros de bebida privados. Los servicios mencionados en sus anuncios suelen incluir todo lo que un cliente puede desear. “Puedo hablar de cualquier tema, conozco todas las canciones para cantar mientras beber, puedo bailar bailes moldavos y el gopak (un baile nacional ucraniano), y tengo en mi arsenal más de 100 brindis para proponer”, escribe “compañero de bebida” Vlada, 800 rublos por hora (14 dólares).
“Hace un año, mi amigo y yo decidimos divertirnos un poco, y se nos ocurrió: ‘hagamos algo de dinero ofreciendo nuestra compañía’. Estábamos aburridos. Pusimos un anuncio en una publicación popular e inesperadamente la gente empezó a responder. Recibimos pedidos”, dice Serguéi. Tiene 23 años y durante el día trabaja como entrenador en un gimnasio de Moscú y por la noche es un “compañero de bebida”, ganando 1.000 rublos por hora (17,50 dólares). Tiene una voz suave y no es muy hablador por teléfono, pero cada noche consigue dos o tres reservas.
“Normalmente trabajo después de ser reservado. Paso de dos a tres horas con una persona. Voy a cualquier lugar que me pidan: restaurantes, apartamentos, etc. Bebo, los escucho y me voy a casa. A veces me siento con ellos y no bebo nada. Me llama gente normal, hombres y mujeres. Y su conversación también es completamente común: hablan del trabajo, se quejan de la crisis, de su vida familiar. Había tres extranjeros que me llamaban: un americano, un español y un francés. Me pidieron que les mostrara la ciudad y que bebiera algo con ellos. Pensaron que la idea de hacer dinero ofreciendo compañía para el consumo de alcohol era increíblemente divertida”, dice Serguéi.
Desde el principio Serguéi no usa frases hechas o chistes. Para mucha gente era suficiente tener a alguien delante de ellos. “En todo este tiempo sólo he tenido un problema. Fue cuando empecé. Acepté un trabajo de una periodista. Llegué al café. Llegó con un camarógrafo, dijo que le había robado su dinero y la acosé y entonces llamó a la policía para comprobar mi reacción. Ahora este video se puede ver en YouTube y desde entonces me he convertido en el más famoso compañero de bebida de Moscú, una ‘persona comprobada’. La gente no me tiene miedo porque sabe que beber con gente es mi verdadera ocupación y no otra cosa”.
Pero más que nada, el servicio de compañeros de bebida es más un apoyo psicológico o una llamada de amigo.
“Una vez llamó una mujer de mediana edad, diciendo que quería ir al cine con un joven para sentir lo que es ir al cine con un hijo. Le habían diagnosticado infertilidad. Fueron al cine, luego otra vez. Después no se volvieron a ver”, cuenta Dmitri, fundador de Síniaia Molnia.
“Otra vez llamó un hombre. Estaba muy borracho y se estaba preparando para suicidarse. Pero todos nuestros ‘especialistas’ habían sido entrenados por psicólogos y sabían cómo manejar situaciones críticas. Gracias a esto, todo salió bien. Se sentaron, hablaron y el hombre cambió de opinión”.
Según Dmitri, la mayoría de las veces la gente sólo quiere que alguien los entretenga. En tiempos mejores su agencia ganaba 60.000 rublos al mes (1.050 dólares) y empleaba a 10 personas. “Recibía llamadas a las tres de la madrugada cuando ya estaba durmiendo y llamaba a mis chicos para ver quién podía ir a ver a la persona. Todo era muy caótico. No puedes sistematizar este negocio. Y no puedes hacer que tus empleados beban. Aunque sean ‘amigos de bebida’, no deben beber”.
Recientemente, Dmitri cerró su agencia e invirtió todo en moneda criptográfica. El problema principal fue que la demanda era demasiado grande y había muy pocas personas que quisiesen trabajar como compañeros de bebida. “Por lo general, se trata de gente fiestera a la que le gusta conocer gente nueva y no están en contra de aceptar dinero por ello. Pero la peculiaridad del trabajo es que después de la primera reunión puedes llegar a casa más agotado emociona que físicamente; el contacto humano puede ser agotador. Los extraños te cargan con todos sus problemas y locuras”.
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