100 años sin sexo: historia de la educación sexual en el siglo XX, es el título del libro recién editado por Mel, un medio ruso online sobre educación. Presentamos los temas más destacados.
Antes de la Revolución de 1917 los niños de las familias aristocráticas solían aprender sobre el sexo generalmente a través de los sirvientes. Eran ellos quienes enseñaban a los jóvenes a masturbarse y muchos incluso se convirtieron en los primeros compañeros sexuales de sus señores.
La educación fisiológica tenía como objetivo combatir el desarrollo temprano de los instintos sexuales. Hasta los 14 años los únicos ejemplos acerca de la reproducción hacían alusión a los animales, mientras que a partir de los 15, los maestros advertían de los peligros de las enfermedades venéreas y del sexo prematrimonial.
Las niñas no recibían ninguna información para “no perturbar sus almas inocentes”. “A menudo la moral es más importante como defensa contra el vicio que el conocimiento de la fisiología”, escribió el profesor y primer miembro ruso del COI, Alexéi Butovski, en un folleto sobre educación física de 1910.
Después de la Revolución llegó un periodo de amor libre: se legalizó el aborto, se despenalizó la homosexualidad e incluso se habló de abolir la institución del matrimonio.
El sexólogo soviético Ígor Kon escribió que en 1923, en Petrogrado, entre los trabajadores menores de 18 años, alrededor del 47% de los hombres jóvenes y el 67% de las mujeres jóvenes ya tenían experiencia sexual.
Sin embargo, el Gobierno era conservador y abogaba por la abstinencia antes del matrimonio. Se publicaron, incluso, folletos que alertaban sobre los peligros que conllevaba mantener relaciones sexuales de manera frecuente. Según se decía en ellos, podían provocar la demencia. También existía el mito de las terribles consecuencias de la masturbación.
Los padres seguían sin hablar con los niños sobre sexo. Los adolescentes “aprendieron” de otros adolescentes y de la literatura barata, que contenía numerosas escenas de “sexo primitivo”, con el objetivo de ser accesible a los proletarios.
La promiscuidad sexual comenzó a ser percibida como una reliquia del capitalismo y, por lo tanto, se convirtió en algo inaceptable. Las prohibiciones que llegaron a todas las esferas de la vida en la URSS, no tardaron en afectar al sexo: se volvió a prohibir el aborto, se criminalizó la homosexualidad masculina y la posesión de pornografía (entendida esta como cualquier imagen de los órganos sexuales).
El tema estaba ausente no solo en las revistas (tanto para adolescentes como para adultos), sino incluso en la principal enciclopedia soviética. La idea era que a los niños se les debía enseñar moralidad, distraerlos y mantenerlos ocupados tanto como fuera posible. El objetivo de la educación sexual era reemplazar el naciente interés sexual por el trabajo público, la educación física y la lectura, en definitiva, canalizar esta energía en una dirección diferente.
A mediados de la década de 1980, las escuelas comenzaron a dar clases de educación sexual y planificación familiar, pero los maestros se esforzaban por encontrar las palabras adecuadas para discutir un tema que había sido silenciado durante tanto tiempo. A menudo evitaban el propio tema.
Mientras el Estado se mantenía en silencio empezaron a surgir organizaciones públicas que se ocupaban del SIDA y de las enfermedades de transmisión sexual. Se creó incluso un centro para el desarrollo de la cultura sexual de los adolescentes. En 1989 se publicó en ruso una enciclopedia sexual francesa para niños de siete a nueve años de edad, que durante mucho tiempo se convirtió en la principal fuente de educación sexual para los más pequeños.
En la década de 1990 comenzaron a aparecer en televisión y en las películas escenas eróticas, en las revistas para adolescentes se comenzó a hablar de temas relacionados con el sexo y las relaciones. Las revistas para adolescentes Cool y Bravo tenían columnas dedicadas a las preguntas de los lectores. En 1996 apareció una revista, llamada 16, dedicada por completo al sexo. Alrededor de un tercio de los adolescentes recibían información de las revistas, en las que no había temas tabúes. Además, los medios de comunicación ya no censuraban las relaciones sexuales antes del matrimonio y se comenzaron a anunciar los anticonceptivos y los tampones.
Con la difusión masiva de Internet, los adolescentes se pasaron a la Red. Actualmente puedes buscar cualquier cosa en Google y no hay problemas para acceder a la información.
Al mismo tiempo, los medios de comunicación impresos y la televisión volvieron a restringir el tema del sexo. A mediados de la década de 2000, desaparecieron las columnas sobre sexo de muchas revistas para adolescentes, y donde aún permanecían, se volvieron mucho más cortas y menos explícitas.
¿Dónde aprenderán los niños rusos sobre el sexo en el siglo XXI? Te lo contamos en nuestro próximo artículo.
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