La lucha de Rusia por su independencia, tanto política como económica, parece haber llevado al país a un nuevo nivel. En respuesta a las sanciones occidentales y a la caída de los precios del petróleo, las autoridades decidieron acumular reservas para garantizar la estabilidad financiera. Como resultado de la estricta disciplina, la deuda pública neta del país ha caído por debajo de cero, informa RBC Daily.
Las estadísticas oficiales muestran que el Kremlin puede pagar fácilmente todas sus deudas, en caso de que lo necesite. A fecha del 1 de agosto, la deuda total del país (la deuda externa e interna del Estado) era de 16,2 billones de rublos (248.000 millones de dólares) o el 15% del PIB, lo que es un poco menos que la cantidad de dinero en efectivo en los depósitos de Rusia en el Banco Central y los bancos comerciales, que asciende a 17,6 billones (269.000 millones de dólares) o el 16,2% del PIB.
Estas cifras no incluyen la deuda comercial, pero incluso si se tiene en cuenta, la economía rusa sigue siendo mejor que... ¡el resto del mundo! Para hacer frente a la crisis financiera mundial de 2008 muchas economías tuvieron que pedir grandes préstamos para evitar una recesión y, según el FMI, las economías más endeudadas del mundo son también las más ricas.
En 2017, la deuda mundial total alcanzó un máximo histórico de 184 billones de dólares (225% del PIB mundial) o, en términos per cápita, 86.000 dólares de deuda por cada persona del planeta. Los tres principales prestatarios del mundo: EE UU (256% del PIB), China (254% del PIB) y Japón (395% del PIB), acumulan más de la mitad de la deuda mundial, lo que supera su propia participación en la producción mundial.
“En cuanto a Rusia, en 2017, su deuda era del 84% del PIB y el 81,5 % era deuda comercial (o privada), y en términos per cápita, 897 dólares por persona”, explica Gaidar Gasánov, experto del Centro Financiero Internacional de Moscú. “Las reservas de Rusia han superado los 500.000 millones de dólares por primera vez este año, lo que significa que la economía puede garantizar la estabilidad de su moneda nacional en caso de nuevos riesgos potenciales de sanciones en el futuro”.
Sin embargo, según los expertos, esta política ha tenido un precio. El resultado de ahorrar dinero y no utilizarlo para impulsar el crecimiento económico conduce a un mayor estancamiento, dice Serguéi Suvérov, analista senior de BKS Premier. “El crecimiento del PIB en la primera mitad de 2019 fue solo del 0,7%”, argumenta. “Esto conduce a una situación única que apunta a un alto valor crediticio de los bonos rusos, así como a un menor atractivo de las inversiones en Rusia. Los inversores necesitan ver el desarrollo económico y no lo hay”.
Al mismo tiempo, esta tendencia al ahorro podría haber sido una decisión forzada, piensa Antón Bíkov, analista senior del Centro de Análisis y Tecnologías Financieras. “Esta política empujó a las autoridades a recortar el gasto social y a aumentar impuestos, lo que no favoreció los índices de aprobación de las autoridades”, dice. “¿Qué podría haber empujado al gobierno a seguir adelante con esta política? Probablemente esperan que en el futuro haya una reducción de los ingresos del Estado debido a la desaceleración de la economía mundial. Y esto en una situación en la que el mercado occidental de préstamos está cerrado”.
¿Cambio de tendencia global? Los BRICS comercian cada vez menos con dólares.
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