La situación es realmente complicada, aunque hay que tener presente que últimamente no hemos pasado años fáciles. Mi valoración es que el plan anticrisis ha funcionado, ha dado resultados. Nos ha permitido resistir el periodo más complicado del año. La caída de la economía se ha frenado. Hemos apoyado nuestro sistema financiero y el sector bancario funciona con normalidad.
Partimos de que el año que viene creceremos. Las estimaciones de crecimiento económico relativamente optimistas apuntan a que rondaría el 1%.
Nuestros funcionarios se han acostumbrado a utilizar automóviles más caros que los de sus homólogos extranjeros. Los coches deben ser de clase media, corrientes.
El Gobierno siempre debe tomar decisiones dirigidas a reducir el aparato estatal. Se ha decidido reducir el aparato del bloque gubernamental en un 10% en 2016.
Es cierto que en un momento determinado aumentamos el gasto destinado a la industria de guerra, aunque esto fue hace prácticamente cinco años. Considero que no nos equivocamos, sin duda hicimos lo correcto porque en aquel momento, por desgracia, el estado de nuestra técnica militar y, por lo tanto, el estado de nuestras Fuerzas Armadas se encontraba muy por debajo de los requisitos.
Ahora ya hemos ajustado este gasto al nivel mundial, y tenemos que reequipar las Fuerzas Aéreas con técnica militar nueva casi en un 70% para 2020, entonces habremos cumplido el objetivo.
Cuando Crimea formaba parte de Ucrania, daban ganas de marcharse de allí cuanto antes. La región no estaba suficientemente financiada.
Lo que sucedió en Crimea con la luz solo tiene un nombre: genocidio. La situación era indecente, era un escándalo, por decirlo coloquialmente. ¿Cómo podríamos definirlo? Una auténtica porquería, no hay otra forma de llamarlo.
Tenemos previsto construir dos centrales eléctricas nuevas en Sebastopol y Simferópol, y entonces Crimea tendrá excedente de energía.
Tengo la impresión de que no la van a devolver, porque son unos estafadores. Rusia acudirá ante los tribunales por la deuda de Ucrania. Lograremos que se declaren en suspensión de pagos del crédito y todos los préstamos que se han concedido a Ucrania. Occidente ha confirmado que no confía en la solvencia de Ucrania, y se ha negado a prestar ayuda a Kiev para devolver la deuda.
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