El presidente de Rosneft Ígor Sechin revela su salario a petición de Putin

Fuente: AP

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Las empresas estatales rusas Rosneft y Ferrocarriles de Rusia han publicado los ingresos de sus altos cargos, aunque hasta ahora se habían negado a hacerlo en numerosas ocasiones. Como se ha sabido, los dirigentes de estas corporaciones ingresan menos que sus homólogos extranjeros, pero mil veces más que los rusos de a pie, empobrecidos por la crisis.

La mayor petrolera rusa, Rosneft, propiedad del Estado, ha dado a conocer los salarios de sus directivos, informan en un comunicado de prensa. El salario más alto corresponde al presidente de la compañía, Igor Sechin, amigo personal de Vladímir Putin y que fuera vice primer ministro, y asciende a 600 millones de rublos (11,6 millones de dólares) anuales teniendo en cuenta las bonificaciones.

El siguiente en revelar su salario ha sido el presidente de otra empresa estatal, Ferrocarriles de Rusia (RZhD), Vladímir Yakunin. Según se ha sabido, Yakunin gana entre 48 y 66 millones de rublos (entre 0,95 y 1,3 millones de dólares) al año sin contar con las bonificaciones, de acuerdo con la agencia Interfax. Ambos directivos se habían negado a publicar sus ingresos con anterioridad. Sin embargo, Vladímir Putin les recomendó hacerlo en la sesión de preguntas de los ciudadanos al presidente que tuvo lugar en abril de 2015.

“Los presidentes de las empresas estatales son conscientes de que este tipo de salarios se aleja de otros indicadores económicos de Rusia. Si fuesen consistentes con el resto de los indicadores, no darían tales evasivas con respecto a la publicación de esta información”, comenta el director del instituto de política social y económica de la Escuela Superior de Economía, Serguéi Smírnov.

Según sus palabras, cuando el salario medio de los rusos ronda los 33.200 rublos (654 dólares) mensuales —o 7.800 dólares al año—, los ingresos de los altos directivos de las empresas estatales generan polémica en la sociedad. “En medio de la crisis estos salarios resultan comprometedores, y nadie ha oído que los altos directivos se hayan bajado el sueldo a causa de la crisis”, añade Serguéi Smírnov.

Smírnov opina que la sociedad no comprende en qué se basa la designación de una u otra persona para un alto cargo, así como el procedimiento por el que el Estado fija los salarios de estas personas. Smírnov afirma que Rosneft y RZhD reclaman subvenciones del Estado.

Rosneft demanda entre 3.900 y 4.900 millones de dólares del Fondo Nacional de Bienestar —un depósito con los beneficios de la industria petrolífera— para la financiación de nuevos proyectos. A su vez, RZhD demanda 9.800 millones de dólares del presupuesto para asegurar su estabilidad financiera. 

Los homólogos extranjeros

Al mismo tiempo, según las valoraciones del analista financiero Timur Nigmatullin, los ingresos totales del presidente de Rosneft se corresponden con los estándares mundiales.

“Más o menos coinciden con los ingresos del presidente de BP”, afirma. A modo comparativo, según la revista Védomosti, el salario del presidente de ExxonMobil, Rex Tillerson, ascendieron en 2014 a 33,1 millones de dólares; el de Robert Dudley, director de ВР, fue de 15,33 millones de dólares; y el de John Watson, de Chevron, fue de 25,97 millones de dólares.

“Actualmente, un director general en EE UU gana de media entre 15 y 20 veces más su homólogo ruso”, añade el director del departamento de administración de la Academia Rusa de Economía Nacional y Administración Pública, Iliá Bykovnikov. Según él, el ejecutivo mejor pagado de EE UU, de conformidad con los resultados de 2013-2014, fue el director de Nabors —una empresa especializada en la prestación de servicios para el sector petrolífero—, Anthony Petrello, quien percibió unos ingresos de 68,3 millones de dólares. Le siguen Leslie Moonves, de la empresa de radiotelevisión CBS, que ganó en ese periodo 65,6 millones de dólares.

Por otra parte, Timur Nigmatullin señala que no se pueden comparar los ingresos de los ejecutivos de dos países distintos, con diferentes estructuras de propiedad y distintas políticas de incentivos. “Como en Rusia el factor de la corrupción es objetivamente mayor, los accionistas asignan a sus directivos salarios especialmente altos a fin de proteger sus derechos”, explica.

De lo contrario, según Nigmatullin, los ejecutivos no estarían interesados en el desarrollo de la compañía y se puede decir que, desde este punto de vista, “las ganancias de los directivos rusos resultan insuficientes”.

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