Las dos caras de la calificación como 'bono basura' de la deuda rusa

La agencia de calificación califica como “bono basura” la deuda rusa. Fuente: Reuters

La agencia de calificación califica como “bono basura” la deuda rusa. Fuente: Reuters

La agencia de calificación internacional S&P ha rebajado la nota de la deuda del país eslavo a la categoría especulativa, lo que equivale a “bono basura”. Rusia espera ahora que los inversores extranjeros empiecen a vender sus activos. Sin embargo, los expertos no solo ven riesgos en esta situación, sino también estímulos para el desarrollo de la producción de las compañías extranjeras.

S&P ha sido la primera de las tres grandes agencias internacionales de calificación en bajar la nota de la deuda soberana de Rusia a la categoría de “bono basura” (BB+) y las previsiones de futuro no son positivas.

Esto significa que la agencia podría volver a bajar la nota más adelante. La principal justificación de S&P ha sido la disminución de las reservas destinadas a la concesión de préstamos a bancos y empresas para pagar la deuda externa. En 2014, estas reservas se redujeron en 113.000 millones de dólares, lo que supone un 40 % del total.

Los expertos consultados por RBTH señalan que la decisión no ha sido ninguna sorpresa para los inversores, de modo que es poco probable que cunda el pánico y se produzca una fuga brusca de activos. El mayor peligro sería que se incumpliesen los pagos.

Los expertos señalan que actualmente se encuentran en situación de riesgo las empresas rusas que obtuvieron créditos en Occidente mediante la emisión de bonos, ya que ahora se podrían empezar a aplicar cláusulas de los acuerdos como el pago anticipado de la deuda. Con la bajada de la calificación a la categoría del bono basura, se podría exigir a estas empresas la amortización anticipada de las obligaciones. Esto supondría un coste para las empresas rusas de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares. El ministro de Economía ruso, Alexéi Uliukaev, ya lo comentó a finales de 2014.

"Creo que se trata de una decisión política", afirmó el viceministro de Economía, Alexéi Lijachov.

“La situación se volverá crítica si las agencias Moody’s y Fitch también bajan la calificación de Rusia”, aclara Serguéi Jestanov, profesor adjunto de la facultad de Finanzas y Banca adscrita a la Academia Rusa de Economía Nacional (RANJiGS, por sus siglas en ruso). “Uno de los supuestos que permitirían exigir un pago adelantado de la deuda es la bajada de la nota de calificación en dos o más agencias”, señala el experto.

“De momento, la nota de las otras dos agencias internacionales se mantiene en la categoría de inversión, pero la retirada de fondos del mercado bursátil y del mercado de deuda por parte de los no residentes podría seguir aumentando, lo que provocaría una bajada de los índices bursátiles y un aumento de las tasas en el mercado de deuda”, comenta la situación Alexander Abramov, investigador jefe del Centro de Análisis del Sistema Financiero de la RANJiGS.

La bajada de la nota a una categoría inferior a la de inversión amenaza también con el cierre definitivo de los mercados de deuda al exterior.

La decisión de S&P ejercerá una presión adicional sobre el rublo, según afirman los expertos. De acuerdo con las estimaciones de la economista jefe de Alfa Bank, Natalia Orlova, la devaluación podría llegar al 3-5 %. 

¿Quién se quedará en Rusia?

Por otra parte, Serguéi Jestanov señala que el abaratamiento del rublo podría servir como un estímulo adicional para los productores.

“La bajada del rublo aumentará ostensiblemente la competitividad de la producción en Rusia, incluida la de las empresas extranjeras con un alto grado de localización (por encima del 50 %)”, afirma el experto. Según sus palabras, la bajada de la nota no supondrá ningún obstáculo para quienes quieran traer su producción a Rusia.

 “La mayoría de las empresas productoras seguirán trabajando en Rusia”,  confirma Alexander Abramov. Esto también concierne a las estructuras financieras.  Es posible que se reduzcan los ingresos en la banca de inversión, pero el horizonte de planificación empresarial en Rusia sigue siendo lo bastante amplio como para evitar una respuesta arrebatada de los socios extranjeros a cambios que se prolongarán entre dos y tres años. “Quienes querían abandonar Rusia por la situación geopolítica ya lo han hecho”, afirma Abramov.

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