La moneda rusa ha caído un 10% y empresas como Ford, Renault o Fieta reducen su volumen de explotación en Rusia. Fuente: Ria Novosti
En palabras del presidente del banco VTB24, Mijaíl Zadornov, durante las dos primeras semanas de marzo de 2014 los ahorradores de este banco sacaron de sus cuentas 13.000 millones de rublos (365 millones de dólares), la mayor parte de los cuales se cambió por divisas y se depositó en cajas de seguridad de ese mismo banco.
Otra parte de los activos se ha destinado a compras de lujo y el resto del dinero se ha enviado a cuentas en el extranjero, según explica Zadornov a RBTH.
Este comportamiento de los ahorradores se debe a dos razones: en primer lugar, los acontecimientos de Crimea y, en segundo lugar, la brusca caída del rublo. Desde principios de año, el curso del rublo ha caído más de un 10 %.
“El interés por el dólar ha aumentado considerablemente, no solo entre la población, sino también en el sector empresarial. Según el Banco Central, el decrecimiento de capital en el primer trimestre ha supuesto unos 50.000 millones de dólares, lo cual equivale a las cifras de todo el año anterior”, explica el analista de macroeconomía de UFS IC, Stanislav Savinov.
Según sus palabras, la debilidad del rublo ha encarecido las importaciones, lo que ha provocado su caída en la tasa interanual. Principalmente se ha encarecido el material industrial, como la maquinaria y el equipamiento de las fábricas, componentes que permiten aumentar la producción.
En abril de 2014, la fábrica Ford Sollers —una empresa conjunta de la norteamericana Ford y la rusa Sollers ubicada en las cercanías de San Petersburgo— decidió suspender la producción hasta junio y pasar, a partir del verano, al régimen de un solo turno; además, se prevé una reducción de plantilla de unos 700 trabajadores.
Las principales razones que han provocado estos cambios son la devaluación del rublo, la ralentización del ritmo de consumo en el mercado y la caída de la demanda de automóviles.
A su vez, la francesa Renault y la italiana Fiat podrían renunciar al montaje de vehículos comerciales en la fábrica MosavtoZiLa, ubicada en Moscú. Las negociaciones con Renault se han suspendido completamente, mientras que las de Fiat continúan, aunque sin ningún entusiasmo por la parte italiana. Según unas declaraciones publicadas por Renault, su decisión está motivada principalmente por la debilidad del rublo en relación con el euro, hecho que hace poco rentable la producción de vehículos comerciales ligeros en dicha fábrica.
Apoyar a los suyos
El debilitamiento del rublo se debe, ante todo, a la subvención de los productores nacionales. No obstante, según explica el profesor de la facultad de Asuntos Financieros y Bancarios de la Academia Rusa de Economía Nacional y miembro del Servicio Estatal de la Presidencia de Rusia, Vasili Yakimkin, en un periodo de globalización ganan quienes cuentan con una mayor participación en la productividad marginal a expensas de las empresas rusas.
Si el suministro de componentes se apoya en socios extranjeros, el abaratamiento del rublo provocará un encarecimiento de la producción. En Rusia, la importación industrial se caracteriza bien por carecer de análogo, bien porque la producción rusa utiliza una gran cantidad de material y componentes de importación. Puesto que las empresas rusas normalmente compran las nuevas tecnologías en Occidente y pagan en divisas, para ellas la caída del rublo también ha supuesto un obstáculo en el proceso de renovación de maquinaria, equipamiento, otras tecnologías.
“Este fenómeno se ha notado particularmente en la línea de suministro de piezas extranjeras para la industria automovilística. Por esta razón, algunas plantas de montaje han detenido la producción y sus trabajadores se han visto obligados a coger vacaciones forzosas sin remuneración”, explica el experto.
Según las estimaciones publicadas por Rosstat (el servicio estatal de estadísticas de Rusia), los resultados financieros netos de la empresa entre enero y febrero de 2014 cayeron en un 31,5 % en términos anuales. Esta significativa caída de los indicadores es la mayor desde octubre de 2009, es decir, desde el estallido de la última crisis económica, y ha afectado a la mayoría de los sectores de la economía. Es más, un informe del Ministerio de Finanzas de Rusia indica que, si nada cambia, la economía rusa entrará en recesión en el segundo trimestre.
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Sin embargo, a pesar de esto, la caída del rublo ya ha favorecido a la industria nacional, de acuerdo con los datos de Rosstat. En marzo, la industria rusa creció un 1,4 % o un 1,1 % según los resultados trimestrales. “Estos datos coinciden con nuestro pronóstico de crecimiento de dicho indicador entre marzo y abril gracias a la mejora de la exportación derivada del abaratamiento del rublo”, comenta Antón Soroko, analista del fondo de inversión FINAM.
En general, los exportadores reciben sus ingresos en divisas, sobre todo los del sector petrolífero y gasístico. Por otra parte, según el experto, el comercio minorista del país eslavo creció un 4 % en marzo a pesar de las sanciones internacionales y de la difícil situación política.
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