Fuente: wikipedia.org / Max
La economía ucraniana amenaza con irse a pique. En el mercado de divisas el dólar oscila alrededor de las 10 grivnas. Las reservas de divisa internacional del Banco Nacional se han reducido de 17.800 millones a 15.000 millones de dólares. El flujo de capital extranjero se ha detenido casi por completo, mientras que la salida de capital se ha disparado.
“La Tesorería del Estado en Ucrania ha sido saqueada… En la única cuenta que posee el Tesoro figuran 4 millones de grivnas, un importe insignificante”, declaraba el nuevo primer ministro, Arseni Yatseniuk, en una intervención en la Rada Suprema el pasado jueves. Según Yatseniuk, el importe total de la deuda de Ucrania es de 130.000 millones de dólares. Según estimaciones de los analistas de Capital Economics, Kiev necesita obtener urgentemente de 20.000 a 25.000 dólares para evitar la quiebra en su deuda exterior.
Europa no se apresurará a ayudarle. La Unión Europea prometió que no dejaría a Ucrania en la estacada hace una semana y media, pero por ahora no se han anunciado ni las dimensiones de la posible ayuda ni los plazos exactos. Lo más probable es que la ayuda no llegue hasta que se hayan celebrado las elecciones presidenciales en mayo, algo del todo comprensible, ya que Occidente está dispuesto a destinar dinero únicamente en el caso de que el nuevo gobierno del país esté dispuesto a acordar una serie de reformas estructurales. Todas las esperanzas se centran ahora en el FMI, del que Kiev espera recibir 15.000 millones de dólares.
Los analistas de Fitch advierten que la crisis económica ucraniana podría influir también en Rusia. Según sus estimaciones, los bancos rusos que poseen filiales en Ucrania podrían verse afectados por el riesgo de no devolución de créditos. Los créditos concedidos por bancos de la Federación Rusa a Ucrania alcanzan los 28.000 millones de dólares. Más de la mitad son créditos a compañías locales, un 25% a empresarios rusos y ucranianos que han recibido estos fondos para adquirir activos en Ucrania. En estos préstamos existen riesgos tanto económicos como políticos, “tales como la recesión, la amenaza contra la propiedad de los activos endeudados y la devaluación de la grivna, ya que alrededor del 60% de los créditos se ha expedido en divisa extranjera”, reza un comunicado de Fitch.
Los bancos rusos prevén estos riesgos. Hace unos días, el presidente del banco estatal VTB, Andréi Kostin, declaró que la insittución había detenido la concesión de nuevos créditos, aunque los activos de VTB en Ucrania ascienden únicamente a un 2-3% del negocio total del grupo.
Según informa el periódico Védomosti citando fuentes de VTB en Ucrania, las compañías y los empresarios individuales ya no pueden obtener créditos, únicamente se permite retirar dinero a las personas físicas que son clientes del banco, quienes pueden disponer, por ejemplo, del importe de sus nóminas.
El presidente de Sberbank, German Gref, también anunció una congelación parcial de los créditos a Ucrania tras los enfrentamientos en el Maidán. Esto afectará principalmente a los clientes de la calle, cita sus palabras ITAR-TASS. Las limitaciones no afectarán a las grandes empresas que necesiten financiación. No obstante, según Fitch, el principal banco ruso no se verá menos afectado que los demás bancos.
Varios sectores en riesgo
Además de los bancos, según los analistas, la crisis ucraniana también afectará a los fabricantes rusos que cooperan con empresas ucranianas. Según el Dmitri Polevói, economista jefe en ING Bank, la situación afectará en primer lugar a las compañías del sector del automóvil.
El sector de los bienes de consumo también se verá afectado, así como la producción agrícola. “Los problemas debidos a la falta de suministro de producción agrícola de Ucrania a Rusia se podrán resolver mediante la importación de esta producción desde Bielorrusia”, señala el experto, recordando que en casos anteriores de limitaciones en la importación de productos ucranianos la parte más afectada ha sido siempre la ucraniana y no la rusa. Además, según Polevói, la política es una cosa, pero la gente de los negocios es consciente de que se necesita alcanzar acuerdos.
En lo que respecta al sector del petróleo y el gas, un ámbito de mucha importancia para ambos países, Kiev sigue siendo la parte menos interesada en que haya un conflicto. Según declaraba la semana pasada Eduard Stavitski, ministro en funciones de Energía e Industria del Carbón, Ucrania está llevando a cabo negociaciones con Rusia para mantener en el segundo trimestre las rebajas en el precio del gas concedidas en el primer trimestre, así como para regular los problemas existentes alrededor del pago del gas.
Ucrania es un socio comercial clave para Rusia, por lo que la devaluación de la grivna puede reflejarse negativamente en el tipo de cambio del rublo, opina el economista jefe de Deutsche Bank Rusia, Yaroslav Lisovolik. Por esta misma razón, la debilidad de la economía ucraniana podría frenar ligeramente el crecimiento del PIB ruso.
A pesar de los riesgos para su propia economía, Rusia tampoco se apresura a salvar a su vecino. Según declaraba el ministro ruso de Finanzas, Antón Siluánov, la inversión de 12.000 millones de dólares de los 15.000 millones prometidos anteriormente a Kiev se ha congelado. Moscú ya había invertido los 3.000 millones restantes en bonos del Estado. Según Dmitri Polevói, en caso de quiebra en Ucrania podría haber una reestructuración de estas deudas, algo del todo inconveniente para Rusia. No obstante, los riesgos para el Estado y los inversores rusos tampoco son desmesurados, ya que más del 80% de los bonos del Estado ucraniano pertenecen a inversores norteamericanos.
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