El director de Uralkali, Vladislav Baumgertner, acusado de abuso de poder. Fuente: Reuters / Vostock Photo.
La reacción de Rusia al arresto en Minsk del director general de la compañía Uralkali, Vladislav Baumgertner, ha seguido el patrón tradicional. Rospotrebnadzor (Organismo para la Defensa de Consumidores y Usuarios) no está satisfecha con la calidad de los productos que se importan desde Bielorrusia. “En particular, plantean problemas los productos lácteos manufacturados en este país”, declaró Rospotrebnadzor el pasado miércoles.
Así, se ha anunciado que los productos bielorrusos, en especial los lácteos, no ofrecen garantías de seguridad. Por su parte, Transneft (empresa de oleoductos) ha avisado de cortes en el suministro de petróleo por reparaciones en el oleoducto Druzhba. Los expertos creen que aún queda por sacar la “artillería pesada”, como cancelar el proyecto de Rosatom en Bielorrusia o revisar la concesión del último tramo de una línea de crédito de estabilización para el país.
Según algunos analistas políticos, los anuncios de Rospotrebnadzor son una respuesta completamente predecible por parte de Rusia al arresto del director general de Uralkali, Vladislav Baumgertner, a manos de la policía bielorrusa. “Era de esperar”, declaró Alexéi Makarkin. “Rospotrebnadzor es un arma muy potente en Rusia, tanto dentro de la OMC (por ejemplo, cuando surgen conflictos con Ucrania) como dento de la Unión Aduanera (para usar contra Bielorrusia)”.
La noticia del arresto del director de Uralkali se difundió el pasado lunes. Fue detenido por las fuerzas de seguridad bielorrusas mientras se disponía a embarcar en un vuelo desde Minsk tras mantener negociaciones con el primer ministro bielorruso, Mijaíl Miasnikovich, que lo había invitado al país. Inicialmente, se informó de que Baumgertner había sido detenido y acusado de abuso de poder y de autoridad, un delito punible con entre tres y diez años de cárcel según las leyes bielorrusas.
El pasado miércoles, abogados rusos y la madre del detenido trataron de llevarle algunos objetos de primera necesidad al centro de detención preventiva, pero solo se les permitió entregarle un cepillo de dientes y dentífrico.
El agente de guardia dijo que el resto “no estaba permitido”, porque el presidente de Uralkali no había sido arrestado, sino solamente retenido durante 72 horas. Pável Traulko, portavoz oficial del Comité de Investigación de Bielorrusia, anunció que el estatus de Baumgertner era el de acusado con posibilidad de ser arrestado.
Según Andréi Dmitriev, subdelegado de la campaña civil bielorrusa (una especie de partido político) llamada ‘Cuenta la verdad’, las autoridades bielorrusas, y Alexánder Lukashenko en primer lugar, están utilizando el arresto de Baumgertner con intención de provocar un enfrentamiento con Rusia, persiguiendo una serie de objetivos. “En primer lugar, quieren demostrar que es Lukashenko, y no Putin, quien tiene la última palabra en el tema de la integración postsoviética”, afirmó Dmitriev.
“En segundo lugar, el presidente bielorruso quiere mostrar que es capaz de plantarle cara al Kremlin. Lo primero está destinado a la opinión pública extranjera y lo último, a la nacional”. Dmitriev está convencido de que Lukashenko cree que Putin será el primero en dar su brazo a torcer.
La respuesta de Moscú no se ha limitado a presionar mediante las declaraciones de Rospotrebnadzor. Transneft anunció el miércoles que planea cortar el suministro de petróleo a Bielorrusia en unas 400.000 toneladas métricas. Este año se habían planificado entregas trimestrales de 5,7 millones de toneladas pero, según el vicepresidente de Transneft, Mijaíl Barkov, hay secciones del oleoducto Druzhba, que une Rusia con el país vecino, que necesitan reparaciones urgentes.
“Sin ninguna duda, la reducción del suministro está relacionada con el arresto de Baumgertner”, afirmó Konstantín Simónov, presidente de la Fundación Nacional de Seguridad Energética (NESF ). “La detención del presidente de Uralkali supuso un shock para el Gobierno ruso. A todos los efectos, es un desafío personal al presidente Putin”.
Ahora el Kremlin está jugando sus cartas. Como de costumbre, Rospotrebnadzor da el pistoletazo de salida. Sigue la presión con la energía, otra arma favorita del arsenal de Moscú. Sin embargo, según Simónov, todavía queda por sacar la artillería pesada. El presidente de la NESF cree que en el futuro se recortarán aún más los suministros de petróleo.
“Es más, Rusia podría abandonar su proyecto, contratado por Rosatom, de construir una planta nuclear en Bielorrusia”, comenta Simónov. “De hecho, Rusia ni siquiera necesita esta central, que se convertiría en competidora directa de la que Rosatom está construyendo en la región de Kaliningrado”.
Artículo publicado originalmente en ruso en Gazeta.ru.
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