La estabilidad macroeconómica como prioridad

El Banco Central tendrá que ajustar su estrategia e intentar encontrar un mejor equilibrio entre la estabilidad financiera y el crecimiento económico. Fuente: ITAR-TASS

El Banco Central tendrá que ajustar su estrategia e intentar encontrar un mejor equilibrio entre la estabilidad financiera y el crecimiento económico. Fuente: ITAR-TASS

El Banco Central tendrá que ajustar su estrategia e intentar encontrar un mejor equilibrio entre la estabilidad financiera y el crecimiento económico.

El Banco Central de Rusia ha seguido una política monetaria bastante rígida durante los últimos tres años, manteniendo su tasa básica en un 8,25% en un esfuerzo por frenar la inflación. Este ha sido un objetivo de vital importancia. 

A diferencia de la mayoría de economías occidentales, Rusia ha enfrentado un serio riesgo de estanflación (un estancamiento de la economía mientras el ritmo de la inflación no cede) derivado del comienzo de la crisis económica mundial. 

Pero esta política tiene ciertos límites, ya que la inflación actual se ve perjudicada por factores institucionales además de monetarios. En otras palabras, la inflación actual está condicionada no sólo por las tasas de interés o las políticas de oferta monetaria, sino también por los precios cobrados por los monopolios de recursos naturales, así como por la débil actividad empresarial.     

Los dividendos de estos monopolios crecen un 10-15% anualmente, impulsando el crecimiento con tarifas de servicios públicos y precios asociados. Mientras tanto, la economía se muestra reticente a reaccionar a los estímulos de los precios. 

A mediados de 2012 la producción había recuperado su nivel anterior a la crisis, pero los precios de producción crecieron  un 32% en 2008. Ahora la economía necesita una mayor coordinación entre la política monetaria, estructural e internacional.

El Banco Central tendrá que ajustar su estrategia e intentar encontrar un mejor equilibrio entre la estabilidad financiera y el crecimiento económico, a pesar de que, según la constitución, únicamente sea responsable de la política monetaria y de la estabilidad de precios (y no del crecimiento económico). 

Y no hay ninguna razón para esperar cualquier sorpresa o drásticos cambios políticos cuando Elvira Nabiullina reemplace a Serguéi Ignátiev en la dirección del banco. Su principal tarea será llevar a cabo una política que mantenga la estabilidad macroeconómica fomentando a la vez el crecimiento económico. 

Este es un gran reto, pero los bancos centrales de los países desarrollados están empezando a centrarse cada vez más en el empleo y el crecimiento. El Banco Central de Rusia no puede ignorar estos problemas, por razones tanto económicas como políticas.

También se enfrentará a una enorme presión por parte de muchos sectores para sacrificar la estabilidad macroeconómica por el bien del crecimiento económico. Puede que le sea difícil convencer a sus opositores de que un crecimiento provocado por este tipo de compromiso apenas puede durar, y que a largo plazo puede llevar a un nuevo brote de la crisis.

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En el contexto institucional actual, una política de estimulación económica que incluya mayor gasto, menores tasas y un mayor aporte de liquidez al sistema bancario producirá la aceleración de crecimiento que se desea. Pero cualquier aumento del rendimiento económico se perdería en caso de futuras turbulencias financieras en medio de crecientes riesgos financieros y desequilibrios estructurales.

Para que Rusia pueda entrar en un periodo de crecimiento estable  tendrán que solucionarse algunos problemas sociales y económicos. La estabilidad macroeconómica es la principal prioridad. 

El “historial de crédito” del país durante las últimas dos décadas muestra un gobierno que no puede permitirse el riesgo de una desestabilización financiera y monetaria.

La nueva política económica podría consistir en una transición de la economía basada en la demanda a la economía basada en la oferta. Estimular la demanda (especialmente en el sector público) en las circunstancias actuales estimularía en mayor medida la importación y la inflación, en lugar de la producción nacional.

Esta es la razón de que la economía rusa no necesite una política monetaria o de crédito menos rígida, sino un desarrollo equilibrado del sector financiero, que debería ser un factor estimulante, y no el motor principal, del crecimiento económico. El crecimiento sostenible debería originarse en una mejora radical del clima empresarial, en el sentido más amplio posible. 

Vladímir Mau es economista y director de la Academia Presidencial Rusa de la Administración Pública y Económica Nacional.

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