Elvira Nabiullina, candidata para derigir el Banco Central de Rusia. Fuente: ITAR-TASS
La pasada semana, Vladímir Putin firmó una ley que prohíbe a los bancos extranjeros abrir nuevas sucursales en Rusia. Esta ley estipula que las instituciones financieras con base en el extranjero solo operen en Rusia mediante filiales y oficinas de representación.
Las autoridades reguladoras y el gobierno llevan años apoyando la idea de sacar las sucursales de bancos extranjeros del país. La razón principal es que estas entidades no entran dentro de la jurisdicción rusa y, por lo tanto, no están sujetas a un escrutinio total, por lo que los riesgos que suponen para el sistema bancario son difíciles de calcular y de mitigar.
El gobierno subraya que otra razón para adoptar esta medida ha sido la necesidad de dar a las instituciones crediticias rusas una ventaja competitiva. Aunque la ley "Sobre los Bancos y el Sistema Bancario" daba a las instituciones extranjeras luz verde para abrir sucursales en Rusia, el Banco Central de Rusia apenas ha emitido ningún permiso en los últimos 10-15 años.
"Esto se debía a que [las sucursales de bancos extranjeros] no mantienen registros financieros individuales, no están sujetas a requisitos prudenciales y el regulador local no puede mantenerlas bajo control, es decir, no se pueden controlar y no juegan según las normas establecidas para el resto de competidores", informa una fuente cercana al Banco Central.
Según los expertos, las sucursales bancarias extranjeras en Rusia aumentarían considerablemente los riesgos del sistema bancario ruso.
En tal caso, este grupo de bancos podría ganar ventajas competitivas importantes sobre sus contrapartes rusas, puesto que estarían exentos de cumplir los requisitos establecidos por el regulador nacional. Como resultado, la presencia extranjera en el sector bancario ruso se expandiría. “A principios de este año, las instituciones crediticias con inversión extranjera tenían más del 50% de los activos bancarios rusos”, señaló Mijaíl Kuzmín, director ejecutivo del Centro de Investigación Económica de la Universidad Synergy. Según él, en caso de crisis, la clausura de filiales extranjeras sería un fenómeno caótico y a gran escala, y esto solo empeoraría la situación.
En la década de 1990 era frecuente que bancos de otros países abrieran sucursales en Rusia. El último en llegar fue el Banco de Azerbaiyán, que más adelante se convirtió en una institución comercial de pleno derecho.
A partir de hoy, no habrá en Rusia sucursales de bancos con sede en el extranjero: todas las entidades existentes realizarán sus actividades como oficinas de representación o como filiales. Una fuente cercana al Banco Central de Rusia ha explicado que la nueva iniciativa no cambia la situación en la industria bancaria, puesto que la ley se desarrolló originalmente como parte de la estrategia para desarrollar el sector bancario hasta 2015 y solo dispone los acuerdos alcanzados durante las consultas para el ingreso de Rusia en la OMC.
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