El ministro de Finanzas ruso, Antón Siluanov cree que el volumen de la economía sumergida en Rusia mina su desarrollo. Fuente: Kommersant.
A principios de la década pasada, la fuga de capitales experimentó una caída de entre 1.000 y 8.000 millones de dólares al año, pero se disparó hasta los 133.700 millones tras el colapso de Lehman Brothers a finales de 2008.
En los siguientes dos años el monto correspondiente a la fuga de capitales volvió a caer, pero registró un alarmante aumento hasta los 80.500 millones en 2011, en comparación con los 34.400 millones de 2010.
Las perspectivas para este año son mejores; tanto los analistas como el gobierno esperan una caída de unos 50.000 millones en la fuga de capitales, aunque este nivel sigue siendo significativamente más alto que los niveles anteriores a la crisis.
Sin embargo, el informe ha descubierto que las mejoras se producen a un ritmo muy lento, ya que el tamaño de la economía sumergida ha descendido solo del 46%, registrado durante la mayor parte de la década pasada, al 35% de 2011.
El ministro de finanzas, Antón Siluanov, indicó que parte del problema se debe a que el 25% de la masa monetaria en Rusia es dinero en efectivo, frente al 7%-10% correspondiente a otros países de la OCDE.
Ha propuesto la aplicación de medidas de forma periódica para fomentar el pago de salarios mediante transferencia bancaria, promover el uso de tarjetas y establecer un límite al volumen de las transacciones al contado.
“Es fundamental que disminuya el nivel de pagos en efectivo en la economía, que actualmente comprende alrededor del 25% del total facturado, lo que supera en un 100% el nivel de los mercados desarrollados y en más de un 50% el de otros mercados emergentes”, afirmó Siluanov en una entrevista con el diario económico Védomosti el año pasado.
El tamaño de la economía sumergida de Rusia es 3,5 veces mayor que el de cualquier otro país del G8 debido a la poca eficacia de la administración pública y a la evasión de impuestos.
Finalmente, el Kremlin ha puesto cartas en el asunto mediante la intensificación de la campaña anticorrupción iniciada en noviembre. Desde entonces, un buen número de altos cargos públicos se han convertido en el centro de atención.
El caso más reciente implica al diputado de la Duma del Estado y miembro fundador del partido gobernante Rusia Unida Vladímir Pejtin.
Este pidió ser relevado temporalmente de sus funciones como presidente de la Comisión de Verificación de Poderes y Asuntos Éticos de la Duma cuando el bloguero de la oposición, Alexéi Navalni, publicó una serie de documentos que desvelaban un patrimonio de 2 millones de dólares que el diputado no había declarado, violando con ello la ley de transparencia para los miembros del parlamento de su propio gobierno.
La policía rusa ha investigado más de 50.000 casos de corrupción en 2012 y ha condenado a más de 7.000 personas.
“Estas cifras demuestran que, a pesar de las medidas aplicadas, la corrupción es uno de los problemas más críticos, dado su alto grado de presencia en todas las esferas de la vida social en Rusia: autoridades, servicios públicos y de la vivienda, educación, salud, cuerpos policiales. La equiparación de 'funcionarios y corruptos es superficial e injusta”, afirmó la portavoz del Consejo Federal, Valentina Matviyenko, en el Congreso Nacional Anticorrupción de Rusia, que se inauguró en Kazán el día de San Valentín.
“Si no conseguimos ganar la batalla contra la corrupción, este país no podrá desarrollarse adecuadamente y seguir avanzando”.
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