Tras una interrupción de seis años se prepara la reanudación del suministro. Fuente: PhotoXpress
Esta semana viajarán a Georgia tres grupos de expertos del Rospotrebnadzor para inspeccionar las empresas que ya han solicitado permiso para exportar vino a Rusia. También habrá que decidir quién controlará la calidad del producto, aunque, como declaró hace unos días el jefe de la Agencia nacional del vino, Levan Davitashvili, Rusia puede participar en el proceso de observación, pero el encargado de controlar todo el sistema de producción del vino seguirá siendo Georgia.
El embargo de vino y agua georgianos en Rusia se aplicó en 2006, oficialmente a causa de la baja calidad de la producción georgiana. Ahora si los servicios de control georgianos son reconocidos competentes para evaluar la calidad de la mercancía, todos los controles se efectuarán en Georgia.
Después de este procedimiento, se tomará la decisión de si se registran los productos en Rusia, es decir, dentro de un mes y medio o de dos meses, afirman los representantes georgianos.
El vino en Rusia
Los expertos valoran el mercado de vino en Rusia en 7.000-8.000 millones de dólares. Aunque se consume mucho que vodka o cerveza. El consumo medio de vino es de aproximadamente siete litros por persona y menos de dos litros al año de champán y vinos espumosos, lo que supone entre 3,5 y 5 veces menos que en los países europeos. Los vinos más demandados son de origen extranjero. Representan el 25% del mercado ruso. Los principales países proveedores son Francia, España, Portugal, Italia, Alemania, Chile, Argentina y Moldavia.
A partir de la primavera, los rusos encontrarán en los comercios los vinos “Kindzmarauli” y “Jvanchkara”. Pero Rusia prevé mantener el embargo sobre las materias primas vinícolas, según señala Oníschenko, algo que, según los expertos, sitúa a Georgia en una situación de desigualdad con respecto a los países de Europa y América Latina, que sí las importan, lo cual les permite rebajar considerablemente el precio.
Antes del embargo los vinos georgianos sólo representaban el 10% del mercado de vino ruso. Durante el periodo de prohibición, este lugar lo han ocupado otros vinos, en particular de América Latina. Por eso, no será fácil para los vinos georgianos recuperar su anterior posición.
Los vinicultores georgianos ya han calculado que son capaces de suministrar cerca de 10 millones de botellas al mercado ruso. El vino no será barato. Costará a partir de 300 rublos (7,30 euros) la botella, declara Levan Davitashvili. Pero está convencido de que no tendrá problemas para abrirse camino de nuevo en Rusia, porque los rusos no han olvidado el sabor de los mejores vinos caucásicos.
Según los expertos, no será tan sencillo y los productores georgianos tendrán que hacer esfuerzos considerables para recuperar incluso un 1% del mercado ruso.
Es también la opinión del presidente de la Unión de vinicultores y enólogos de Rusia, Leonid Popóvich. “Después de la salida de los vinos georgianos, la situación del mercado ruso ha cambiado mucho. Antes de la prohibición, los georgianos ya vendían algunos vinos a 300 rublos, pero entonces esa categoría de precios estaba libre. Hoy ya no queda sitio en las estanterías para estos precios, pues están copados por muy buenos vinos rusos y de casi todos los demás países productores. Hace seis años los franceses intentaron vender su vino a partir de 600-700 rublos (14-17 euros) la botella, pero hoy por 300 rublos (7 euros) se puede encontrar vino francés, español, italiano y chileno. Los rusos compran sobre todo vinos cuya horquilla de precio está entre los 3,70 y los 8 euros”, opina.
Tatiana Sharapova, presidenta del Gremio de sommeliers rusos, comparte esa opinión. Según ella, durante sus años de ausencia en Rusia, los vinos georgianos han cambiado su estilo. En Georgia quedan pocas de las variedades que eran familiares para los rusos, porque las cepas y los mantillos no se han conservado, puesto que no había suficientes medios.
En cambio, la industria vinícola californiana ha prestado ayuda gratuita a Georgia en el marco de la cooperación entre Estados Unidos y Georgia. Como resultado, en el país caucásico han aparecido muchos vinos de cepa europea, pero adaptados a California. Se producen Chardonnay y Cabernet que se venden muy bien en Europa y en Estados Unidos.
Muchos vinos de Georgia envejecen en nuevas barricas de roble. Lo que proponen los vinicultores georgianos hoy no es el vino georgiano que se conocía en Rusia. Son vinos parecidos a los chilenos y argentinos, pero más caros.
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