El equipo de esgrima fue el que más éxitos obtuvo; cuatro medallas de oro. El broche de la actuación rusa en el Arena Carioca 3 fue impresionante victoria del equipo masculino de esgrima en la modalidad de espada. Antes de su regreso a Moscú, los eufóricos esgrimistas raparon al cero a su entrenador Ilgar Mamédov: éste había apostado su cabello antes de los Juegos, afirmando que los rusos no conseguirían más de una medalla de oro.
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No menos feliz se marcha de Río el gimnasta David Beliavski. En Brasil, no solo logró conquistar la plata en las competiciones por equipos y el bronce en las barras paralelas, sino que también pidió matrimonio a su novia.
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También con medallas regresa de Río la nadadora Yulia Yefímova. Para esta poseedora de dos platas en los 100 y 200 metros braza, estos Juegos han sido mucho más duros que para el resto. Del nerviosismo antes de las Olimpiadas (el COI autorizó a la nadadora a participar tan solo un día antes del inicio de la competición) pasó al ambiente opresivo de la piscina, donde tuvo que soportar los abucheos de los aficionados y los comentarios mordaces de sus rivales. Tras conseguir su primera plata, Yefímova rompió a llorar durante una entrevista para la televisión rusa.
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En comparación con el escándalo sufrido por Yefímova, las palabras del judoka estadounidense Travis Stevens, quien perdió en la final de menos de 81 kg ante el ruso Hasán Halmurzáiev, parecían la materialización del principio universal del deporte no politizado. Stevens dio las gracias al equipo ruso por permitirle entrenar con él durante dos semanas, y afirmó que la victoria de Halmurzáiev había sido merecida. “El equipo ruso ha sido amable conmigo. Sangramos juntos. Es más como una hermandad”, cita USA Today al deportista.
Foto: Alexander Vilf / RIA Novosti
En los Juegos de Río, Rusia fracasó en la competición de salto de trampolín. La quintaesencia de la mala suerte fueron los saltos defectuosos de Ilyá Zajárov y Nadezhda Bazhina. No queda más que compadecer a los deportistas: su forma de entrar en el agua recibió un cero por parte de los jueces.
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Digna de compasión es también la boxeadora Anastasia Beliakova, quien sufrió una grave lesión en el brazo durante el combate de semifinal contra la francesa Estelle Mossely. Beliakova fue trasladada al hospital directamente desde el ring. A pesar de todo, la deportista consiguió el bronce ya que en el boxeo no hay competición por el tercer puesto.
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En los 50 metros rifle de tres posiciones, el italiano Niccolò Campriani superó al ruso Serguéi Kamenski en el último disparo. Tras finalizar la competición, se disculpó ante el tirador ruso, quien había liderado decididamente la clasificación. “No merezco la victoria”, dijo el tricampeón olímpico.
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La gimnasta Aliá Mustáfina sufrió en 2012 la rotura del ligamento cruzado de la rodilla, una lesión tras la cual muchos deportistas se ven obligados a abandonar su carrera. Pero Mustáfina consiguió regresar al deporte: en Río, venció en las barras paralelas, igual que hace cuatro años en Londres. “Cualquier otro deportista en su lugar se habría cansado hace tiempo de soportar un dolor constante”, dice sobre Mustáfina su entrenador, Serguéi Starkin.
En Río, la deportista ha sido la capitana del equipo. Se ha convertido en la líder y en una educadora para las gimnastas más jóvenes: las imágenes en las que Mustáfina anima a sus compañeras de equipo Daria Spiridónova y Seda Tujtalián circularon por todas las agencias de noticias.
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