Los investigadores rusos Dmitri Fedianin y Yuri Stebunov han creado un nuevo sensor que permite detectar tumores cancerígenos y diagnosticar enfermedades como el VIH, la hepatitis y el herpes desde casa. En muchos casos, el sensor podrá detectar el problema mucho antes de la aparición de los síntomas y con una sola molécula. El artículo, publicado por los investigadores en la revista Scientific Reports, se incluye entre los diez mejores artículos de la clasificación internacional Мaterials Today para 2015.
El chip, creado por Fedianin y Stebunov, permite determinar la composición química del medio en el que se encuentra. En un solo chip se pueden agrupar hasta varios miles de sensores configurados para rastrear distintos tipos de moléculas.
En concentraciones pequeñas de materia —por ejemplo, en las fases tempranas de una enfermedad o con una contaminación atmosférica baja—, se puede adsorber solo una o dos moléculas. “Para detectar unos cambios tan pequeños, usamos un circuito nanomecánico de alta sensibilidad”, aclara a RBTH el director del proyecto, Dmitri Fedianin. Esto permite detectar la enfermedad incluso en el caso de que el sensor entre en contacto con una sola molécula, explica el físico.
Antes de que apareciera este invento, prácticamente todos los dispositivos usados para medir una sola molécula funcionaban únicamente en condiciones de baja temperatura y de vacío; en un entorno habitual, su sensibilidad descendía. El dispositivo de Fedianin y Stebunov está diseñado para funcionar a temperatura ambiente y con una presión normal.
Gracias a los principios de la nanofotónica en los que se basa el sensor, sus pequeñas dimensiones y su facilidad de uso no disminuyen su capacidad de capturar las moléculas necesarias en concentraciones pequeñas. Todo esto permite usar el sensor fuera de laboratorios dotados de equipamiento especial.
El futuro de los laboratorios caseros
Los diseñadores están convencidos de que la adquisición de estos minilaboratorios por el consumidor medio es cuestión de tiempo. “Ahora estamos en la fase de preparación y optimización del circuito”, afirma Fedianin. “Nuestro sensor es mucho más sencillo que otros nanocircuitos y circuitos micromecánicos. Se fabrica con la tecnología más sencilla que existe en la actualidad, con la que se fabrican prácticamente todos los microcircuitos actuales”.
Tras conocer el nuevo invento, Andréi Garazha —investigador de la mayor clínica de oncohematología de Rusia Dmitri Rogachov— declaró a RBTH que está convencido de que el futuro reside en los minilaboratorios caseros. Dentro de unos diez años, según el médico, todo el mundo podrá integrar un sensor como este en su smartphone y realizar un seguimiento de los cambios en su propio organismo y en su entorno.
“El nuevo sensor tiene que someterse aún a análisis clínicos, debe pasar cientos de pruebas y certificaciones. No creo que se implemente en las consultas de los médicos; estos confían en los métodos tradicionales de análisis, a pesar de que a veces dan falsos positivos y falsos negativos”, cree Garazha.
“Lo más probable es que este sensor revolucione la fase prehospitalaria, cuando el paciente aún no sabe que está enfermo y acude a realizarse los análisis. Aunque se utilice como atracción en un centro de entretenimiento, los resultados del sensor resultan insuficientes para establecer un diagnóstico, pero pueden obligar al paciente potencial a acudir al médico”.
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