Científicos de Siberia desarrollan un medicamento para luchar contra los infartos cardiovasculares

Fuente: Shutterstock

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El nuevo fármaco se basa en una sustancia desarrollada por encargo de las tropas soviéticas en Afganistán. El Trombovazim deshace los coágulos de sangre que se forman como consecuencia de las enfermedades cardiovasculares.

Científicos de los institutos de física nuclear, citología y genética de Novosibirsk han desarrollado un novedoso fármaco al que han bautizado como Trombovazim y que está basado en un preparado que se suministraba a los soldados soviéticos. El fármaco deshace los coágulos de sangre que se forman como consecuencia de las enfermedades cardiovasculares, especialmente en el infarto de miocardio. Según los autores del proyecto el medicamento no tiene análogos.

Andréi Bekarev, presidente del consejo de directores del parque biotecnológico situado en Koltsovo, en la región de Novosibirsk, declaró a RBTH que el Trombovazim es el primer fármaco elaborado a partir de una nueva clase de trombolíticos indicado para el tratamiento y la prevención del infarto de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, el tromboembolismo pulmonar y la tromboflebitis.

El Trombovazim se prepara con materia prima de origen vegetal procesada con un acelerador de haz de electrones para lograr la unión entre polímeros y biomoléculas. Según Bekarev, gracias a esto el organismo no percibe el fármaco como un preparado de origen extraño y no se produce una reacción inmune:

“Normalmente, cuando se administran proteínas artificiales al organismo, se produce un rechazo que puede provocar distintas reacciones alérgicas, anafilaxia e incluso la muerte. Pero, en el caso de este fármaco, bajo el efecto de la radiación ionizante se rompen los enlaces químicos del polímero y se forma una especie de cobertura alrededor de las proteínas. Es decir, que se generan unos lazos suficientemente estables, mientras que las propiedades de las proteínas se mantienen”, confirma Andréi Bekarev. 

El prototipo del Trombovazim en Afganistán

Los científicos llevan cerca de 40 años estudiando la forma de ligar fragmentos de polímero con distintos componentes mediante la síntesis radioelectrónica.

En los años 80 del siglo pasado, científicos de Siberia dirigidos por el profesor Rudolf Salganik —que ahora reside en EE UU—  elaboraron, a petición del ejército soviético, el fármaco Imozimaza, un predecesor del Trombovazim para curar heridas abiertas y cortar hemorragias.

“El preparado obtuvo buenos resultados durante la guerra de Afganistán”, comenta Andréi Bekarev. “Pero el proceso de elaboración se quedó a medias, resultando un preparado difícil de administrar y de conservar, ya que necesitaba temperaturas inferiores a 6-8 grados Celsius”.  

El primer trombolítico en pastillas

En la década del 2000, la situación económica de Rusia mejoró ligeramente y la comunidad científica pudo retomar el proyecto y terminar de desarrollar el fármaco afgano.  

“El Trombovazim, a diferencia de la Imozimaza, era un preparado estable. La administración en pastillas permitió aumentar en un 20 % la disponibilidad de sustancias beneficiosas. Además, el preparado no se deshacía en el estómago, lo que redujo la toxicidad. Por otra parte, no existen otros fármacos antitrombóticos similares de administración oral. Existen sustitutos, pero estos no actúan directamente sobre el coágulo”, asegura Bekarev.

El fármaco siberiano ha superado ya todos los ensayos clínicos y se está produciendo en Koltsovo en forma de pastillas y como solución inyectable. El grupo de investigadores ha recibido un premio de la región de Novosibirsk por el desarrollo del medicamento.

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