Los planes de Rusia para construir una nueva estación espacial

El proyecto, que comenzaría en 2017, implicaría el desarrollo de un programa nacional y la renuncia a la sección rusa en la Estación Espacial Internacional. Fuente: NASA

El proyecto, que comenzaría en 2017, implicaría el desarrollo de un programa nacional y la renuncia a la sección rusa en la Estación Espacial Internacional. Fuente: NASA

Rusia podría iniciar en 2017 la construcción de su propia estación espacial. Para ello tendría que renunciar a la sección rusa en la Estación Espacial Internacional (EEI). Sin embargo el país eslavo cumplirá los compromisos adquiridos hasta 2020 con los otros miembros del programa. Según ha podido saberse, se ha propuesto incorporar a la nueva estación una parte de los módulos destinados anteriormente a la EEI.

Según una fuente cercana a la dirección del Instituto Central de Investigación de Ingeniería Mecánica de Rusia, la puesta en órbita de una estación espacial nacional es una de las principales propuestas del proyecto de desarrollo de astronáutica tripulada hasta 2050. El documento está siendo redactado por un grupo mixto de miembros de Roscosmos y de otras organizaciones científicas. El despliegue de la estación rusa se prevé para el periodo entre 2017 y 2019.

“La estructura inicial se basará en el módulo laboratorio multipropósito y el módulo universal de embarque de la nave ОКА-Т”, anuncia la fuente haciendo referencia a las propuestas del grupo. “Las naves Soyuz-MS y Progress-MS facilitarán la explotación de la estación y, entre 2020 y 2024, se podrían terminar los módulos energético y de transformación usados en el programa lunar”.

Rusia participa en el programa de la EEI desde 1998. Roscosmos destina actualmente a su mantenimiento seis veces menos que la NASA. En 2013, EE UU aportó 3.000 millones de dólares. Rusia tiene derecho a enviar a la mitad de la tripulación.

A pesar de esto y según aseguran las fuentes consultadas, no se puede hablar de una reducción anticipada del trabajo en la EEI. Moscú tiene la intención de cumplir sus compromisos internacionales hasta el año 2020.

Recordamos que, en mayo, en un contexto de enfriamiento de las relaciones entre Moscú y Washington por la imposición de las sanciones, el vice primer ministro Dmitri Rogozin —al frente del sector espacial— anunció que Rusia no prorrogaría la explotación de la Estación Espacial Internacional hasta 2024, como proponía EE UU, y que reasignaría a otros proyectos espaciales el dinero destinado inicialmente a la EEI.

A principios de noviembre, el director de Roscosmos, Oleg Ostapenko, anunció al administrador de la NASA, Charles Bolden, que Rusia tomaría la decisión definitiva sobre la prórroga antes de final de año. 

¿De qué le sirve a Rusia su propia estación?

Fuentes cercanas a la industria espacial señalan varios factores como claves en la decisión de Rusia de construir una estación espacial propia. En primer lugar, el lanzamiento de las naves tripuladas Soyuz-MS desde la base espacial Vostochni con una inclinación de 51,6 grados (la inclinación de la EEI) implica un gran riesgo para la tripulación en la etapa de ascenso: en una situación de emergencia los astronautas podrían caer en mar abierto.

La inclinación de la nueva estación espacial será de 64,8 grados y la ruta de vuelo en la etapa de ascenso atraviesa tierra firme. Además, los parámetros de posición de la nueva estación permitirán enviar cargas por medio de cohetes lanzados desde la base espacial militar de Plesensk.

De este modo, Rusia tendrá acceso al espacio desde dos plataformas a la vez, lo que le permitirá evitar el riesgo de choques políticos por el uso de la base espacial de Baikonur, actualmente alquilado a Kazajistán.

“La nueva estación se encontrará en una posición geométricamente favorable, con posibilidad de ampliar el campo de visión de la superficie de la Tierra”, afirma la fuente. “Desde la estación se verá el 90 % del territorio de Rusia y la plataforma continental ártica, mientras que desde la EEI no pasa del 5 %”.

Otra función de la nueva estación serán las pruebas de vuelo tripuladas a la Luna: “Se creará una especie de base de operaciones en la estación a donde se enviarán los aparatos para lanzarlos después en dirección a la Luna”.

¿Cuánto costará el proyecto?

De momento no se ha mencionado ninguna cifra. En la etapa inicial de desarrollo de la estación se utilizarán módulos y aparatos elaborados para la sección rusa de la EEI y los expertos esperan que no se generen costes adicionales.

Antes de entrar en el proyecto de la EEI, Rusia utilizaba el complejo orbital MIR. En 2001, dicha estación fue retirada de la órbita y hundida en el océano Pacífico, entre otras razones, por sus altos costes de mantenimiento que rondaban los 200 millones de dólares anuales. En 2011, el exdirector general de la Agencia Aeroespacial Rusa, Yuri Koptev, afirmó que no había ninguna razón para seguir explotando la estación MIR dado el desastroso estado en que se encontraba. “Hubo incluso momentos críticos en los que llegamos a perder el control de la estación durante la corrección de su órbita de vuelo”.

El 24 de noviembre se celebrará en Astaná (Kazajistán) un encuentro de la comisión intergubernamental ruso-kazaja a la que asistirá tanto el copresidente de la comisión, Ígor Shuvalov, como el vice primer ministro de Rusia, Dmitri Rogozin. Este último podría reunirse por separado con Oleg Ostapenko y su primer asistente, Alexánder Ivanov, para discutir sobre temas relacionados con la astronáutica tripulada, empezando por la segunda etapa de construcción de la base espacial Vostochni. Cabe recordar que hay programado un lanzamiento con tripulación desde esta base en 2018.

Artículo publicado originalmente en ruso en en el diario Kommersant.

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