Científicos rusos trabajan en Guinea en la búsqueda de una vacuna contra el ébola

Se encuentra en la última fase de pruebas en animales y  creen que la tasa de mortalidad podrá reducirse hasta un 5%. Fuente: Reuters

Se encuentra en la última fase de pruebas en animales y creen que la tasa de mortalidad podrá reducirse hasta un 5%. Fuente: Reuters

Una vacuna experimental contra el virus de la fiebre hemorrágica del Ébola se encuentra en la última fase de pruebas en animales y pronto estará lista para sus pruebas en personas.

 "Como en el caso de cualquier otro virus, el ébola puede utilizarse como arma bacteriológica, como la salmonela o la gripe. Cualquier patógeno en manos de personas competentes en la materia, utilizado con criterio, podrá servirles para conseguir cualquier objetivo”, Mijaíl Schelkánov, del Instituto de Investigación Científica de Virología Ivanovsk.

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"El ébola no es un virus artificial. Por ahora no podemos manipular los virus hasta el punto de crearlos. Además, ¿para qué íbamos a hacerlo, si podemos tomarlos de la naturaleza?”, Mijaíl Schelkánov.

"Existen razones para creer que próximamente esta vacuna podrá utilizarse para la prevención del ébola”, comenta Anna Popova, directora del Servicio de Supervisión de los Derechos de los Consumidores de Rusia, sin mencionar fechas exactas.

En la actualidad, en Guinea se encuentra una brigada rusa de epidemiólogos y especialistas en virus que trabajan en un laboratorio virológico móvil construido por la empresa de camiones Kamaz.

Estos especialistas trabajan también en el hospital Donka de la capital de Guinea, Conakri, en contacto directo con la OMS y Médicos Sin Fronteras.

Según datos de la OMS del 18 de septiembre, en África Occidental han contraído el ébola 5.347 personas y 2.618 han fallecido. La tasa de mortalidad asciende a cerca de un 60%, un índice menor que el de las antiguas epidemias, en las que esta cifra alcanzaba el 90%.

Se trata del mayor brote desde el descubrimiento del virus en 1976. Además de Guinea, Sierra Leona y Liberia, se han detectado casos de contagio en Nigeria y Senegal.

Según una investigación de la Universidad de Oxford, el virus del Ébola podría aparecer en 15 países del África Subsahariana, donde 22 millones de personas viven dentro de la zona de riesgo.

Otro potencial peligro consiste en el hecho de que el virus podría mutar y pasar a transmitirse no solo de persona a persona, sino también por el aire. Esta idea fue expresada por el doctor Michael Osterholm del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota. 

¿Cómo reducir la tasa de mortalidad?

Mijaíl Schelkánov, del Instituto de Investigación Científica de Virología Ivanovski, comenta en una entrevista para RBTH que la vacuna, aunque sea experimental, puede ayudar a luchar contra el virus, aunque lo más importante es establecer un tratamiento adecuado.

Mijaíl formó parte del primer grupo de virólogos rusos que fueron enviados a Guinea a principios de agosto para ayudar a luchar contra la epidemia.

“Si establecemos a un enfermo un tratamiento sintomático adecuado, añadiremos un 10% a su probabilidad de supervivencia. Si añadimos el tratamiento de desintoxicación adecuado, ganaremos un 10% más. Si además añadimos soporte respiratorio, conseguiremos otro 20%. Con un tratamiento hemostático ganaremos otro 10%. Y si además de todo ello le damos un antisuero, ganaremos otro 25-30%”, comenta Schelkánov.

Según el experto, las fiebres hemorrágicas, a cuya categoría pertenece el ébola, son peligrosas por la rapidez de su evolución y porque surgen en zonas de difícil acceso: en lugares donde no hay hospitales y los enfermos no reciben ayuda a tiempo. Con el tratamiento adecuado, la letalidad del virus puede reducirse hasta un 5-10%.

“Un ejemplo de ello fue la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, muy conocida en la época soviética. Debido a la ausencia de unas estrictas normas sanitarias en las aldeas remotas de la Asia Central soviética, la tasa de mortalidad de esta fiebre llegó al 50%”,  recuerda Schelkánov. 

“La importancia de actuar sobre el foco”

El principal problema de África Occidental consiste en que, como la epidemia no se detuvo en diciembre de 2013, cuando comenzaron a aparecer los primeros casos, ahora, según Schelkánov, el virus “sólo podrá detenerse enviando al lugar un contingente militar que aísle las aldeas entre sí”, e incluso esto podría no ser suficiente para liquidar la epidemia.

Los 3.000 militares que Barack Obama envió a África Occidental la semana pasada únicamente servirán para reforzar los puestos fronterizos, explica Schelkánov,

Detener el brote del ébola es una tarea complicada fundamentalmente por dos razones. En primer lugar, la infección es de carácter focal-natural. Controlar el proceso de circulación de los virus en los focos naturales de los bosques de Guinea, Sierra Leona y Liberia es por ahora prácticamente imposible. Para ello hace falta información recogida por una estación epidemiológica para cuya creación Rusia está llevando a cabo negociaciones con Guinea.

En segundo lugar, África Occidental es uno de los territorios más pobres del mundo en el que prácticamente no existen servicios sanitarios y epidemiológicos modernos.

Estas condiciones insalubres se agravan por la falta de competencia administrativa de muchos países de África Occidental y por el alto nivel de corrupción, que no permite ni siquiera tomar medidas de control de epidemias correctamente: una persona infectada puede traspasar un puesto fronterizo a cambio de un dólar y medio.

Es importante también tener en cuenta la influencia de las creencias locales. En particular, las costumbres funerarias en todas las aldeas, donde se abraza a los fallecidos antes de llevarlos a sus sarcófagos. Todo esto pone trabas a los intentos de detener rápidamente la epidemia. 

Sobre la naturaleza del virus

Los focos naturales de la fiebre del ébola se encuentran en las partes altas de la zona forestal del norte de Guinea. El reservorio natural son los murciélagos. Estos habitan generalmente las zonas altas de la selva tropical, no padecen la enfermedad de forma sintomática, pero excretan la enfermedad a través de las heces y la saliva. De ellas se infectan los primates. Estos, que se vuelven sedentarios e inactivos a causa de la enfermedad, son cazados rápidamente e infectan a su vez a los cazadores.

Las personas se infectan también comiendo los murciélagos directamente. Un murciélago totalmente cocinado no plantea ningún peligro, pero el contagio suele darse durante su preparación. La única vía de lucha contra el virus es la creación de una vacuna y el control regular de sus focos naturales.

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