La malograda historia de la informática en la URSS

Fuente: Ria Novosti / Borís Ushmaikin

Fuente: Ria Novosti / Borís Ushmaikin

Las primeros computadoras soviéticas, creadas a finales de los años 40, eran tan avanzadas como sus equivalentes occidentales. La industria informática se desarrolló rápidamente hasta principio de los años 70, cuando las imprudentes decisiones del Gobierno soviético supusieron el fin de estos inventos únicos. Algunos de ellos son tan interesantes y relevantes que aún se guardan en secreto.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno de Stalin empezó a reflexionar sobre la necesidad de conseguir adelantos técnicos en la industria y la ciencia. El inicio de la Guerra Fría requería la movilización de los recursos intelectuales de la nación. A principios de los años 50, la URSS había fundado una industria informática moderna que no era para nada inferior a la occidental. Sin embargo, a principios de los 70, el Gobierno soviético decidió frenar este desarrollo propio para realizar copias piratas de sistemas occidentales. Como resultado, toda la industria soviética se destruyó y se asestó un gran golpe a la ciencia mundial.

Los primeros pasos para crear una pequeña máquina computacional electrónica (MESM) se dieron en 1948, en un laboratorio secreto en la ciudad de Feofaniya, a las afueras de Kiev. El trabajo fue dirigido por Serguéi Lébedev, que en aquella época era director del Instituto de Ingeniería Electrónica de la Academia Ucraniana de las Ciencias.

Propuso, justificó e implementó los principios de una máquina computacional electrónica con un programa de almacenamiento. En 1953, un equipo liderado por el mismo Lébedev creó la primera gran computadora, conocida como BESM-1. El aparato fue montado en Moscú, en el Instituto de Mecánica de Precisión e Ingeniería Computacional. El BESM-1 fue creado tomando como base 180.000 transmisores individuales y destacaba por su completa falta de microcircuitos.

Los computadores personales también proponían soluciones técnicas interesantes, especialmente en la serie que produjo el Instituto de Cibernética de Kiev: el Mir-1, Mir-2 y Mir-3. Eran computadores personales completos para los 60, con todas sus características, memoria y capacidad de ser utilizados para cualquier tipo de equipamiento industrial.

El sistema operativo original en la Unión Soviética no estaba unificado bajo un estándar común, incluso dentro de una misma serie. Los aparatos más modernos no podían 'entenderse' con sus predecesores. Las máquinas eran incompatibles en lo que respecta a capacidad digital y periféricos. Ahora, los científicos creen que si los sistemas se hubiesen unificado, la URSS podría haber tenido la oportunidad de ser el líder mundial en la industria.

Debido a esta falta de uniformidad y a una estrategia de desarrollo mal enfocada, la informática soviética había empezado a quedarse bastante atrás a principios de los 70. Cuando cayó la URSS, este sector no estaba en situación de competir con la industria extranjera. Andréi Ershov, uno de los fundadores de la tecnología informática de la Unión Soviética, afirmó abiertamente que si Glushkov no hubiese dejado de producir las series Mir, el mejor computador personal del mundo habría sido creado en la URSS.

Un error fatal: piratear a IBM

En 1969, las autoridades soviéticas decidieron terminar todos estos desarrollos únicos y comenzar a crear computadorees basados en la plataforma IBM/360. En otras palabras, decidieron piratear los sistemas occidentales. “Esa fue la peor de las decisiones posibles”, dice el historiador y programador Yuri Revich. “El Gobierno soviético y, en parte, los propios desarrolladores son culpables de que la industria dejase de producir de manera independiente. Cada grupo investigador 'se cocía en su propia salsa', y el régimen de secretismo hacía que fuese más fácil tomar prestadas soluciones tecnológicas de revistas científicas occidentales que de publicaciones soviéticas”.

En opinión de Revich, esto tuvo como efecto lateral que la industria informática soviética se quedase atrás. Para cuando la URSS había lanzado su primer macroordenador ES EVM, los EE UU ya habían pasado a la siguiente generación de IBM/370. “Los desarrolladores tenían que llevar a cabo una ingente cantidad de trabajo, igual que si tuviesen que crear un aparato desde cero, incluyendo traducir los programas y mucho más”, explica Revich. “Pero los resultados eran completamente inadecuados. La ciencia mundial salió perdiendo a resultas de esa decisión”.

En los 80, al igual que todos los sectores de la tecnología soviética, la industria informática se había estancado. Las ideas de los 40-60 se recuperaron y se implementaron. Los soviéticos desarrollaron algo parecido a los IBM, pero no pudieron llevar a cabo sus propias ideas.

Fotos: Informática soviética

“Viví los últimos años 80 y principios de los 90, cuando había dos o tres tipos de computadores en el país”, recuerda Maxim Moshkov, programador, analista de UBS y creador de la primera biblioteca electrónica de Rusia, Lib.ru. “En el trabajo, tenía dos torres del tamaño de una mesa de despacho, de un metro y medio de alto, que realizaban los cálculos del sueldo de los empleados. También se podían utilizar para llevar a cabo algunos experimentos científicos. Las torres tenían 16 megabites de RAM y para su mantenimiento había un equipo de 15 programadores, administradores y técnicos. Es cierto que los computadores extranjeros funcionaban de manera similar. Tenían una base ligeramente diferente, pero con los mismos principios”, explica Moshkov.

Muchos de los genios responsables de los sistemas informáticos soviéticos emigraron. Vladímir Pentkovski, que trabajó en el Instituto Lébedev de Mecánica de Precisión e Ingeniería Informática se convirtió en desarrollador jefe de microprocesadores en Intel; bajo su dirección, la compañía creó el procesador Pentium en 1993. Pentkovski aprovechó los conocimientos técnicos soviéticos en los productos Intel. En 1995, Intel había lanzado el moderno Pentium Pro, que en términos de capacidad estaba cerca al microprocesador ruso El-90 de 1990.

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