A mediados de octubre tendrá lugar un congreso organizado por el Organismo Organismo Internacional de Energía Atómica sobre fusión termonuclear. Fuente: AFP / EASTNEWS
Uno de los temas centrales del congreso es el proyecto internacional ITER, que reúne a 35 países entre los que se incluyen la Unión Europea y Rusia. El objetivo del proyecto es la creación de un reactor termonuclear experimental —cuya construcción ya se ha iniciado en la ciudad francesa de Cadarache (a 60 km de Marsella)— y demostrar que se puede emplear para uso comercial. En el marco del congreso, la corporación estatal rusa Rosatom presentará ante la comunidad científica internacional la información correspondiente a la participación de la parte rusa en el proyecto.
La idea del ITER surgió en Rusia. En 1985, Evgueni Velijov propuso a los científicos de Europa, Estados Unidos y Japón en nombre de la URSS la creación conjunta de un reactor termonuclear basado en un aparato ideado por los científicos soviéticos, el TOKAMAK: una ‘cámara toroidal con bobinas magnéticas’ capaz de retener el plasma, lo que resulta imprescindible para la fusión termonuclear controlada). Y ya en 1986, se llegó a un acuerdo en Ginebra para diseñar una instalación que más adelante recibiría el nombre de ITER. En 2011 se inició la construcción del aparato.
A pesar de la tensión que se ha vivido en los últimos meses en el ámbito internacional, la realización del proyecto ITER sigue su curso con normalidad. Según el doctor en ciencias físico-matemáticas y director de la oficina rusa del ITER, Anatoli Krasílnikov, esto se debe a que el proyecto tiene una importancia crucial para todo el planeta. “La importancia de este proyecto para la humanidad es tal, que los conflictos circunstanciales pierden relevancia”, explica Krasílnikov en una entrevista concedida a RBTH.
“Los países que participan en el proyecto generan el 80 % del PIB mundial, y en ellos vive cerca de la mitad de la población de la Tierra”, señaló el científico.
Tal como contó a RBTH el portavoz Michel Claessens, los supervisores del grupo de trabajo del ITER se llevaron muy buena impresión en su última visita al Instituto Efrémov (San Petersburgo), en el que se están llevando a cabo algunas tareas del proyecto. Claessens remarcó también que, a diferencia de ‘otros socios’, Rusia nunca incumple los plazos de ejecución de las tareas que le corresponden.
En total, Rusia se ha comprometido a producir 20 sistemas para el reactor internacional.
El reactor termonuclear es mucho menos peligroso que el nuclear en lo que respecta a la radiación. Ante todo, la cantidad de sustancias radiactivas que contiene es relativamente pequeña. La energía que se puede desprender en caso de accidente también es poca y no podría destruir el reactor. Además, la estructura del reactor dispone de algunas barreras naturales que impiden la propagación de las sustancias radiactivas.
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