De profesión: analista de porno

Fuente: Getty Images / Fotobank

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Anna Lárkina tiene 26 años y, desde hace cinco, se gana el sueldo analizando fotografías y vídeos pornográficos y eróticos. Forma parte del equipo de la compañía Kaspersky Lab y su cometido es mejorar el software de control parental. Además de los contenidos para adultos, su trabajo requiere la visualización de escenas violentas y páginas que promocionan el consumo de drogas.

Anna se especializó en crítica y comercio de arte, formándose en la ciudad alemana de Marburg y en la Universidad Estatal de Moscú, y quería ser fotógrafa. Mientras estudiaba trabajaba para una empresa de internet dedicada al seguimiento de diferentes contenidos. Entonces recibió una oferta de Kaspersky Lab, compañía de desarrollo de software antivirus.

"Inmediatamente me advirtieron de que iba a trabajar con pornografía. Después de pensarlo detenidamente, decidí que no iba a suponer un problema. Ahora, cuando me dirijo a nuevos candidatos, por norma les aviso sobre el tipo de material con el que trabajarán.

Lo más importante es estar preparados para las escenas ya no pornográficas, sino violentas, dado que a veces se trata de imágenes muy duras: cuerpos desmembrados, crueldad... todavía no me he acostumbro a ello", dice Lárkina.

La pornografía, según ella, es mucho más simple; los desnudos son completamente naturales y no son feos. Aunque a veces sus colegas giran la cabeza con gesto de horror al pasar por delante de su ordenador. "Me preguntan: 'Dios mío, Ania, ¿cómo puedes ver esto?", se ríe Lárkina.

Contenido peligroso incluso en las noticias

Su trabajo es necesario para mejorar los programas de 'control parental', que forman parte de las soluciones de seguridad de Kaspersky Lab y permiten a los padres restringir las visitas de sus hijos a varios sitios de internet, principalmente con contenido para adultos.

"Tenemos robots que ejecutan y clasifican los sitios web. Nuestra labor es enseñar a esos robots. Les incorporamos datos que ellos han pasado por alto o bien información que desconocen, y después funcionan aún mejor",  explica Anna. Lárkina cita el ejemplo del black metal noruego, entre el que encontraron una canción que dice: 'Descuarticé un niño y me unté con su sangre'. Ahora, el robot ya conoce esta canción y la atrapa.

Hoy día, los niños en edad preescolar sienten curiosidad por manejar los portátiles de sus padres. Hacen click con el ratón, saltando de manera aleatoria de sitio en sitio y, durante este proceso, pueden revelar sin darse cuenta páginas de contenido inapropiado o con ofertas dudosas.

"Los sitios porno son fáciles de atrapar. Pero las fotos con cadáveres y la violencia proceden incluso de las noticias", dice Lárkina.

Recuerda cómo su sobrina pequeña entró en la web de uno de los principales canales de Rusia y en las noticias aparecía la foto de un hombre muerto. La criatura se asustó y empezó a llorar. Así, la tarea de Anna Lárkina consiste en indicar al robot incluso los contenidos peligrosos que se encuentran en los noticiarios. Y los padres pueden decidir, según la edad de sus hijos, si permiten que vean los horrores de la vida real o quieren protegerlos de las escenas de guerra y, al mismo tiempo, restringir el acceso a los juegos en línea y sitios web que promueven el consumo de drogas.

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Anna explica que sus amigos entienden la importancia de su labor. "Claro que al principio mis amigos me pedían: 'Ania, seguro que conoces los mejores sitios porno, ¡pásanos una lista! Pero luego se calmaron e incluso a veces me llaman la atención sobre sitios que debería comprobar”, cuenta Lárkina. “Mi madre ya está tranquila, aunque antes me había dicho: '¿Cómo puedes hacer esto? Lo de la pornografía no es un problema, ¡pero tener que ver tanta violencia..!". Pero en seguida se dio cuenta de que es algo importante y también está orgullosa de mí”.

Ahora Anna está trabajando en un nuevo proyecto, que incluirá 70 categorías diferentes de contenido en diez idiomas. "No puedes filtrar sólo violencia en general y violencia de género. Hay que añadir, por ejemplo, el extremismo, el racismo, el lenguaje obsceno, el suicidio, el odio y la discriminación. Y también hemos ampliado otras categorías, como la pornografía, los juegos de azar, las drogas y el alcohol, y muchas otras. Los usuarios podrán elegir qué filtros habilitar. Este proyecto recibe el apoyo de una empresa que desea restringir el acceso a algunos sitios web para sus empleados. A través de este proyecto, estamos mejorando el software del control parental", comenta esta analista de contenido.

Lárkina está dispuesta a seguir trabajando con material 'para adultos'. "Me encanta mi profesión y no por el hecho de que pueda ver porno mientras trabajo, sino porque aporta resultados y algunos de ellos ya son visibles", añade.

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