Ucrania gira hacia EE UU como suministrador de combustible nuclear

Construcción del sarcófago en el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil. Fuente: Ria Novosti

Construcción del sarcófago en el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil. Fuente: Ria Novosti

El actual gobierno ucraniano planea comprar combustible nuclear a la estadounidense Westinghouse. Esta decisión política conlleva un gran riesgo para la seguridad, ya que el combustible estadounidense no es compatible con las centrales de fabricación soviética.

El pasado 16 de mayo, un grupo de unos cuarenta combatientes del Sector de Derechas intentó tomar por la fuerza la central nuclear Zaporozhskaya. A los soldados ucranianos y a los guardias que custodiaban la central, les dijeron que sólo querían proteger la central de un posible ataque de los separatistas. Finalmente, los milicianos fueron detenidos y poco después fueron puestos en libertad.

Los analistas no descartan que se den nuevos intentos por parte de los combatientes de ocupar las instalaciones nucleares ucranianas, país que cuenta con un total de cuatro centrales.

Por su parte, el gobierno ucraniano ya ha reconocido que no se encuentra en condiciones de proteger sus propias instalaciones nucleares y el pasado 2 de marzo la Rada Suprema solicitó asistencia internacional para custodiar las instalaciones. Occidente no desea un nuevo Chernóbil, por lo que, según informan varios medios, la OTAN ya ha enviado al país a especialistas.

Además, varios organismos europeos han destinado importantes fondos para financiar los servicios de seguridad. Por ejemplo, la Agencia Europea para la Energía Nuclear ha concedido a la compañía ucraniana Energoatom (operadora de las cuatro centrales nucleares ucranianas) un crédito de 300 millones de dólares, y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) ha prestado a Ucrania esa misma cantidad de dinero.

Sin embargo, el problema reside en el hecho de que no sólo los combatientes del Sector de Derechas suponen una amenaza para las centrales nucleares ucranianas, sino también el propio gobierno ucraniano.

Debido a que estas centrales son responsables de entre el 45 y el 50% de la energía de Ucrania, el gobierno ha decidido asegurar la 'independencia' respecto a Rusia en este sector. Entre otras medidas, las autoridades han decidido dejar de comprar el combustible a un proveedor ruso y firmar un contrato con la norteamericana Westinghouse.

Para Estados Unidos este contrato es muy importante, especialmente después de que Alemania renunciara a la energía nuclear. “Este contrato supondrá un 5-10% de nuestro suministro de combustible a Europa. Y cuando consigamos exportar combustible a los 15 reactores (por ahora únicamente se suministrará a algunos de ellos), este indicador podría alcanzar el 20-25% de nuestro negocio en el Viejo Continente”, comenta el vicepresidente de Westinghouse, Mike Kirst.

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Sin embargo, el combustible estadounidense no es compatible con los reactores ucranianos. Ucrania ya intentó utilizar este combustible en los años 2012 y 2013 y las pruebas fracasaron estrepitosamente.

Este fracaso se debió en parte a la baja calidad de la producción de Westinghouse. “Las nuevas autoridades, que no poseen experiencia en el sector, creen que es muy sencillo reemplazar un combustible nuclear por otro, como el carbón de Donbass por otro carbón de Polonia. Pero Westinghouse es inferior en calidad al combustible ruso en todos los ámbitos del mercado internacional. Sería de idiotas discutir este hecho”, comenta el asesor del director general del Instituto Físico-Técnico de Járkov y miembro honorífico de la Sociedad Nuclear de Ucrania, Mijaíl Umanets.

El problema de la incompatibilidad

La instalación de cargas de combustible de fabricación estadounidense en reactores nucleares de diseño soviético es una práctica peligrosa, ya que, sencillamente, un dispositivo no encaja con el otro. Como consecuencia, durante una inspección rutinaria de las zonas de actividad de varias cargas de combustible estadounidenses instaladas en los reactores de dos centrales ucranianas se detectaron graves daños mecánicos y deformaciones.

“Las características termomecánicas que causan estas deformaciones pueden acabar provocando que se imposible extraer el combustible, - explica el director adjunto del Instituto de Seguridad en el Desarrollo de la Energía Nuclear de la Academia Rusa de Ciencias, Rafael Arutiunián. – En cuestiones de seguridad, lo más importante es que cada una de las partes de la central (la zona activa de un reactor, los sistemas de seguridad nuclear o los vástagos que regulan la potencia del reactor) esté siempre bajo control y que no se produzca una reacción en cadena. Si en la zona activa se produce algún accidente, esto puede provocar serios problemas”, expone el experto.

En este sentido, no se trata del factor humano o de la falta de profesionalidad de los ingenieros ucranianos. En Eslovenia, la República Checa y Finlandia, cuyos reactores siguen el modelo soviético, se encontraron con el mismo problema al comprar combustible estadounidense, debido a lo cual recuperaron sus contratos con socios rusos.

Sin embargo, el gobierno ucraniano actual, debido a motivos políticos, ha decidido retomar el experimento. Se justifica con unas declaraciones de Westinghouse en las que la compañía asegura haber mejorado la calidad de su producto. Los especialistas nucleares comentan que estas promesas no significan nada.

La presidenta de la Inspección Estatal de Regulación Nuclear de Ucrania, Elena Mikolaichuk, que no se había declarado en contra del contrato con la compañía estadounidense, exigió que se llevaran a cabo los procedimientos de adaptación y de concesión de licencias necesarios para importar el combustible estadounidense.

Como respuesta, el gobierno, que no desea crear problemas a Westinghouse ni retrasar la firma del contrato, despidió de su cargo a Mikolaichuk y nombró a un sustituto más flexible, Yuri Nedashkovski, gerente de Energoatom. El nuevo presidente de la Inspección, en lugar de hablar de licencias y de calidad de producción, declaró la necesidad de “liberarse de la dependencia de Rusia”.

Al cambiar de proveedor por motivos políticos, el gobierno ucraniano no sólo ha puesto en duda la cuestión de la seguridad en sus propias centrales nucleares, sino que también ha dado su aprobación a una polémica medida que conllevará más contaminación del medio ambiente.

El combustible procesado en EE UU se tiene que almacenar en algún lugar de Ucrania, ya que el país norteamericano se niega a ello. Así, la compañía estadounidense Holtec International comenzará a construir un depósito centralizado de combustible nuclear irradiado cerca de Kiev. Naturalmente, con fondos del presupuesto ucraniano, que ya sin este proyecto tiene abierto un enorme agujero.

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