El servicio militar, ¿cuestión de honor o una dura obligación?

El Ejército ruso tiene un sistema mixto para formar su composición: por contrato y por reclutamiento. Está previsto que muy pronto el ejército pase a formarse totalmente mediante vía contractual, pero mientras no se lleve a cabo la reforma de las Fuerzas Armadas, los reclutas constituyen casi la mitad del personal del Ejército ruso, aunque hay muchos jóvenes que no están dispuestos a ir a filas.

Ya es el segundo año consecutivo que la Oficina de reclutamiento de Moscú busca al despistado de mi sobrino para entregarle en mano una notificación del ejército que le llama a prestar servicio a la patria. La patria no exige demasiado, la verdad: en total, servir un año en las filas de las Fuerzas Armadas. Pero mi sobrino, como muchos otros jóvenes, no está dispuesto a sacrificar un año de su vida en nombre de un deber que le resulta incomprensible. 

150.000 reclutas partirán esta primavera al ejército. El castigo por eludir el reclutamiento es una cuantiosa multa económica de 200.000 rublos (5.600 dólares) o bien una pena de cárcel de hasta dos años.

Cada otoño y cada primavera, cuando en Rusia comienza el periodo de reclutamiento, centenares de jóvenes que se hallan en la edad comprendida entre los 18 y los 27 años, sin causas justificadas para negarse a prestar el servicio militar obligatorio, se esfuerzan en salir de casa lo menos posible para que no los envíen desde la calle directamente al punto de reunión. “Si eres mal estudiante irás al ejército”, es una frase con la que suelen asustar los padres a sus hijos. 

¿Qué tiene de terrible servir en el ejército? 

“Muchos reclutas temen que les toque prestar servicio en puntos calientes. Todos recordamos Afganistán y las guerras chechenas.  Ahora, por reclutamiento, es imposible que te destinen a prestar servicio en zonas de conflicto militar, pero no por ello el temor entre la gente se ha vuelto menos acuciante”, explica a RBTH Alexander Tolmach, colaborador científico del Instituto de Sociología de la Academia de las Ciencias de Rusia. 

Habilidades de un soldado ruso

En general, la apatía de los jóvenes rusos respecto a servir en el ejército está vinculada también con la considerable caída del prestigio de la profesión militar que se produjo a principios de la década de 1990. El país atravesaba un duro periodo de transformaciones durante el cual la institución del ejército perdió su función de escalar eficazmente posiciones en el escalafón social, el servicio en el ejército se convirtió en el destino de las capas pobres de la población, se acrecentaron en su seno las actitudes no reglamentarias, como las temibles novatadas. 

“Ahora la situación económica de los militares ha mejorado, el ejército recibe la tecnología más puntera y se realizan estudios a gran escala varias veces al año. Pero los sentimientos de la juventud hacia el servicio en el ejército no resulta tan fácil de cambiar. Entre los jóvenes de ahora están vigentes nuevos valores. La juventud actual es egocéntrica y el servicio en el ejército supone una dura subordinación a un colectivo y a las normativas militares”, añade Tolmach. 

Según datos del Centro Sociológico del Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia, precisamente es la visión del mundo y no el estímulo material lo que influye sobre la actitud existente hacia el servicio militar. Por eso, si los valores de la juventud no cambian en un futuro cercano, a las Fuerzas Armadas rusas les espera un déficit crónico. 

Los legionarios extranjeros no son la solución 

¿Se puede compensar la escasez en el contingente militar con la creación de legiones extranjeras? Estas unidades militares, compuestas por ciudadanos extranjeros, hace ya tiempo que existen en Reino Unido y en Francia. En los Estados Unidos a los extranjeros también se les permite entrar a  filas norteamericanas y se les concede la ciudadanía estadounidense nada más expirar el primer contrato (de tres años). 

En Rusia los extranjeros no pueden ingresar en el ejército por la vía del reclutamiento, pero no se prohíbe su presencia si se hace por vía contractual. En 2003, el presidente Vladímir Putin firmó un decreto a este respecto. Como único requisito, es necesario dominar con fluidez el ruso. Pero en la última década los extranjeros no han manifestado un especial deseo en servir en el Ejército ruso. Probablemente se deba a que no pueden hacer carrera en él. Por ley, está prohibido que los extranjeros ostenten rangos superiores a los de soldado y sargento. Según datos del Ministerio de Defensa, en la actualidad en las filas del Ejército ruso hay cerca de 300 ciudadanos extranjeros, en general, procedentes de los países de la CEI (Comunidad de Estados Independientes). 

Con estos 300 efectivos, por supuesto, es imposible crear una legión extranjera. Así que para reforzar la capacidad defensiva de las fuerzas armadas rusas sólo queda confiar en nuestros propios ciudadanos. 

Los datos de las encuestas sociológicas indican que en los últimos cinco años servir en el ejército se ha vuelto una opción más atractiva para los rusos. Si antes los padres trataban por todos los medios de que sus hijos no ingresaran en el ejército, ahora, de acuerdo a datos de la encuesta de febrero del Centro ruso de Estudio de la Opinión Pública (VTsIOM), a uno de cada dos entrevistados (53%) no les desagradaría que alguno de sus parientes cercanos sirviera en el ejército. Hace cuatro años se registraba un índice del 36% en esta misma pregunta. Hoy una mayoría aplastante de encuestados (80%) considera que los hombres deben servir en el ejército y el 42% afirma que las fuerzas armadas son una cuestión de honor para el hombre actual.

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