En busca de un consumo nuclear sostenible

En el proyecto participan diversos países. Fuente: Servicio de prensa.

En el proyecto participan diversos países. Fuente: Servicio de prensa.

Rusia, junto con otros países, participa en una iniciativa que pretende dotar en el futuro una fuente inagotable de energía limpia mediante la construcción de un reactor. El proyecto, denominado ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), busca que la energía invertida en la creación del reactor se recupere multiplicada por diez.

El grupo de colaboración internacional se compone de siete socios clave: la UE, China, India, Japón, Corea del Sur, Rusia y EE UU. Por sus dimensiones, es comparable con los proyectos de la Estación Espacial Internacional. 

El director de la agencia rusa del ITER, Anatoli Krasílnikov, ha matizado que en los años 90, ya se obtuvo energía en otras plantas experimentales de fusión nuclear en EE UU y Gran Bretaña. Sin embargo, la energía resultante supuso el 25% de la potencia empleada para su generación en un caso, y el 67% en el otro. “Las estimaciones para el ITER”, remarca Krasílnikov, “prevén que este multiplique por diez la potencia invertida”.

Entre las obligaciones de Rusia como país participante se incluye la fabricación y el suministro de alta tecnología. Para ello, más de 30 instituciones científicas y empresas del sector trabajan en este proyecto internacional. En cuanto a la aportación económica de la Federación de Rusia, en 2013 se invirtieron 124 millones de euros, un 12% más que el año anterior.

Pero el objetivo no es sencillo. Los miembros del Consejo del ITER declararon en su último encuentro, celebrado a finales de noviembre en Francia, que la ejecución de este megaproyecto ha llegado a una fase de dificultad técnica sin precedentes que necesita un mayor compromiso por parte de todos los socios.

No se trata solo del aspecto financiero (los costes ya superan los 15.000 millones de euros), sino también de los plazos estimados para la producción, la verificación y el envío a la plataforma de Caradache (Francia) de los equipos necesarios. Según informó la oficina del ITER a Rusia Hoy, en el transcurso de la reunión se discutió incluso sobre la eficacia de la gestión del proyecto, ya que según lo previsto, la fecha límite de fabricación del reactor experimental es 2020, aunque su lanzamiento está previsto para el 2019. 

Para cumplir con los objetivos, en otoño se anunció el encargo a la japonesa Mitsubishi Heavy Industries de un elemento clave para el ITER: la cámara toroidal, también conocida como tokamak. Se trata de un dispositivo en forma de D que facilita el confinamiento magnético del plasma, el cual, a su vez, permite lograr una síntesis termonuclear controlada. Esta estructura de acero inoxidable tendrá una altura de 14 metros y pesará 300 toneladas. Así mismo, durante la reunión del Consejo celebrada en noviembre, se adoptó una importante solución técnica con respecto al tokamak basada en las investigaciones de científicos y especialistas del instituto ruso Efrémov (NIIEFA), así como en los experimentos realizados con el reactor JET (Joint European Torus), también de tipo tokamak. 

Primeros en el mercado

Rusia tiene la oportunidad de ocupar el primer puesto en el mercado mundial de reactores nucleares híbridos, según el presidente del Centro Nacional de Investigación adscrito al Instituto Kurchatovski, Evgueni Vélijov. “En Rusia se está debatiendo la aprobación de un programa estatal para la creación de un prototipo industrial del reactor termonuclear”, señalaba recientemente el científico en una audiencia ante la Cámara Pública de Rusia. El megaproyecto lo promueve el mencionado centro, junto con la empresa estatal Rosatom y está siendo examinada por el Gobierno. Vélijov espera que en los próximos meses se fijen los plazos para iniciar el trabajo. “Estamos construyendo centrales nucleares en China, allí mismo podemos construir y poner en marcha un reactor de fusión termonuclear con los últimos avances tecnológicos y científicos”, concluyó el académico.

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