Por qué el mundo necesita un nuevo internet

Fuente: AP

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Se ha demostrado que los EE UU manejan internet como si fuera un espacio propio, y que ya no se trata de saber si tienen acceso a la información sino de cuántos accesos tienen. Los BRICS tratan de poner freno a este escenario de inseguridad, aunque es posible que dejemos atrás una época en la que la libertad de expresión era lo habitual en la red.

Cualquiera que se sienta ofendido por el espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad de los EE UU o es un hipócrita o vive en una cueva. El trabajo de las agencias de inteligencia es robar secretos. La NSA escucha las conversaciones de los líderes mundiales, pero los chinos tampoco están de brazos cruzados. En uno de los robos de información del siglo, hackers chinos observaron, en tiempo real, a los diseñadores en los súper secretos Proyectos de Desarrollo Avanzado de la Lockheed-Martin dar la forma final al avión F-35.

Además, es cierto que las conversaciones telefónicas del primer ministro ruso Dmitri Medvédev fueron vigiladas en la cumbre del G20 en Rusia, pero las agencias de inteligencia de Moscú han intensificado su actividad hasta niveles que no se habían visto desde los peores tiempos de la Guerra Fría.

Las noticias más inquietantes es que la NSA (y sus homólogos británicos) no solo está espiando comunicaciones nacionales por internet, sino que, según los documentos presentados por Snowden, también está socavando la autoridad oficial e infiltrándose en compañías de comunicación.

Antes de Snowden, el tema del espionaje gubernamental quedaba en el terreno de las teorías de la conspiración. Después de Snowden la cuestión no es ya si hay “puertas traseras”, sino cuántas. 

El guardián que también es espía

Para entender lo fácil que les resulta a los servicios de inteligencia de los EE UU espiar a los demás, hay que tener en cuenta que internet fue construido por el ejército de los EE UU y casi tienen carta de propiedad. Todo el tráfico pasa necesariamente por los EE UU o por servidores propiedad de compañías estadounidenses. Para los EE UU, la red mundial es una extensión de un wifi casero: todo lo que tienen que hacer es conectarse y escuchar.

Este aspecto de internet fue revelado por primera vez por Snowden. Después de que presidente del comité de Inteligencia Doméstica de los EE UU, Mike Rogers, mintiese diciendo que los EE UU no podían entrar en los correos electrónicos privados, Snowden afirmó que se podía “leer el e-mail de cualquiera, desde tu secretario hasta un juez federal o incluso el del Presidente, si tuviese una cuenta de correo privada”. 

Consecuencias para la seguridad nacional

Los EE UU piensan que tienen que espiar a todo lo que se mueve para luchar contra el terrorismo, pero la encriptación es el Santo Grial de internet: las comunicaciones seguras posibilitan el perfecto funcionamiento de los sistemas financieros y del comercio electrónico. Al meterse en estos sistemas encriptados, la NSA está amenazando los pilares básicos de la economía mundial.

Pero el terrorismo es una pista falsa. Los EE UU y sus cuatro primos anglófonos, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, conocidos como los Five Eyes (cinco ojos), llevan espiando al  resto del mundo desde antes de que hubiesen nacido los primeros terroristas o sus padres. Los sistemas de la NSA están diseñados para proporcionar a los EE UU y sus aliados una injusta ventaja en el escenario global.

Dmitri Minin, de la Fundación de Cultura Estratégica, asegura que “los EE UU han conseguido mantener a flote su economía porque poseen información sobre sus rivales... así, pueden ir un paso por delante de los otros al hacer ofertas en una situación de competencia”. Además, añade que los EE UU “utilizan el ciberespacio para infligir daños materiales y militares a sus potenciales enemigos y para ejercer influencia sobre otros países”.

La red de vigilancia Five Eyes también proporciona beneficios a los miembros más pequeños de la anglosfera. Por ejemplo, el Reino Unido sigue siendo un centro financiero mundial a pesar de haberse convertido en “un desierto industrial”, en palabras de Nicolas Sarkozy. Y la peso pluma Nueva Zelanda  se comporta como un peso pesado en la ONU.

Por supuesto, se sigue robando información. Y es llamativo que las críticas más inflamadas contra Snowden lleguen precisamente de estos cinco países. 

Colgarle el teléfono al Tío Sam

Una consecuencia del escándalo de la NSA es el desfase entre los servicios de inteligencia occidentales: unos aliados reciben mejor trato que otros. Además, la Europa continental se ha empezado a separar del sistema y los servidores de EE UU, lo que abrirá un hueco en el nicho de mercado de las compañías estadounidenses.

Por otra parte, los BRICS están tratando de distanciarse de la NSA con el nuevo cable BRICS. Anunciado en septiembre de 2013 por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el cable irá de Rusia a China, pasando por India, hasta Singapur, Sudáfrica y Brasil para llegar hasta el servidor principal de Florida.

De momento, este cable no es 100 % seguro, ya que la conexión con Florida haría que la NSA hipotéticamente pudiese infiltrarse. Pero, aun así, es el primer paso: un internet mayor, con más países, que se constituyese en un BRICSNET paralelo, podría significar la ruptura final con la red controlada por los EE UU.

El futuro de internet

Todavía está por ver si estas medidas impedirán que la NSA siga espiando, pero el BRICSNET tendrá dos consecuencias inmediatas.

Una, un impacto negativo sobre la libertad de expresión. China ya limita este derecho, por lo que un internet regulado será el instrumento perfecto para el Partido. También India está construyendo un Sistema de Vigilancia Central que despertaría la envidia de la NSA.

Dos, la fragmentación de un internet primario hará difícil combatir el cibercrimen y los virus. Los criminales podrían atacar una red y buscar refugio en otra: una pesadilla para los agentes de la ley.

Por tanto, no estamos ante el entorno de completa seguridad que los espías auguraban.

Rakesh Krishnan Simha es un escritor indio que reside en Nueva Zelanda.

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