“La infraestructura usada en todo el mundo, no debe depender de un solo país”

El primer ministro Dmitri Medvédev (en el centro), junto con Alexander Gurko (a la derecha) presidente de GLONASS y Anatoli Chubáis (a la derecha) jefe de Rosnano. Fuente: Ria Novosti

El primer ministro Dmitri Medvédev (en el centro), junto con Alexander Gurko (a la derecha) presidente de GLONASS y Anatoli Chubáis (a la derecha) jefe de Rosnano. Fuente: Ria Novosti

El director general de la compañía GLONASS, Alexandr Gurkó, intenta disipar los mitos en torno al sistema de navegación por satélite operado por la empresa en una entrevista a RIA Novosti.

¿Qué utilidad tiene el sistema GLONASSsi todo el mundo usa GPS? 

Es verdad que ambos sistemas cumplen la misma función: permiten a los usuarios determinar en todo el mundo la posición de un elemento (una persona, un vehículo o similar) con unos pocos metros de margen de error. En este sentido, no hay ningún motivo para pasar de un sistema al otro. 

Todo cambia si el dispositivo del usuario es capaz de recibir y procesar las señales emitidas por GPS y por GLONASS. En este caso los sistemas trabajan en conjunto y el consumidor obtiene una importante ventaja, tanto de velocidad como de precisión. 

Rusia se ha encargado de poner sus satélites GLONASS en órbita y evolucionar su red de forma consistente durante los últimos años hasta conseguir que ambas tecnologías se complementen y logren cumplir con sus funciones más rápido. 

Pero la utilidad de un sistema de navegación no se limita a dar servicio al usuario. Se usa para fines de navegación, transporte, geodésicos, hidrográficos, agrícolas, y otras actividades afines. 

Sin embargo, el operador de cualquier sistema de navegación por satélite, el Pentágono en el caso del GPS, se reserva la posibilidad de cortar la señal para un territorio determinado. Esta posibilidad puede convertirse en un 'argumento' para conseguir objetivos políticos y económicos. De esta manera la dependencia tecnológica se convertiría en una dependencia global: económica, política y militar. 

La infraestructura usada en todo el mundo no debe depender de un sólo país. No es de extrañar, por lo tanto, que los países que disponen de la capacidad tecnológica y económica necesaria para crear su propio sistema de navegación –hoy en día la Unión Europea y China-  lo hagan. 

Muchos piensan que Rusia exporta la tecnología GLONASS a otros países, ¿es así? 

Los satélites GLONASS, al igual que los GPS, emiten dos tipos de señales, para uso militar y para uso civil. A los usuarios rusos y extranjeros se les proporciona acceso gratis e ilimitado a las señales de navegación civiles del sistema, mientras que el acceso a la señal de otro tipo es restringido. 

Rusia ha implementado el uso compartido GLONASS/GPS en el ámbito de la seguridad nacional y otras necesidades. Actualmente estamos conversando con los países miembros de la Unión Aduanera  (Kazajstán y Bielorrusia) para aplicar el mismo estándar en su territorio. 

Rusia ha declarado en múltiples ocasiones que GLONASS es la única alternativa a GPS, ¿realmente es así? 

Hoy es así, pero dentro de tres o cuatro años la situación cambiará. El sistema europeo Galileo y el chino BeiDou están ya a punto de convertirse en sistemas globales. Incluso tienen una ventaja ante GPS y GLONASS, que se diseñaron en los años 60 y no cuentan con las tecnologías más punteras. Ambos sistemas se van modernizando pero es un proceso mucho más lento y caro, ya que supone la sustitución de los satélites que están en órbita por unos nuevos. 

Hace poco ingenieros iraníes lograron 'engañar' al GPS para hacer aterrizar en su territorio un avión espía no tripulado de EEUU. ¿Es fácil bloquear las señales de sistemas de navegación? 

No es demasiado difícil para un área limitada.  Las señales, tanto de GPS como de GLONASS, pueden ser fácilmente interferidas con equipo emplazado en la Tierra, sin que se tenga acceso al sistema de control de los propios satélites. 

Hay otros métodos más sofisticados: los receptores pueden ser 'burlados' no sólo interfiriéndolos con una señal fuerte y ruidosa sino confundiéndolos para que “piensen” que su ubicación o tiempo es distinto del real. También se puede “engañar” a un receptor GLONASS/GPS pero es mucho más caro y técnicamente complicado . 

Se cree que GPS ofrece mejor precisión que GLONASS. 

La precisión del sistema GLONASS aumentó notablemente y es equiparable a la del sistema GPS. El sistema estadounidense consigue ubicar un objeto en un terreno despejado con un margen de error de entre tres y cuatro metros, mientras que para el ruso este margen es algo mayor: entre 7 y 10 metros. Pero en la práctica esta diferencia no es importante por dos razones. 

La primera consiste en que no existen receptores sólo para GLONASS, sin GPS, y tienen al sistema ruso como respaldo en caso de no ser exitosa la exploración con el otro. 

La segunda es que cualquier dispositivo de navegación realiza una corrección de la señal y presenta en la pantalla sus valores medios. Es por eso que una carretera que parece absolutamente recta en el mapa también lo es en la pantalla, aunque en realidad es una línea quebrada. 

Se rumorea que existen unos receptores secretos de GLONASS de precisión milimétrica... 

Sí, existen, pero no es ningún secreto. La precisión milimétrica se alcanza de dos maneras. Una de ellas es el uso de estaciones terrestres de referencia esparcidas a lo largo de la región a cubrir. La separación de las estaciones influirá en el grado de precisión pero dadas las condiciones específicas, este método permite alcanzar una precisión milimétrica. 

¿La precisión de GLONASS podrá ser mayor sólo si se usan satélites más modernos? 

No obligatoriamente. Una mayor precisión puede ser alcanzada con la infraestructura terrestre. Rusia está desarrollando un sistema de corrección de las señales de GLONASS (SDKM, por sus siglas en ruso). Para cada satélite el SDKM estimará los errores en los parámetros, y a su vez estas correcciones serán transmitidas al dispositivo por medio de satélites geoestacionarios. Luego el receptor ajustará la información recibida directamente de los satélites con las correcciones recibidas de los satélites geoestacionarios, para así navegar con más seguridad. La precisión del posicionamiento subirá al nivel decimétrico y centimétrico pero los usuarios que necesiten estos niveles de precisión deberán adquirir un módem para poder recibir la señal satelital. 

Los oponentes al proyecto indican que para los profesionales este nivel de precisión (20-30 centímetros) es insuficiente, mientras que para otros usuarios, como los automovilistas, resulta innecesario. 

Además, existe el factor precio. Una estación terrestre de referencia (hacen falta al menos diez en el territorio de Rusia) que transmite correcciones de la señal cuesta entre 15.000 y 20.000 dólares. Y poner en órbita un satélite geoestacionario, en torno a 100.000 millones de dólares. 

¿Es verdad que todos los equipos y sistemas de los satélites GLONASS son de fabricación rusa? 

Desgraciadamente no es así. La fabricación de sistemas tan específicos no resulta rentable ya que requiere grandes inversiones para un producto de uso limitado. De ahí que nos veamos obligados a adquirir dispositivos electrónicos y equipamientos para satélites en el extranjero, lo cual tampoco es fácil. 

Para poner en marcha esta tecnología en Rusia habría que invertir decenas de millones de dólares. Para que estas inversiones resulten rentables hay que vender decenas de millones de dispositivos al año. El mercado ruso, incluso si sumamos los de los países del espacio postsoviético, no da para tanto. Es posible que crezca gracias al proyecto ERA GLONASS, un sistema de respuesta rápida ante accidentes de tráfico, ya que en el marco de este proyecto se planea dotar con equipos GLONASS a todos los automóviles nuevos hasta 2020. En cualquier caso este sector en Rusia necesita más apoyo estatal para dejar de importar productos de alta tecnología y empezar a exportarlos. 

Versión abreviada. Publicado originalmente en ruso en RIA Novosti.

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