“Hay que hacer muchos más esfuerzos para salir de este callejón sin salida”

Roald Sagdéiev, exdiputado y académico que trabaja en EE UU, habla sobre los problemas de la ciencia rusa. Fuente: ITAR-TASS

Roald Sagdéiev, exdiputado y académico que trabaja en EE UU, habla sobre los problemas de la ciencia rusa. Fuente: ITAR-TASS

El académico Roald Sagdéiev, director del Centro Espacial de la Universidad de Maryland, ha hablado con Gazeta.ru de los problemas de la ciencia rusa. En la época de la URSS, fue director del Instituto de Investigaciones Espaciales y diputado del Soviet Supremo.

¿Cómo de estrecha es su colaboración con los científicos de Rusia?

Usamos internet todo el tiempo, regularmente recibimos datos de diferentes equipos, nos vemos varias veces al año. Hace relativamente poco, hace dos meses, tuvimos un encuentro en Washington. Dentro de unos días terminará un encuentro de tres días aquí, en Moscú. 

Presentó una solicitud para el concurso “Megagrant”,  pero no consta en la lista de ganadores. ¿Va a participar en la tercera fase del concurso?

Se ha creado esta situación, no solo en la ciencia rusa, también en la estadounidense: hay una cantidad enorme de concursos. La estadística dice que la cantidad de tiempo, fuerza y energía que se pierde en preparar las propuestas no está justificada.

Presenté la solicitud de “Megagrant”no porque necesitara una beca, sino porque me convencieron mis colegas. Supusieron que conseguir una “Megagrant”habría sido una gran ayuda para los científicos que trabajan en Rusia.

Y resultó que nuestra propuesta no consiguió una beca y yo pasé a mis trabajos actuales en los Estados Unidos, aunque ahora tengo proyectos internacionales con otros países. 

¿Cuál es su opinión sobre los últimos éxitos espaciales rusos, por ejemplo RadioAstron,  y de los descalabros como el Fobos-Grunt?

Antes todo, estoy muy contento de que no haya sucedido nada desagradable con el RadioAstron: se puso en órbita el satélite y la antena se desplegó sin problemas. Esa es la base de todo el proyecto. Mis colegas me cuentan que ya están recibiendo y procesando datos.

Sé que hay indicios de resultados interesantes, pero se tropieza continuamente con la falta de recursos: se necesita tecnología de cálculo especializada para procesar todos esos datos. Espero que la colaboración internacional, por ejemplo la captación de diferentes laboratorios, sobre todo de los Estados Unidos, pueda ayudar.

En cuanto a Fobos-Grunt, ha sido una gran contrariedad. Conozco a todas las personas que trabajaron en ese proyecto. Imagínense, estuvieron diez años de su vida ocupados en preparar dispositivos científicos. Entre quienes participaron había jóvenes científicos e ingenieros para los que ese fue su único trabajo durante esos diez años y, después, todo se va al garete. 

Claro que me da pena que nuestra industria espacial se encuentre ahora en una situación bastante grave, como demuestra esta última serie de descalabros e intermitencias. 

¿Qué opina sobre el estado actual de la ciencia en Rusia?

Creo que el estado de la ciencia es un reflejo del estado de la sociedad y de sus males. A pesar de que Rusia parece haber enderezado su situación económicamente hablando, no creo que se le preste suficiente atención al desarrollo de la ciencia y de la educación superior.

Creo que hay que hacer más esfuerzos para salir de este callejón sin salida. ¿Por qué podemos gastar enormes esfuerzos invitando a este país a deportistas bien pagados, a futbolistas y jugadores de hockey? ¿Por qué podemos comprar carísimos clubes de fútbol, de hockey o de baloncesto en el extranjero y no podemos prestar la misma atención a los intereses de la ciencia, puesto que de ello depende el futuro de la economía y el futuro de los cuadros patrios?

En el siglo XVII, Pedro I y Catalina II invitaron a científicos, las mejores mentes europeas trabajaron precisamente aquí, en Rusia. 

¿Así que la cuestión más actual del mundo científico es cómo atraer inversiones?

La singularidad del comercio ruso es que se basa en la extracción de minerales. Todo el ciclo se ha convertido en un generador de riqueza para gente que prefiere llevar a sus hijos al extranjero y, en general, vivir también ellos en el extranjero. 

Versión abreviada. Artículo publicado originalmente en ruso en Gazeta.ru. 

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