El carro blindado Lince, de marca italiano aunque producido en Rusia. Fuente: Oficina de prensa del oblast de Voronezh
Chirkin explicó que los 1.775 vehículos 'Lince' adquiridos según el contrato firmado con la empresa italiana ya han sido abonados y serán montados en las fábricas rusas. Pero la segunda partida de 1.200 carros armados, cuya compra estaba prevista en el ámbito de un programa de intercambio, "será cancelada" en términos amistosos por el Ministerio. Actuará del mismo modo también con el vehículo blindado Centauro, que actualmente está en fase de evaluación en una base militar cerca de Moscú.
¿Por qué no han quedado satisfechos los militares rusos con los vehículos acorazados italianos, cuando hasta hace tan poco los habían recibido calurosamente? ¿Se trata únicamente del hecho de que los nuevos dirigentes militares quieren deshacerse de las decisiones apresuradas y poco previsoras tomadas por sus antecesores en el cargo, y a los italianos les toca, por decirlo así, pagar los platos rotos? ¿O quizá, como afirman algunos expertos, en la dura competencia, el lobby de la industria militar nacional ha vencido a Iveco?
La respuesta a todas estas preguntas no puede ser sencilla: todas son ciertas, pero se añade un factor más.
En primer lugar, veamos por qué los militares rusos decidieron de imprevisto adquirir este blindado ligero italiano y si el Lince es, efectivamente, el mejor medio blindado de su categoría.
Vehículos que no garantizaban la seguridad
Iveco había atraído la atención de los expertos militares durante un salón internacional de Defensa que se celebró en París. Rusia estaba buscando un sustituto para el autoblindado pesado de infantería BMP-2 y para el vehículo acorazado para el transporte de tropas BTR-80, que constituían el equipamiento mecanizado fundamental del Ejército de Tierra.
Estos vehículos habían dado unos resultados que para nada despertaban entusiasmo durante la guerra en el Cáucaso Norte, en Chechenia y Daguestán, y unos resultados pésimos durante la agresión georgiana contra Osetia del Sur en agosto de 2008.
Con esto quedó claro que los medios de combate ideados para guerras a gran escala, en los que la amplitud de los espacios en el frente consiente avanzar hacia el enemigo en vehículos acorazados, tras carros armados BMP y BTR, son muy poco adecuados para las batallas en desfiladeros entre montañas o por las calles de las ciudades.
En este tipo de situaciones los vehículos pueden convertirse fácilmente en blanco de un lanzagranadas o ser atraídos hacia zonas minadas; el depósito de combustible puede ser perforado por proyectiles disparados con un fusil de asalto o una ametralladora de gran calibre. Ademán, los proyectiles de carga hueca que penetraban en el vehículo mataban a todos los soldados que se encontraban en su interior.
Precisamente por este motivo los soldados, hasta momento de la batalla, preferían avanzar no dentro de los BTR, sino sobre la carrocería, en el exterior.
Desde allí, en caso de explosión, eran lanzados a tierra. La industria militar rusa, debilitada por la falta de dinero en los años 2000, no tenía capacidad para proponer una alternativa a estos vehículos. En realidad, tampoco se esforzó demasiado. Las fábricas actuaban con la convicción de que los militares tampoco tenían elección y que habrían terminado aceptando los productos disponibles.
El Ministerio de Defensa trató de dinamitar esta lógica, demostrando que podía comprar en el extranjero todo lo que necesitaba el ejército. Así nació la relación con Iveco.
Los especialistas italianos afirmaron que la cubierta blindada del Lince garantizaría una protección de sexto nivel, según los estándares Gost R50963-96, y que podía resistir a impactos de proyectiles de 7,62 mm de calibre. La parte inferior de la estructura, por su parte, aunque quedaría inutilizable, podría salvar a los tripulantes de la explosión de una carga de hasta 6 kilos de TNT, lo que corresponde al segundo nivel de protección del estándar Stanag 4569.
Cuando empezó la odisea del Iveco LMV, antes que el autoblindado recibiese el sobrenombre de 'Lince', los carros rusos no podrían ofrecer las mismas prestaciones. El nivel de protección fue, por tanto, uno de los principales argumentos a favor de la adquisición de vehículos importados.
Además, en el negocio participó la corporación estatal 'Rostejnologui', que propuso ensamblar los blindados extranjeros en las fábricas de Kamaz, de las que era propietaria. Esto supuso un impulso más para la adquisición de los vehículos italianos. Y además, se había llegado incluso a hablar del desplazamiento de la producción Iveco a plantas rusas: se partiría de un 30% hasta llegar, en un segundo momento, al 100%.
Pero, por lo que parece, cuando tomaron la decisión de comprar los Lince, los militares no se tomaron la molestia de efectuar pruebas exhaustivas, como las que deben superar todos los medios militares que entran en la dotación del ejército ruso.
Características del Tigre
Se descubrió así que los autoblindados rusos 'Tigr', (Tigre)producidos en la fábrica de AMZ (Arzamasski Mashinostroitelni Zavod) y que forman parte del equipamiento de las tropas del Ministerio del Interior, no tienen nada que envidiar a los 'Lince' e, incluso, son mejores en algunos aspectos.
Por ejemplo, sobre el techo del 'Tigr' se puede instalar un arma de mayor peso que sobre el 'Lince'. El 'Tigr' puede transportar diez soldados, en lugar de los cuatro del carro italiano. Además, la adquisición de los primeros 300 Iveco, un hecho bastante desagradable para los productores de la industria militar rusa, los ha impulsado a modernizar más rápidamente sus productos, a tratar de hacerlos cumplir los requisitos del ejército, e incluso, a superar sus expectativas.
De este modo, aparecieron en Rusia los nuevos medios ligeros 'Volk' (Lobo) y 'Skorpion', mientras que el 'Tigr' aumentó su blindaje, hasta alcanzar el nivel 6 tanto en protección contra proyectiles como contra minas.
Por tanto, ha avanzado el trabajo en las prometedoras plataformas, cuyos nombres en clave son 'Armada', 'Kurganets' y 'Bumerang', para brigadas pesadas, medias y ligeras. Esta año, los primeros ejemplares de estos vehículos, equipados con diversos tipos de armamento, deberían llegar a las bases militares para los test de fabricación y las pruebas de campo.
Por tanto, los 1.775 'Lince' seguirán en la dotación del ejército ruso, aunque sea para los desfiles (algunos ya tomaron parte en el desfile del Día de la Victoria, el 9 de mayo de 2012 en la Plaza Roja).
Pero servirán también para otros menesteres: por ejemplo, para la policía militar que será introducida dentro de poco entre las tropas. Sin embargo, para los combates, cuando tengan lugar, nuestros soldados y oficiales usarán vehículos blindados de fabricación nacional.
En cualquier caso, le debemos un caluroso agradecimiento al Lince Iveco, por haber dado impulso al sector de la industria militar rusa.
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