Las cartas de Tolstói a los lectores de América Latina y España

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En el Centro de Tolstói de Moscú se inauguró la exposición “Lev Tosltói y el mundo hispanohablante”. La muestra presenta las cartas que el autor de “Anna Karénina” y “Guerra y paz” recibió de los lectores latinoamericanos. El comisario de la muestra, el ministro consejero de la Embajada de Colombia en Rusia, Rubén Darío Flores, habló con RBTH de la influencia que tuvo Tolstói en el público de habla hispana.

— ¿Cómo surgió la idea de esta exposición?

— El año pasado participé en un evento en el Museo de Tolstói, situado en la calle Prechístenka de Moscú, y me pregunté si en los archivos del museo había documentos de los países Latinoamericanos y España. Guerra y paz fue publicada en español a finales del siglo XIX y en aquel momento se hablaba mucho de la novela.

El poeta colombiano José Asunción Silva escribió un brillante artículo que sigue sorprendiendo por la profundidad con la que el autor analiza cuestiones estéticas, filosóficas y éticas planteadas por Tolstói en la novela. El poeta dijo que el escritor ruso, como un profeta, prevé el ocaso del imperio.

En los fondos del museo hay cartas escritas al escritor desde los países hispanohablantes que he tenido la oportunidad de conocer. Se puede decir que ha sido un descubrimiento leer decenas de cartas enviadas desde Perú, Chile, Bogotá, México, Málaga, Madrid y Guatemala... Los testimonios llegaron prácticamente de todos los países de habla hispana.

— ¿Quiénes escribían a Tolstói? Y, ¿de qué hablaban en sus cartas?

— Por ejemplo, una mujer joven de Argentina pedía consejo a Tolstói sobre la educación de su hija. Su marido y ella eran sus admiradores y querían criar a su hija siguiendo los consejos de Tolstói.

Muchas de las cartas llegaron cuando Tolstói tuvo discrepancias con la iglesia y están escritas por gente no religiosa que apoyaba a Tolstói.

Un joven de 23 años de España quería saber qué haría el escritor si fuese su padre o amigo. Un aristócrata de Bogotá pidió a Tolstói que le enviara un autógrafo. Algunas cartas se convirtieron en maravillosos ejemplos de las bellas artes del siglo XIX como las tarjetas postales con flores dibujadas con acuarela por un pintor desconocido.

Hubo muchas cartas de escritores que compartían con Tolstói su visión de literatura. Y un grupo de socialistas de Madrid exigía con fervor que el escritor explicara si realmente creía que socialismo fue una doctrina de baja “calidad”.

 
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— ¿Cómo llegaron las cartas a Yásnaia Poliana?

— ¡Fue toda una aventura! Los ferrocarriles aparecieron en América Latina solo a finales del siglo XIX. Por eso, los mulos llevaban la correspondencia a la ciudad de Girardot, desde allí las cartas se transportaban en barco por el río Magdalena hasta la costa.

Después, atravesaban el Atlántico y llegaban a los correos de Francia y España, de allí la correspondencia se enviaba a Rusia, a Tula. A las 11 horas de la mañana el cartero entregaba las cartas en Yásnaia Poliana. El envío tardaba dos meses en llegar de América Latina a Rusia.

— ¿Respondía León Tolstói a las cartas?

— Sí, una de sus respuestas, que fue publicada en un periódico en Madrid a finales de 1890, todavía se conserva. Tolstói prestaba mucha atención a la comunicación con sus lectores. Supongo que estas cartas son una muestra de que en aquel momento los lectores de los países hispanohablantes eran la audiencia más numerosa en el extranjero.

— ¿Cuándo fueron traducidas las obras de Tolstói al español?

— Guerra y paz fue traducida al español del francés y del italiano a principios de 1880. Entre 1890-1910 aparecieron traducciones del ruso al español. En América Latina y

España la literatura siempre estuvo a la vanguardia, en comparación con otras artes. La novela de  Tolstói provocó conmoción: los escritores de México, Argentina, Chile, Colombia se  dieron cuenta de que era un fenómeno único. Sus libros respondían a aquellos procesos que tuvieron lugar en los países hispanohablantes en aquella época.

México se preparaba para la revolución, que fue acompañada por un granmovimiento cultural y social que reveló los nombre de Siqueiros y Rivera. Tras perder sus últimos dominios fuera de la península (las islas Filipinas y Cuba), España tenía que recuperar su identidad nacional.

En Bogotá en esa época trabajo el poeta José Asunción Silva, uno de los predecesores del modernismo en América Latina. En  Chile trabajó el escritor Augusto D'Halmar. Los libros de Tolstói, sus ideas sobre la no-violencia, el papel de la educación y la pedagogía no fueron ajenos a aquella búsqueda  de la identidad nacional.

— ¿Fue en ese momento cuando surgieron las Comunidades de tolstoianos en América Latina?

— Se sabe que en la primera década del siglo XX un grupo de pintores y escritores creó una comunidad en Santiago, pero no existió más de un año debido a las discrepancias entre sus miembros. La comunidad se mostraba a favor de la justicia, criticaba la propiedad privada, en otras palabras, transmitía el espíritu  de la época. Pero me parece que el papel de la comunidad fue más bien de carácter literario que social, y la organización se convirtió en un lugar de formación de pintores y escritores independientes.

— ¿Siguen siendo populares los libros de Tolstói en América Latina?

— Sí, el diálogo del mundo hispanohablante con Tolstói continúa hasta ahora. Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa escribieron sobre él. La nueva traducción de Guerra y paz vio la luz en 2014.

— ¿Cuál es la siguiente etapa del proyecto?

— Conocer el destino de las respuestas de Tolstói. Y existe la idea de publicar un libro con todas las cartas y comentarios sobre ellas.

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