25 años del final de la Guerra Fría

El ex presidente de Rusia, Borís Yeltsin (a la izquierda), y su homólogo estadounidense, George Bush (a la derecha), en Camp David.

El ex presidente de Rusia, Borís Yeltsin (a la izquierda), y su homólogo estadounidense, George Bush (a la derecha), en Camp David.

Dmitry Donskoi/RIA Novosti
La declaración conjunta entre Rusia y EE UU firmada el 1 de febrero de 1992 estableció el fin oficial de la guerra fría. ¿Cuáles fueron los antecedentes y cómo transcurrió esta “guerra”?

La Guerra Fría provocó una confrontación de casi medio siglo entre la URSS y EE UU y entre los aliados de las dos potencias. El conflicto duró desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída de la URSS.

El término “guerra fría” lo introdujo el escritor George Orwell en un artículo de 1945 titulado “Usted y la bomba atómica”.

El primero en utilizar este término en un discurso oficial dos años más tarde fue Bernard Baruch, consejero del presidente de EE UU Harry Truman.

Los antecedentes de la Guerra Fría se formaron durante los años previos a 1945. En esta época EE UU y Gran Bretaña percibían a la URSS como una amenaza, ya que la Unión Soviética había establecido el control sobre los países de Europa del Este.

El desencadenante del conflicto fue un discurso de Winston Churchill pronunciado en marzo de 1946 en Fulton.

En este discurso, Churchill subrayó que “Estados Unidos se encontraba en la cumbre del poder mundial” y al mismo tiempo admira el valor de los rusos.

Sin embargo, el auge de los partidos comunistas en los países europeos parecía al líder británico especialmente preocupante.

El ex primer ministro británico, Winston Churchill, pronuncia su famoso discurso en Westminster College en Fulton. En este discurso por primera vez se utilizó la frase "cortina de hierro" (también llamada el “telón de acero”) en referencia a la influencia soviética tras la Segunda Guerra Mundial. Fuente: APEl ex primer ministro británico, Winston Churchill, pronuncia su famoso discurso en Westminster College en Fulton. En este discurso por primera vez se utilizó la frase "cortina de hierro" (también llamada el “telón de acero”) en referencia a la influencia soviética tras la Segunda Guerra Mundial. Fuente: AP

“Contener el comunismo dentro de las fronteras de la URSS”

Los fundamentos ideológicos de la Guerra Fría surgieron en 1947 con la doctrina del presidente estadounidense Truman, en la que este aseguraba que el conflicto entre el capitalismo y el comunismo era irreconciliable y que la misión de EE UU era contener el comunismo dentro de las fronteras de la URSS.

EE UU se dispuso a rodear a la URSS con una red de bases militares. En 1948 en Gran Bretaña y en Alemania Occidental se desplegaron los primeros bombarderos con armas nucleares dirigidos contra la URSS. La Unión Soviética exigió entonces a Turquía que le permitiera desplegar una base marítima militar en sus estrechos del Mar Negro.

En 1949 la URSS llevó a cabo pruebas de una bomba atómica propia, y en 1952 EE UU fabricó la primera bomba de hidrógeno, en la que la bomba atómica únicamente desempeñaba la función de encendedor y su potencia era mucho mayor que la de la bomba atómica. La URSS probó su propia bomba de hidrógeno al año siguiente, en 1953.

Los costes militares fueron aumentando y se crearon sistemas de alianzas militares, como la OTAN, la Organización del Pacto de Varsovia, o el ANZUS. El frente de la guerra fría no transcurría por las fronteras de los países, sino por su interior: por ejemplo, en Francia e Italia cerca de un tercio de la población apoyaba a los partidos comunistas, pero la influencia de EE UU y sus promesas de ayudarles a restablecer la economía provocaron que se expulsara a los comunistas de los gobiernos. Los gobiernos procomunistas de los países de Europa del Este se negaron a recibir esta ayuda de EE UU, lo cual consolidó la división de Europa.

El enfrentamiento ideológico

En ambos lados del frente, los que pensaban de modo distinto al de la mayoría sufrieron represiones: en la URSS y los países de Europa del Este se arrestaba y a veces se fusilaba a la gente acusada de cosmopolitismo, mientras que en Occidente se desenmascaraba a los comunistas secretos y a los espías de la URSS.

En los años 60, tras la crisis de los misiles en Cuba, las superpotencias decidieron pasar a una política de descarga gradual de la tensión internacional.

Los dos países firmaron una serie de acuerdos para limitar la carrera armamentística.

Pero en 1979 el enfrentamiento volvió a ganar fuerza. Las tropas soviéticas entraron en Afganistán y EE UU introdujo varias sanciones económicas contra la URSS. En 1983 el presidente de EE UU Ronald Reagan calificó a la URSS como el “imperio del mal” y comenzó a promover la idea de una “Iniciativa de Defensa Estratégica”: sistemas espaciales pensados para proteger a EE UU contra un ataque nuclear.

El deshielo en las relaciones bilaterales

En 1985 Gorbachov llegó al poder en la URSS y proclamó grandes cambios en la política. Entre ellos figuraba también la mejora de las relaciones con los países capitalistas.

El fin lo marcó el 1 de febrero de 1992 el presidente Borís Yeltsin durante unas negociaciones con George Bush. “No he venido con la mano extendida pidiendo ayuda” –señaló el presidente ruso durante las negociaciones, añadiendo que “en estos momentos es extremadamente importante no asfixiar las reformas económicas en Rusia”.

El ex presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, en Westminster College en Fulton, 1992. Fuente: APEl ex presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, en Westminster College en Fulton, 1992. Fuente: AP

Tras las negociaciones se firmó la declaración conjunta de Rusia y EE UU. En ella se señalaba que “Rusia y los Estados Unidos no consideran mutuamente como enemigos potenciales”, que se proponían construir unas relaciones basadas en la amistad, la cooperación y la confianza mutua y que aportarían los esfuerzos necesarios para deshacerse de las reminiscencias de la hostilidad del periodo de la guerra fría y para promover los valores comunes. Además, dispusieron restricciones a la proliferación de armas de destrucción masiva y de nuevos sistemas de armamento.

El periodista Leonid Mlechin describe de este modo la guerra fría en su libro “Guerra fría: políticos, generales y espías”: “La guerra fría se interrumpió y todo se desvaneció como si se hubiera tratado de una alucinación: el miedo a la guerra, la amenaza nuclear y el enemigo a las puertas. Por primera vez en muchas décadas llegó una sensación de seguridad. Tantos años armados hasta los dientes y el miedo a la guerra y el sentimiento de desprotección no hacían más que aumentar. Y en este punto quedó claro que la seguridad no dependía de los arsenales militares, que la guerra fría no era un fenómeno inevitable, que no se trataba del germen de un conflicto geopolítico eterno. La guerra fría nace en nuestras mentes y por eso puede detenerse tan fácilmente como empezó”.

Artículo publicado originalmente en Gazeta.ru

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