“Es posible estudiar ruso de manera autónoma”

Archivo de la RUDN
Víktor Shakelin ha enseñado ruso desde hace casi 40 años. RBTH ha charlado con él para que nos diera alguna claves a la hora de estudiar la lengua de Tolstói y Dostoievski.

¿Existen métodos o manuales en la actualidad que permitan aprender ruso de manera autónoma? ¿Qué recomienda usted?

Claro que sí. En Rusia se han escrito y editado manuales que permiten aprender ruso no solo en el marco de unas clases, sino también de manera autónoma. Como ejemplo nombraré el conocido manual (también en España) El ruso en ejercicios,  de la catedrática S.A. Javrónina, que va ya por su décima edición. La edición española de este libro fue publicada por la editorial Ruski Yazik. Por otro lado tenemos el manual Lengua rusa: mi amigo. Nivel básico. Manual de ruso para estudiantes extranjeros, publicado por la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos (RUDN) en 2005. Y muchos otros.

¿Cuál es la mejor forma de comenzar a estudiar ruso? ¿Merece la pena buscar un profesor nativo para empezar a estudiar el idioma?

Desde el primer día de estudio, es importante aprender no solo las palabras, sino también los modelos de comunicación oral. Si el profesor de ruso es o no nativo no es tan importante. Lo importante es que sea un profesional.

Fuente: Archivo de la RUDN

¿Cómo no hay que estudiar ruso? Deme algunos consejos prácticos sobre lo que no deberíamos hacer.

No hay que estudiar listas de palabras de memoria, fuera de contexto. La palabra debe usarse siempre dentro de la unidad mínima de comunicación, la frase. Además no hay que aprenderse paradigmas del tipo stol, stola, stolu, stolom, etc., ya que no funcionan. La gramática debe aprenderse dentro de la frase. Tampoco hay que estudiarse de memoria las reglas gramaticales, porque esto ralentiza el habla: primero uno intenta recordar las reglas y solo después piensa cómo aplicarlas en la práctica. Por esta razón, lo primero que hay que hacer es aprender modelos. Por ejemplo, en el tema “Lugares”: vivo en Moscú, voy a la escuela, etc..

Fuente: Archivo de la RUDN

Cite sus ejercicios preferidos para el desarrollo de la comunicación oral.

Destacaría los diálogos, porque permiten representar de forma oral situaciones muy cercanas a la realidad. Los diálogos pueden resultar incluso polémicos. En su día, cuando trabajaba en Mozambique, mencioné dos equipos locales de fútbol en relación con el tema del deporte. Un alumno aficionado al primer equipo dijo que este era el mejor y un seguidor del segundo equipo le replicó. A partir de ahí se inició una discusión.

Si queremos enseñar a comprender y a reaccionar, cuando el estudiante ya pueda contar cosas es mejor usar el monólogo. Si el estudiante es capaz de contar una historia, aunque sea con unas pocas frases, podemos utilizar los monólogos. Lo importante es que los ejercicios estén al nivel de los estudiantes.

Fuente: Archivo de la RUDN

¿Qué debe saber un extranjero que estudie ruso antes de centrarse en los detalles?

Tanto para estudiar ruso como para estudiar español la imitación es muy importante. Es decir, las palabras deben asimilarse dentro de los modelos correspondientes, modelos que después se usarán en la comunicación oral.

Fuente: Archivo de la RUDN

¿Hay algún problema que sea característico de los españoles?

Entre los extranjeros que estudian ruso, también entre los españoles, se encuentran dificultades universales, por ejemplo, con la pronunciación, el léxico, etc.. A los hispanohablantes les resulta difícil aprender los aspectos del verbo (obrEzat-obrezAt), las declinaciones (liubit brata, idtí k bratu, dumat o brate) o las frases impersonales (Mne jolodno. Morozit).

Fuente: Archivo de la RUDN

¿Hay algo en el idioma que a los españoles les cueste menos de entender que a los demás?

Los españoles dominan con relativa rapidez los tiempos verbales, ya que en el idioma estudiado son mucho menos que en su lengua materna.

¿Puede contarnos alguna anécdota interesante de su carrera pedagógica?

V. Shaklein: Cuando enseñaba ruso en la Universidad Eduardo Mondlane de Mozambique, me encontré con distintos tipos de alumnos: extranjeros, ingenieros, bibliotecarios, estudiantes... Entre ellos había una ama de casa que estaba tan interesada en aprender ruso, que tras el nacimiento de su hija vino al grupo para que le diéramos un nombre ruso. En mi opinión, el nombre se escogió de la manera más democrática: por votación. El nombre más votado fue el de Natalia.

 

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