Director teatral de formación, Kupriánov era capaz de crear fotografías literalmente de la nada. Era capaz de detener un cortejo nupcial para convencer a los novios de que corrieran hacia la cámara y hacerles primeros planos.
No sólo utilizaba sus propias fotografías, sino también fotografías encontradas, creando instalaciones a partir de ellas. Sobreexpuestas, divididas en partes, superpuestas en varias capas unas sobre otras, los fotogramas se convertían en objetos fotográficos tridimensionales.
A principios de la década de 1990, el artista creó una serie de paneles formados por varias fotografías. Por ejemplo, de una fotografía de trabajadores de una de las fábricas de Moscú, nació una obra casi bíblica: No me eches de Tu presencia.
Y completó la serie de retratos de obreros de las fábricas con el texto del poema de Pushkin La luz del día se ha apagado...
La exposición «Vladímir Kupriánov. El retorno del tiempo puede verse en el Museo de Arte Moderno de Moscú hasta el 24 de noviembre.
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