Un desayuno para construir el comunismo

Las gachas de avena son “saludables, te hacen fuerte y feliz”, según los manuales de cocina soviéticos. Fuente: Anna Jarzéieva

Las gachas de avena son “saludables, te hacen fuerte y feliz”, según los manuales de cocina soviéticos. Fuente: Anna Jarzéieva

El desayuno es la comida más importante del día y, aunque no hay una gran variedad de opciones para esta primera tentempié en el 'Libro de comida saludable y sabrosa' , el manual de cocina más popular en la URSS, la mayor parte de ellas son muy saludables y están encaminadas a proporcionarte la energía necesaria para construir un futuro mejor.

No es ningún secreto que los rusos tienen ideas propias sobre la salud: las corrientes pueden ser mortales, si bebes agua fría te acatarras, sentarse en piedras frías es muy perjudicial para las mujeres y comer gachas te hace saludable, feliz y fuerte. “¿No has comido bastantes gachas?”, me solían preguntar mis profesores si no podía abrir una puerta o hacer algún esfuerzo intenso.

Encabezando la lista de las mejores gachas están las de avena. Nos han grabado en la mente lo saludables que son desde la época soviética, cuando la mejor avena se comercializaba con la marca Hércules. Mi admiración por Hércules no debía de ser suficientemente intensa, ya que siempre me dio bastante igual la avena. Afortunadamente para mí, era igual también para mis padres y mi abuela. De hecho, mi abuela odia la avena, pero, quizá por respeto a la mitología griega, la toma regularmente, pero con un montón de ingredientes más para “no notar el sabor de esas gachas asquerosas”.

Cuando crecí, empecé a oír otra cosa relacionada con comida y salud: “Es demasiado tarde para beber Borjomi cuando ya te han empezado a fallar los riñones”; a menudo se acorta como: “demasiado tarde para beber Borjomi”, lo que significa que te has empezado a preocupar por un problema demasiado tarde. Borjomi es un agua mineral ligeramente salada de Georgia y está considerada la cosa más sana que se puede tomar.

Me sorprendió leer lo siguiente en el Libro: “nuestro país es rico en aguas minerales curativas, que pueden sanar muchas enfermedades, especialmente las del tracto digestivo. Exceptuando, eso sí, algunas aguas minerales, que solo pueden usarse por prescripción médica”.

Pregunté a mi abuela por el agua Borjomi durante la época soviética y me contestó: “Teníamos la mejor medicina para los catarros y, especialmente, para el dolor de garganta: leche caliente con Borjomi. No suena muy apetitoso, pero ¡sabía fenomenal!”.

Y, cuando un doctor prescribía agua, había determinados centros de salud, sanatorios, cercanos a manantiales de aguas minerales, donde la gente solía pasar una semana (o dos o tres) y seguir algunos tratamientos, como beber el agua local, así como otros “procedimientos”.

Estos sanatorios eran lo que hoy llamaríamos un “spa con todo incluido”, exceptuando, claro está, el servicio soviético.

“Solo se podía ir a un sanatorio si te mandaban desde el trabajo, y era gratis. Los que no tenían tanta suerte, que eran muchos, simplemente se acercaban a la zona por ellos mismos, alquilaban una casa por los alrededores y pagaban por un tratamiento con agua mineral. La gente se curaba el hígado, el estómago u otros órganos, y el tratamiento era muy eficiente”, recordó mi abuela.

Hace poco un amigo fue a un sanatorio así en Jermuk (Armenia), la patria de Anastas Mikoyán, una piedra angular en la creación del Libro. Me contó que fue un salto hacia atrás en el tiempo, hacia su niñez soviética: le decían dónde sentarse, qué comer y qué ponerse, y le dieron una “tarjeta de paciente”, aunque solo estuvo allí 24 horas.

Me encantaría probar esa experiencia a mí también; me pregunto si aún sirven leche caliente con agua mineral. ¡Me siento llena de energía y lista para hacer cualquier cosa después del desayuno de campeones soviéticos con avena y Borjomi!

Gachas con copos de avena marca “Hércules”, página 234

2 tazas de avena
5 tazas de leche
½ cucharadita de sal

mantequilla

Calienta la leche y, cuando esté caliente, añade los copos. Remover durante 10-15 minutos hasta que espese. Poner dos cucharadas de mantequilla en las gachas calientes.

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