La papaja: la historia del gorro que no se puede quitar

Para los cosacos y los caucasianos la papaja es un objeto de orgullo. Es un accesorio imposible de perder o que se te caiga. Una papaja sólo se puede perder si pierdes también la cabeza.

 

Fuente: TASS / Vladimir Velengurin

En el Cáucaso, zona de donde procede este gorro, dicen: “Si la cabeza está entera tiene que ir cubierta con una papaja”, “la papaja no se lleva como protección para el frío sino por una cuestión de honor”, “si no tienes a quien pedir consejo, consúltalo con tu gorro”.

Quitarse la papaja sólo está permitido en casos particulares. Por ejemplo, cuando se pide que cese la enemistad sangrienta entre dos linajes. Si en el fragor de una disputa un hombre arrojaba la papaja al suelo significaba que estaba dispuesto a resistir hasta la muerte.

En Daguestán también existía la tradición de hacer una propuesta matrimonial sirviéndose de la papaja. Cuando un joven quería pedir la mano de una chica, pero temía hacerlo abiertamente, tiraba su papaja a la ventana de su enamorada. Si la papaja no era devuelta enseguida, el joven podía albergar esperanzas con respecto a un desenlace favorable. Se consideraba una grave ofensa quitar la papaja de la cabeza a alguien.

Este gorro no permite ir con la cabeza gacha, pues con la cabeza en esa posición se cae. Es como si “educara” a su portador, obligándole a “no doblar el espinazo”.

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La papaja es la prenda más preciada de la indumentaria caucásica. El compositor lesguino Uzeir Gadzhibekov, cuando iba al teatro, compraba dos entradas: una para él y otra para su papaja. Y el bailador checheno Mahmud Esambaiev fue el único diputado del Soviet Supremo de la URSS al que se le permitía asistir a las reuniones sin descubrirse la cabeza. Cuentan que el líder soviético Leonid Brezhnev, cuando intervenía en la sala, veía la papaja de Esambaiev y decía: “Mahmud está en su asiento, podemos comenzar”.

Las papajas de los cosacos

Las papajas de los cosacos se diferencian por el tipo de piel y por la longitud del pelo. Hasta la Primera Guerra Mundial se solían hacer con piel de oso, carnero y lobo, pues estos tipos de piel son los que más amortiguan los golpes de sable. Había papajas de gala, oficiales, revestidas de galones de plata.

Los ejércitos cosacos del Don, de Astrakán, de Orenburgo, de Semirechensk y de Siberia llevaban papajas con forma cónica y de pelo corto. El color más extendido en este gorro era el gris. Aunque en principio se podían llevar de cualquier color, además del blanco, en las operaciones militares se usaban negras. También se prohibieron las papajas de colores vivos.

 

Fuente: Vladimir Vyatkin / Ria Novosti

Papaja con tumak

La palabra “papaja” es de origen túrquico. La traducción literal es “gorro de piel”. Pasó a formar parte del vocabulario ruso durante las guerras caucásicas del siglo XIX. Apareció la expresión: “nadavat tumakov” (dar puñetazos).

Recibía el nombre de tumak el gorro cónico atado a la papaja por detrás, cuyo uso  estaba extendido entre los cosacos del Don y de Zapozhe ya en los siglos XVI y XVII. Antes del combate, en el tumak, colocaban placas metálicas que les protegían el cuello y la cabeza si trataban de asestarles un sablazo por detrás.

En el fragor de la lucha, cuando se pasaba al combate cuerpo a cuerpo, el tumak se podía arrancar del gorro para con él dar puñetazos al enemigo.

Las papajas más caras y honorables eran las de piel de caracul. La palabra “caracul” deriva de uno de los nombres de los oasis en el río Zaravshan, en Uzbekistán. Con este nombre se designaban las pieles de cordero de esta especie que se trasquilaban unos días después del nacimiento del animal. Las papajas de general se hacían exclusivamente de caracul.

El regreso de la papaja

Después de la revolución, a los cosacos se les impusieron restricciones para el uso de su indumentaria tradicional. Las papajas fueron sustituidas por las budiónovki, pero ya en 1936 volvieron a verse estos gorros tan singulares. A los cosacos se les permitió llevar papajas bajas de color negro.

En el paño, en forma de cruz, se cosían dos rayas: para los oficiales de color oro, para los cosacos rasos de color negro. En la parte frontal de los gorros, como no podía ser de otra manera, se cosía una estrella roja. Desde 1940 se convirtió también en un accesorio más del uniforme del personal de mando del Ejército Rojo y después de la muerte de Stalin se pusieron de moda entre los miembros del Politburó.

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Artículo publicado originalmente en ruso en Rússkaia Semiórka.

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