Plombir por 48 kópeks
Fuente: ITAR-TASS
El helado soviético debe su legendario sabor al estándar de calidad unificado para todo el país (GOST). Este estándar se introdujo en marzo de 1941 y se consideraba prácticamente el más estricto del mundo: únicamente contemplaba ingredientes naturales, ningún tipo de componentes químicos.
Uno de los helados más caros era el Plombir, que costaba 48 kópeks. Este precio tan alto para la época correspondía a una ración. Según los fabricantes, un helado de 250 gramos debía ser suficiente para toda una familia. ¡Cómo se equivocaban! Cada uno de los miembros de la familia se comía su parte de un bocado, añadiéndole generosamente mermelada o espolvoreando por encima chocolate rallado.
Eskimó
Fuente: ITAR-TASS
El más popular de todos era un helado de crema recubierto por una cobertura de chocolate en un palo de madera. Por alguna razón, este helado llamado “esquimal” se anunciaba con la imagen de un pingüino. En su versión ucraniana se utilizaba la marca Kashtán ( que significa “castaña”). Como las castañas crecen en el sur, se decidió retirar al pingüino de la etiqueta y se añadieron unas hojas de castaño que recuerdan más a las del arce canadiense. Uno de los más populares era el Kashtán de chocolate. Eran difíciles de encontrar (en el país había déficit) y en cuanto llegaban a una tienda se formaban unas colas enormes para comprarlos.
Lákomka
Fuente: ITAR-TASS
El helado Lákomka, que apareció a mediados de los años 70, se convirtió rápidamente en uno de los helados favoritos de los niños. Un tubo de nata helada baja en grasas fabricado según tecnologías occidentales que no tenían igual en la Unión Soviética. La cobertura no se añadía en cadena, sino mediante un proceso de inmersión. Nadie sabía lo que era, pero sonaba como algo fascinante que añadía emoción al helado. La base de los helados Lákomka podía ser nata o chocolate, pero la cobertura era siempre de chocolate con leche. Los helados Lákomka tenían un clon, los Schelkunchik, cuya cobertura estaba repleta de nueces trituradas.
De frutas y bayas
Fuente: Ria Novosti
El helado de frutas y bayas era el menos popular. Pero era el más barato de todos, costaba solamente siete kópeks. Los niños lo compraban cuando no tenían dinero. Ahora este helado gozaría de una alta demanda, ya que era la versión baja en calorías del sorbete de fruta. Pero en aquel momento en la Unión Soviética nadie se paraba a contar las calorías, más bien al contrario: cuantas más grasas se tuviera mejor. Más tarde apareció un helado amarillo con un exótico sabor a piña. Y lo importante no era que estuviera tan bueno como el Plombir o el de crema: ¡lo importante es que era amarillo!
Dos en uno
Fuente: Ria Novosti
El más exótico de todos era un helado y un pastelito en una misma envoltura. Los dos dulces favoritos a la vez. Un helado de crema en un vasito de galleta decorado con una roseta de crema que costaba 19 kópeks. En la actualidad se puede encontrar en las tiendas, su imagen y la roseta no han cambiado demasiado.
El sabor de Moscú
Fuente: Ria Novosti
El helado del centro comercial GUM, en el centro de Moscú, también era mítico. Con una cuchara redonda especial se formaba una bola con sabor a flan, a chocolate o a helado de crema y se servía sobre un vaso de galleta. Era lo primero con lo que asociaban Moscú algunas generaciones, sobre todo las que provenían de otros lugares. ¿Adónde iban los turistas de todo el país en primer lugar en Moscú? A la Plaza Roja. Allí, junto al Kremlin, el mausoleo de Lenin y la Catedral de San Basilio, se encontraba el GUM.
Artículo publicado originalmente en ruso en Rússkaya Semiorka.
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