Arte socialista a precio capitalista

¿Por qué las obras soviéticas conquistan el mercado internacional? Fuente: Ria Novosti

¿Por qué las obras soviéticas conquistan el mercado internacional? Fuente: Ria Novosti

Aparentemente, los cuadros que representaban a musculosos trabajadores y campesinos para difundir la ideología soviética tenían que haber pasado a la historia junto con la URSS. Sin embargo, ha ocurrido justo lo contrario. El gobierno soviético desapareció hace tiempo, pero su arte sigue vivo. RBTH ha descubierto la razón por la cual el realismo socialista se ha convertido en uno de los géneros más demandados y caros en el mercado del arte contemporáneo.

El 2014 podría considerarse el año del realismo socialista. A principios de año, la casa de subastas Sotheby's inauguró en Londres una exposición sin ánimo de lucro bajo el nombre Soviet Art. Soviet Sport.  La exposición contaba con unas 40 obras de realismo socialista, buena parte de los cuales pertenece al Instituto del Arte Realista Ruso de Moscú.

En mayo, se inauguró en Londres una exposición del pintor soviético Víktor Popkov (que ya había pasado por Moscú y Venecia). Solo los primeros días recibió cerca de 3.000 visitas. La prensa incluyó esta exposición entre los cinco eventos más interesantes del momento en la capital británica. Lo que es más, se prevé que antes de que acabe el año se abrirá también en Londres un museo dedicado por completo al realismo socialista.

Por último, Sotheby's subastó en junio una colección de realismo socialista de la Confederación Internacional de Artistas, una organización rusa heredera de las uniones profesionales soviéticas de artistas. Dos décimas partes de los trabajos obtuvieron unas valoraciones muy altas, alcanzando un importe total de 4,5 millones de libras.

La jefa de la sección de pintura rusa de Sotheby's, Frances Asquith, declaró: “En los últimos diez años se han visto relativamente pocos ejemplos de realismo socialista en el mercado con calidad de museo. Los coleccionistas entienden que el valor de este tipo de obras —como la de Georgui Nisskii, adquirida por el triple de su valor de tasación— reside en lo acertado de la composición y en la novedad de la paleta de colores, y no tanto en la exactitud con la que el artista plasma los principios del realismo socialista”. 

Redescubrimiento de realismo

Actualmente el realismo socialista está experimentando un renacimiento. El espectador está redescubriendo a pintores que dedican sus lienzos a musculosos deportistas, campesinos y trabajadores, así como a las manifestaciones y a la cotidianidad de las fábricas.

Historias accesibles al pueblo llano destinadas a educar en el espíritu socialista conformaron la corriente dominante en el arte soviético desde 1930 a 1980. El segundo gran principio de este método de expresión artística consistía, como escribían entonces, “en crear una representación veraz de la realidad basada en un momento histórico concreto”, lo que durante años excluyó del plano oficial todos los logros de la vanguardia rusa.

El gobierno no solo incentivaba a los pintores del realismo socialista con encargos estatales, viajes para fomentar la creatividad, premios y otros beneficios, sino que también los controlaba por medio de la censura.

El realismo socialista era, en esencia, una forma de propaganda, ideología concentrada en una expresión artística comprensible para todo el mundo. Su presencia durante largas décadas llegó a hartar tanto a los ciudadanos soviéticos que, tras el colapso de la URSS, desapareció de los museos y exposiciones durante 15 años. Se puso de manifiesto un cansancio psicológico generalizado de todo lo que estaba relacionado con la ideología soviética.

Pero en la década del 2000 la situación comenzó a cambiar: empezaron a aparecer coleccionistas interesados precisamente en esta corriente y las casas de subastas incluían este tipo de obras. Por ejemplo, la casa de subastas Sovkom —líder en el mercado del realismo soviético en Rusia— vendió en diez años más de 50.000 lotes y alcanzó los primeros récords de precio con los principales representantes de esta corriente como Deineka, Samojválov, Niskii, Bubnov, Plastov y muchos otros.

En Londres, Nueva York, Berlín, Frankfurt y Roma se han organizado y se siguen organizando exposiciones de realismo soviético en cuyas entradas se concentran invariablemente largas colas.

En Minneapolis se ha abierto un museo de arte ruso en el que se expone la colección de Raymond Johnson, un destacado artista norteamericano que fue de los primeros en detectar el potencial artístico del realismo soviético. En los años 90 compró por un precio simbólico los trabajos de numerosos pintores soviéticos, reuniendo la mayor colección de pintura realista rusa fuera de la URSS. 

El realismo socialista en el mercado del arte

Millonarios rusos provocan un boom en el mercado del arte

Todo lo soviético se convirtió en objeto comercial en el periodo de la perestroika: el realismo socialista se vendía junto con las matrioshkas y los extranjeros lo percibían como algo exótico, algo kitsch.

Actualmente, según asegura el propietario de la casa de subastas moscovita Sovkom, Yuri Tiujtin, esa moda ya ha pasado entre los extranjeros. Sin embargo, hay coleccionistas y marchantes arte con una gran afición por esta corriente. Uno de ellos, el crítico de arte y galerista Matthew Boun, considera que el mayor logro del arte ruso en el siglo ХХ no es la vanguardia rusa, como se creyó durante muchos años, sino el arte del realismo socialista.

Según Tiujtin, entre los grandes compradores destacan actualmente los chinos, quienes están barriendo todo el mercado de académicos rusos como los Takachov, Ivanov, Ossovski, Maksímov, Moiseenko y Mílnikov.

“Ahora se pueden adquirir obras de museo a buenos precios”, aclara el experto. “Aunque el precio de las obras del realismo socialista se ha multiplicado por 10 y 20 en los últimos 10-20 años. Hablamos de un mercado de obras maestras, claro, pero también hay otro de cuadros más baratos, que rondan los 3.000-10.000 dólares. Entre los rusos, este segmento de mercado tiene una demanda constante: los motivos les resultan familiares y claros, una enorme cantidad de personas se educó con estos materiales”.

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Yulia Vinográdova es crítica de arte.

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