Fuente: Ria Novosti
Rascarse la nuca
Los rusos se rascan la nuca cuando algo les desconcierta. La cuestión es, ¿para qué? Sin duda no será para estimular la circulación sanguínea al cerebro. Según una de las versiones, este gesto proviene de la magia popular: de esta forma los antepasados de los rusos invocaban la ayuda de prashur, el genio de la descendencia.
Romperse la camisa en el pecho
Todo comenzó como un juramento improvisado. Existe la hipótesis de que con este expresivo gesto los antepasados de los rusos mostraban la cruz que llevaban en el pecho para así demostrar su identificación con la fe ortodoxa. Se sabe que, en las ejecuciones y durante la aplicación de castigos corporales, los verdugos le rompían al condenado la parte superior de la camisa. Por lo tanto, al romperse la ropa voluntariamente como argumento persuasivo una persona demostraba estar dispuesta a pasar por el patíbulo en honor a la verdad.
Tirar el gorro al suelo
Este elocuente gesto se realizaba como muestra de desesperación. El gorro y la barba eran un símbolo de dignidad e integración en la sociedad entre los hombres rusos. Quitarle a alguien el gorro en público se consideraba una deshonra, una especie de escarmiento popular. A veces se castigaba a los deudores de esta forma. Arrojar el gorro al suelo de forma voluntaria demostraba la disposición de una persona a asumir el mayor de los riesgos, en el que el precio del fracaso podía ser su expulsión de la sociedad.
Golpearse el pecho
Este gesto, según una de las versiones, proviene de una tradición guerrera de los nómadas introducida en la Rus por los tártaro-mongoles. De esta forma prestaban juramento a su jefe supremo. Los golpes en el pecho con el puño constituían una muestra de lealtad.
Levantar los dedos índice y corazón
Se asocia por error al saludo de los delincuentes o de los amantes del heavy metal. En realidad, la ‘cabra’ se muestra desde hace varios milenios y tiene que ver con la protección frente la magia negra y los malos espíritus.
Probablemente, las generaciones más mayores aún recuerdan un cántico que rezaba “corre el cabritillo con sus cuernos detrás de los niños pequeños…”: para enseñar a los niños cómo embiste la cabra, los adultos simulaban su cornamenta con ayuda del meñique y el índice de la mano derecha. No se trataba solo de un juego, era la forma en que los antepasados de los rusos quitaban el mal de ojo a sus hijos. Es curioso que algunos iconos ortodoxos muestran al Salvador y a los santos haciendo este gesto con el dedo meñique y el índice.
Mostrar la higa
En realidad este gesto es característico de muchas culturas. Antiguamente se utilizaba como medio de protección frente a las fuerzas del mal. A la Rus llegó de mano de los inmigrantes alemanes, quienes trataban de seducir con este gesto vulgar a las damas rusas. Según otra versión, la ‘higa’ proviene de la expresión alemana fick-fick machen (así sonaba la típica invitación a intimar en alemán). En la tradición rusa este gesto pasó a designar una negativa rotunda.
El capirotazo en el cuello
Con este gesto, asociado a la cultura rusa de la bebida, se caracterizaba una expresión popular extendida a finales del siglo XIX y principios del XX: ‘regar la garganta’. Esta expresión se le ocurrió a un tal coronel Rayevski, perteneciente a los círculos militares rusos y conocido por ser un ocurrente charlatán.
Según la leyenda, fue él quien popularizó la expresión ‘estar achispado’ (en ruso podshofé), es decir, borracho. Una curiosidad al respecto es que el gesto se lo apropiaron los contrabandistas de bebidas alcohólicas durante la ‘ley seca’ decretada por Nicolás II en 1914.
Artículo publicado originalmente en ruso en Russkaya Semiorka.
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