Preparación para el desfile del 9 de mayo en la Plaza Roja. Fuente: AP
Todos los 9 de mayo la Plaza Roja se inunda de columnas de vehículos militares, por el adoquinado marchan cientos de personas de uniforme en formación y por el cielo de Moscú vuelan aviones de combate a una altura extremadamente baja.
Viendo a las unidades de infantería marchar con sus potentes pasos al ritmo regular de una marcha militar y como detrás suyo avanza, amenazante y lenta, la todopoderosa maquinaria militar, uno comienza sin querer a preguntarse cómo pueden conseguir los participantes en el desfile esa impecable coordinación.
El desfile sigue estrictamente el protocolo militar y comienza con la formación de las tropas. Luego se alza la bandera de Rusia y el Estandarte de la Victoria. El protocolo establece que todo suceda al son de una pieza musical. Esta canción es la Guerra Sagrada de A. Alexándrov.
El ministro de Defensa es el encargado del desfile. El comandante del desfile le informa de que las tropas están listas y posteriormente los jefes militares se dirigen a saludar a las tropas transportándose en vehículos ligeros ZIL-115.
La preparación para este acontecimiento, que probablemente sea el más grandioso exponente de la maestría de la preparación militar y del poderío de la nueva tecnología, comienza en otoño. Se elige primero a los estudiantes y soldados más dignos (a los que destacan en los estudios y en la instrucción) en las universidades, escuelas y unidades militares. La apariencia no tiene una especial importancia a excepción de los grupos portaestandarte donde eligen a los jóvenes más altos y gallardos.
Los futuros participantes del desfile tienen que aprender a moverse correctamente. 20 pasos por minuto, un paso de 90 centímetros, el recorrido de toda la columna de 11.000 personas en 15 minutos.
Los militares deben mantener la línea recta y precisa, observando el ritmo del paso, llevar el estandarte, los instrumentos musicales, las armas y no dar un solo traspiés.
En la hilera, el más importante marcha a la derecha, es el que marca el paso, la distancia entre hileras y el que mantiene rigurosamente el ritmo. Todos los demás soldados deben observar el pecho del cuarto hombre a su derecha. Al marchar mantienen los codos en un ángulo especial para mantener la misma distancia entre ellos.
Otro secreto para controlar que el movimiento es correcto es una 'campana' que se ata a las botas de los militares para que el sonido sobre el adoquinado sea más fuerte. Gracias a este sonido es fácil saber si la formación marcha correctamente o no.
El desfile se abre con tamborileros, estudiantes de la Academia musical militar de Moscú, tras estos van los estudiantes de las Academias de Moscú con uniformes de la época de la Segunda Guerra Mundial. Detrás de las 'cajas históricas'vienen los representantes de los diferentes ejércitos. El desfile se cierra con los suvorovets que estudian en academias especiales para edad escolar.
Inicialmente se entrenan hileras de 20 personas. En cuanto los soldados aprenden a llevar el paso los comienzan a reunir en las conocidas como cajas de desfile, diez filas de 20 personas. Esta es la formación que más tarde verán los espectadores en el desfile. Hay tres cajas de cada uno de los ejércitos de 100 hombres cada una, sin contar a los oficiales.
A principios de primavera los participantes del desfile abandonan su plaza original varias veces por semana y van a un polígono donde hay una réplica exacta de la Plaza Roja. Aquí es donde se realizan los entrenamientos conjuntos de las unidades de infantería, las columnas mecanizadas y la aviación y se ensaya todo el programa del desfile.
La presión es tan grande que hay quien se desmaya, no todo el mundo puede mantenerse firme sin pestañear en formación durante tanto tiempo. Tan solo hay una opción, el alcohol de amoniaco. Rompen unas cuantas ampollas dentro de las cajas del desfile. El terrible olor reanima inmediatamente y ayuda a volver en sí.
Los soldados que conducen los vehículos militares tienen otros problemas. Los tanquistas y los conductores de los complejos de misiles antiaéreos se entrenan conduciendo los vehículos en una línea, manteniendo la formación con precisión milimétrica y moviéndose todos a la misma velocidad.
En el cielo una cuña de aviones también tiene que mantener con precisión la distancia entre los aparatos a la misma velocidad. Es algo muy complicado, teniendo en cuenta que en el desfile participan aviones con distintas características de vuelo y la velocidad y la altura es la misma para todos. Una vez que el paso de las unidades militares en el polígono se ha ensayado para el desfile hasta automatizarse, les espera el ensayo general en la Plaza Roja.
Un par de días antes del acontecimiento, se cierra parte de las calles del centro de Moscú para que pasen por ellas los soldados de infantería y entren los vehículos militares pesados.
Diez razones que cambiaron el rumbo de la Segunda Guerra Mundial
La batalla de Kursk: victoria estratégica de la URSS contra los nazis
El Tornado: la nueva generación de artillería de misiles del Ejército ruso
Los moscovitas tienen la rara oportunidad de ver al alcance de la mano tanques y obuses en movimiento, calzados con calzas especiales para que las pesadas máquinas de oruga no dañen el asfalto o los adoquines.
En el cielo, a una altura de 300 metros, se pueden observar el paso de una fila de grandiosos Tu-160, el inmenso Ruslán An-124, el pesado Anteya An-22 e incluso el avión de espionaje A-50 con la antena del complejo de radio a bordo.
Los extenuantes meses de trabajo llegan finalmente a su fin. El movimiento de las tropas en el ensayo general es tan preciso que no hay de qué preocuparse: el desfile de la Victoria del 9 de mayo, un tributo a la tradición y una demostración del poderío militar del país, también discurrirá sin problemas.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: