Valeri Gergiev dirige el coro infantil en la ceremonia de clausura de las Olimpiadas

La ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos culminó con una actuación del coro infantil de Rusia, compuesto por mil voces y dirigido por Valeri Gergiev. El director del teatro Mariinski habló sobre el coro infantil, las Olimpiadas de Sochi y el concurso de Chaikovski.

¿Cómo y cuándo surgió la idea de crear un coro compuesto por mil niños?

Fue hace un año y medio, en el Consejo de Cultura de la Presidencia. Al responder a una pregunta del presidente, comprendí que era necesario hablar de la evolución del arte coral en las regiones. Así nació la idea. La comunidad coral rusa tratará de conseguir que cada ciudad con una población que supere los 100.000 habitantes tenga su propio coro de mil voces. 

Con frecuencia, los niños se desmayan después de una larga actuación. ¿Se va a trabajar de alguna manera especial con ellos en las Olimpiadas?

Tenemos un grupo importante de organizadores que han pensado en todo: como se colocarán los niños, cómo se alimentarán, se vestirán y los descansos que tendrán.

Valeri Gergiev, (Moscú, 1953) es director general del Teatro Mariinski y también asociado con la Ópera del Metropolitan, la Orquesta Filarmónica de Róterdam y la Orquesta Sinfónica de Londres. Está conisderado como uno de los directores más prestigiosos del momento, caracterizado por su manera enérgica y apasionada de llevar la orquesta.

Dentro de poco nos reuniremos y discutiremos todas las medidas necesarias para que la estancia de los niños en Sochi no suponga para ellos una dura prueba, sino una celebración. 

Recientemente se ha enfrentado en diversos países a protestas en defensa de las minorías sexualesdirigidas hacia usted. ¿Le molestan este tipo de actuaciones?

Lo importante no es si me molestan a mí, sino que molestan a otras muchas personas que han acudido al concierto para escuchar música. Y es que no solo cuenta que estas campañas se hagan a favor de alguien, sino que por otro lado también constituyen un gesto desagradable hacia aquellos que simplemente quieren escuchar música o ver un espectáculo. Prefiero no hacer comentarios sobre esta situación, porque no veo dónde está el problema.

Me han contado muchas cosas. Dicen que en Rusia se producen asesinatos de homosexuales en masa. He intentado averiguar dónde ha ocurrido eso, pero aún no lo he descubierto. Creo que la información debería ser más precisa. 

En Volgogrado, en 2013, se cometió un asesinato por razones homófobas, según lo anunció uno de los asesinos.

¿Fue el Estado quien lo hizo? 

No, fueron algunos ciudadanos.

Yo no tengo tiempo de vigilar a todo el mundo. Creo que el problema de las minorías sexuales no tiene nada que ver conmigo personalmente y menos aún con el teatro Mariinski. No se puede hablar de ninguna discriminación en nuestro caso. Los periodistas rusos ya lo saben, pero los extranjero no tanto. 

El concurso de Chaikovski se celebra ahora en dos ciudades, Moscú y San Petersburgo. ¿Fue usted el impulsor de esta decisión?

Hace tres años y medio dije que había que reflexionar sobre qué profesores debían formar parte del jurado.

Y es que una de las principales razones por las que la reputación del concurso estaba cayendo era que el jurado estaba formado por unos cuantos profesores de renombre, siempre los mismos, que decidían a quién entregar el premio. Se decía que el negocio estaba asegurado.

La idea de celebrar parte de las pruebas en San Petersburgo se me ocurrió porque la Sala Grande del Conservatorio de Moscú estaba siendo restaurada y nadie garantizaba que se fuera a abrir a tiempo, para finales de 2011. Y para entonces nosotros habíamos construido aquí una sala de conciertos estupenda. Yo sabía que incluso si algo no salía según lo previsto en Moscú, podríamos arreglárnoslas entre las dos ciudades.

Artículo publicado originalmente en ruso en Izvestia.

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